A pesar de la situación económicamente crítica que se vivió durante la pandemia por la COVID-19, en donde varias empresas tuvieron que cerrar, hubo más de un negocio que supo sacar provecho. Así lo confirmamos en Vozpópuli con el pelotazo de las mascarillas, que señala al exministro de Transporte, José Luis Ábalos, y su antigua mano derecha, Koldo García. Pero, España no es el único país de la Unión Europea que se ha visto envuelto en una trama de corrupción por el material sanitario en la época de pandemia.
En países de todo el mundo se han abierto casos por corrupción ocurridos en esos años, y no solo relativo a mascarillas. Dentro de la Unión Europea hay otros tres países que se han visto envueltos en fraudes en el comercio de mascarillas: Rumanía, Alemania y Polonia. Entre los dos primeros suman un total de 1,67 millones en sobornos -760.000 y 910.000 euros, respectivamente-. Polonia, por su parte, ha sido señalada por comprar 140.000 mascarillas por 1,1 millones de euros, cuando el precio de venta al principio de la pandemia era un 89,75% más barato.
Miembros del parlamento alemán son acusados de aceptar sobornos de un productor de mascarillas
El jueves 25 de febrero de 2021, investigadores allanaron trece propiedades entre Alemania y Liechtenstein vinculadas a Georg Nüsslein, miembro de la Unión Social Cristiana (CSU), perteneciente a la alianza conservadora de la ex canciller Angela Merkel. La fiscalía le investigaba por acusaciones de sobornos de un productor de mascarillas. Ese mismo jueves, la cámara baja del Parlamento, el Bundestag, votaría unánimemente levantar su inmunidad. "En el caso Nüsslein, el poder judicial ahora debe hacer su trabajo", comentaba Marco Buschmann, miembro del Bundestag, en su perfil de X.
Las acusaciones apuntaban que Nüsslein había presionado al Gobierno en 2020 para que contratase a dicho productor, acción por la que recibió 660.000 euros a través de una empresa de consultoría, de acuerdo con los informes de los medios. Según informó la emisora alemana RTL, los fondos obtenidos fueron transferidos a una empresa dirigida por el acusado, la cual no declaró los impuestos sobre estos ingresos. Georg Nüsslein renunció a su cargo del líder adjunto del bloque conservador el 26 de febrero de 2021.
El Partido Socialdemócrata alemán (SPD) pidió medidas más estrictas para garantizar y mantener la transparencia y, así, prevenir la corrupción de los legisladores. Entre estas medidas está la divulgación obligatoria de las inversiones de los diputados, así como los ingresos anuales y los registros de lobby para el Bundestag y el Gobierno general.
Pero, Nüsslein no ha sido el único diputado alemán implicado en una trama de corrupción en contratos de mascarillas. Nikolas Löbel, también miembro de la CSU, anunció su dimisión inmediata del grupo parlamentario unos días después que Nüsslein. Asimismo, también comunicó que dejaría el Bundestag a finales de agosto de ese año y que no se presentaría a las próximas elecciones al Parlamento en septiembre.
La dimisión de Löbel viene después de descubrirse que una empresa de su propiedad había ganado 250.000 euros por actuar de intermediario entre un proveedor de mascarillas y dos empresas privadas del Estado. "Con mis acciones no he logrado estar a la altura de estos estándares. Por eso me gustaría pedir disculpas a todos en este país", escribió Löbel en un comunicado.
Los miembros de la cámara se mostraron desde un inicio contrarios a su continuación en el Bundestag y exigieron la dimisión inmediata de ambos. "Es necesario ampliar el reglamento interno del Bundestag y sancionar explícitamente determinadas formas de lobby", declaró el presidente de Transparencia en Alemania, Hartmut Bäumer, al periódico Funke Mediengruppe.
Rumanía: un soborno de 760.000 euros para facilitar un contrato para la compra de 3 millones de mascarillas
En 2020, la Dirección Nacional de Anticorrupción de Rumanía (DNA) abrió una investigación contra el director general de la distribuidora farmacéutica estatal Unifarm, Adrian Ionel, por un contrato de 3 millones de mascarillas, por el que exigió un soborno de 760.000.
Sin embargo, dicho contrato fue cancelado después de que el primer envío de un millón de mascarillas no cumpliese con las normas firmadas. Asimismo, el proveedor no pagó al intermediario la comisión del 18% acordada -los 760.000 euros-, razón por la que Ionel dio de baja el contrato también.
Adrian Ionel ha sido acusado de cohecho, abuso de cargo, cómplice de tráfico de influencias, instigación a cometer fraude intelectual y uso indebido de su cargo para favorecer a otros. Además, según la DNA, ese primer envío de un millón de mascarillas produjo daños por valor de 2.380.000 euros.
Y este no es el único caso abierto en Rumanía por corrupción en el contrato de mascarillas. El pasado 2023 el ex seleccionador de fútbol, Victor Piturca, y Gabriel Tutu, director de ROMARM -una empresa pública de producción y suministro de armamento y servicios para el ministerio de Defensa-, fueron acusados el pasado 2023 de facilitar contratos a una empresa propiedad del hijo de Piturca. Según informa el periódico Libertatea, esta empresa obtuvo en 2020 más de dos millones de euros del Ministerio de Defensa por la compraventa de 100.000 mascarillas no homologadas, compradas a sobreprecio.
Polonia gastó 1,1 millones de euros en 140.000 mascarillas
El ministro de Sanidad polaco, Łukasz Szumowski, fue señalado en mayo de 2020 por gastar 5 millones de złoty (1,1 millones de euros) en 120.000 mascarillas faciales tipo FFP-2 y 20.000 mascarillas quirúrgicas que, posteriormente, se descubriría que no cumplían los requisitos de seguridad estándares. El contrato surgió de un instructor de esquí conocido del hermano del ministro, un empresario del sector sanitario.
Según informa la prensa polaca, Sanidad pagó 39 złoty por mascarilla, mientras que el precio de venta al público era de 4 złoty al inicio de la pandemia. Las mascarillas quirúrgicas cuestan 8 PLN cada una, ocho veces su precio de venta al público, informa el periódico opositor Gazeta Wyborcza. Además del alto precio, el material recibido -que no fue toda la cantidad comprada- era de mala calidad.
Szumowski negó las acusaciones de 'amiguismo' y se justificó en la desesperación de todos los gobiernos por conseguir material sanitario. Pero, en agosto presentó su dimisión como ministro y recuperó su antiguo trabajo de cardiólogo, aunque continuó en su puesto como diputado.
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