Corinna zu Sayn-Wittgenstein, la examiga del rey emérito Juan Carlos I, no se fía de las autoridades españolas. Por esa razón rechaza que la Fiscalía suiza remita a España la parte que le afecta en la investigación que se sigue en el país helvético por el presunto blanqueo de dinero y que ha salpicado al exjefe del Estado español. Así lo han confirmado a Vozpópuli fuentes del entorno de la empresaria germano danesa, que acusan de manipular a los investigadores españoles.
"No tenemos plena confianza en la forma en que España trata la información confidencial porque a menudo se falsifica para ser difundida y explotada contra ella”, dicen sus abogados consultados por este periódico. Este sábado, El País adelantaba el contenido de la declaración que Corinna prestó ante la Fiscalía suiza en diciembre de 2018. Allí dijo que don Juan Carlos le había transferido casi 65 millones de euros en 2012 como muestra de “gratitud”.
Según esta información, los fiscales de Suiza todavía no han remitido a España esa información precisamente por la negativa de Corinna ya que la ley local permite recurrir el traslado de información. “No quiere que ninguna información vaya a España porque no confía en que los españoles la manipulen. Las autoridades están manipulando información”, añaden desde su entorno a este periódico sin ofrecer más detalles.
La Fiscalía a la espera
La Justicia española espera desde hace meses esa documentación para continuar la investigación sobre el presunto cobro de comisiones ilegales por parte de empresarios españoles que fueron beneficiados con la adjudicación de la obra del AVE a La Meca. En el marco de esas pesquisas, la Fiscalía General del Estado anunció que encargaba la investigación de todo lo que tuviera que ver con el rey al ministerio público del Tribunal Supremo. En buena parte, el futuro judicial de Don Juan Carlos depende de lo que remita Suiza.
Según desveló la prensa local suiza poco antes del confinamiento es que el rey emérito recibió en una transferencia de 100 millones de dólares del rey de Arabia Saudí a una cuenta del banco privado Mirabaud. La cuenta estaba a nombre de otra fundación llamada Lucum de la Juan Carlos I figuraba como beneficiario. Una de las tesis de los investigadores es que este dinero fuese un obsequio de la casa real saudí por sus gestiones la negociación del AVE. Esta información provocó el movimiento del rey Felipe VI de renunciar a la herencia de su padre procedente esas sociedades y a dejar de pagarle su asignación como miembro de la familia real.
Buena parte del dinero saudí acabó en manos de Corinna zu Zayn-Wittgenstein. Fue transferido desde la fundación panameña Lucum a una sucursal de Ginebra en las Bahamas. La examiga del rey emérito siempre ha reconocido este movimiento pero niega su origen ilícito y lo describe como “un regalo no solicitado”. Esta parte de la investigación es clave porque si no fuese como ella dice, podría ser acusada de haber actuado como testaferro de Juan Carlos I y haber sido partícipe de la ocultación de la fortuna del rey emérito.
La desconfianza de zu Zayn-Wittgenstein hacia las autoridades españolas no es nueva. Ya el año pasado acudió a una notaría en Londres para dejar por escrito que en 2012 fue amenazada en la capital inglesa por el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán.
El exresponsable de los servicios secretos lo niega, pero ella tiene previsto corroborarlo en septiembre cuando declare como testigo por videoconferencia. Será durante el juicio por la denuncia presentada contra el polémico comisario José Manuel Villarejo, precisamente por decir en un programa de televisión que amenazó a la examiga del rey.