Una infanta y su marido sentados en el banquillo. Banqueros que falsearon las cuentas de sus entidades. Los mismos que se autoconcedieron indemnizaciones multimillonarias. Empresarios y constructores que pagaron comisiones considerables por hacerse con obras públicas. Y cómo no, políticos, seducidos por el dinero fácil. A los "clásicos" Gürtel, Nóos, Pujol, EREs y el 3% de CDC se han unido, entre otros, la trama Púnica y la causa al exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato sobre el origen de su fortuna, que se suma a su imputación en Bankia y las tarjetas 'black'. Si 2016 es el año de los macrojuicios, véase Nóos, Gürtel o Bárcenas, 2015 fue el del récord de corrupción.
Esta lacra, que sacude las raíces de buena parte de la clase política y empresarial española y que además es una de las principales preocupaciones de la ciudadanía, se sustenta ahora con cifras. La primera: 7.140. Es el total de detenidos por delitos relacionados con la corrupción en la última legislatura. Sólo el año pasado se registraron 1.108 hechos delictivos relacionados con tal vicio, cifra nunca antes vista en la historia de la democracia. La evolución muestra una más que vertiginosa curva ascendente. De los 366 hechos delictivos conocidos hace apenas cinco años se ha pasado a más de mil. Algo similar ocurre con el número de corruptos detenidos, que se ha disparado de 389 a 2.442 en el mismo periodo.
"Los ciudadanos no perdonan la prepotencia que suele acompañar a la corrupción", dice el director de Operaciones de Sigma Dos
Las cifras, sin embargo, no alarman a los expertos. "El número en sí mismo no dice nada: que haya muchos detenidos por corrupción no significa forzosamente que haya mucha corrupción. Puede significar eso o puede significar también que se está luchando contra ella y que esa lucha da sus frutos", explica Manuel Mostaza, director de Operaciones de Sigma Dos. En este sentido, subraya que es peligroso seguir la lógica de 'a más detenidos, más corrupción' porque "eso significaría que un país en el que no se detiene a nadie por corrupción sería un país libre de corruptos y no parece el caso".
En una línea similar se pronuncia el fundador de Sueldos Públicos, Carles Torrijos: "Parece alarmante pero demuestra que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado trabajan y actúan". Aunque el presidente de Transparencia Internacional España, Jesús Lizcano Álvarez, también comparte el argumento de la eficacia, incide en que la tendencia "es realmente preocupante". "Los datos son realmente significativos. Ello está en línea con el hecho de que España haya obtenido la peor nota de la serie histórica en el Índice de Percepción de la Corrupción", agrega el también catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid.
Más allá de la cantidad hay quien matiza en las distintas formas de corrupción y en que no todas se perciben de igual modo. "Si robas y dejas robar a los demás, como hacen muchos alcaldes, eso a la gente le gusta", sostiene Miguel Anxo Bastos, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Santiago. "El problema viene cuando sólo se enriquece el alcalde", continúa. Y añade: "La indignación ciudadana llega cuando roban solo para ellos. Gente que aún siendo de un estatus elevado roba y roba para ellos. Ha hecho trampas y no reparte. Es un caso que no se tolera". En este sentido, Bastos pone el ejemplo de un subdelegado del Gobierno que hubo en Galicia. "Quitaba multas y la gente le apoyó. No lo hacía como favor, sino por ganar votos. De hecho, se presentó a alcalde y salió elegido", recuerda.
Estadística creciente
Volviendo a las cifras, si el número de corruptos detenidos registra una estadística creciente en los últimos años: 389 en 2010, 792 en 2011, 1.278 en 2013, 2.743 en 2014 y 2.442 en 2015, lo mismo sucede con los delitos cometidos en este ámbito, "casi 40 tipos de infracciones". Hubo 366 en 2010, 470 en 2011, 441 en 2012, 721 en 2013, 985 en 2014 y 1.108 en 2015.
Pero, ¿qué tipo de delitos son los más habituales? Según el Balance de la Lucha contra la Corrupción de la X Legislatura, presentado esta semana, impera el fraude contra la Seguridad Social, que registró 530 casos, seguido del cohecho con 407, la prevaricación administrativa con 320, la malversación con 266 y los delitos contra la Hacienda pública, 263. Sin embargo, el titular de Interior no aclaró cuántas de estas investigaciones y qué porcentaje de detenidos están ligados a la Administración Pública. Tal y como advirtió Fernández Díaz, "son investigaciones iniciadas en 2015", lo que no quiere decir que hayan culminado. "Los tiempos para la investigación son los que son", remató.
Asimismo, la Policía Nacional y la Guardia Civil han investigado a 6.488 empresas, han propuesto para infracción a 2.057, han inspeccionado 11.424 centros de trabajo y han detectado 847 firmas ficticias. El fraude total de estas infracciones ascendió a más de 79,5 millones de euros.
¿Un mal endémico?
"Se trata de un mal generalizado, tanto en el sector público como en el privado", apunta Juan Manuel Roa, presidente de la Asociación Transparencia Pública, recordando que un estudio publicado por la Universidad de Las Palmas en 2013 cifraba en 40.000 millones de euros el coste social de la corrupción. Su receta para combatirla es sencilla: "Más transparencia, más transparencia, más transparencia".
Tanto Mostaza como Torrijos coinciden en que no se trata de un mal crónico. "Lo sería si no se detuviera a nadie. En España hay corruptos porque es fácil serlo pero parece que el chollo se está acabando", señala Torrijos, periodista y politólogo de Sueldos Públicos. Mientras, Mostaza añade que se trata de un asunto que "ha causado muchos problemas en Europa y que está lejos de haberse resuelto".
"En España hay corruptos porque es fácil serlo pero parece que el chollo se está acabando", dice el fundador de Sueldos Públicos
Bastos, por su parte, insiste en que la corrupción "no es una oveja negra". "Es parte del sistema político, tal y como está diseñado. El raro es el que no es corrupto. No es que no sea corrupto, es que el sistema no te deja no serlo", asegura, añadiendo que, en su opinión, "no es más que un arma política". "Buena parte de los casos son ajustes internos en los partidos, denuncias que se hacen entre ellos para deshacerse de rivales potenciales. Hacen todo tipo de cosas. Los políticos más astutos no se corrompen pero dejan que se corrompa el resto para tenerlos presos. Forma parte del juego político", afirma. En este sentido, subraya que ni España está peor que sus vecinos ni tampoco peor que hace 25 años. "Es parte del juego", zanja al respecto.
¿Quitará votos la corrupción en caso de nuevas elecciones?
El abanico de versiones abarca prácticamente todas las opciones. "Sí, sí. Ahora sí. Lo de Valencia ha hecho mucho daño al PP. Es una corrupción de señorito y esto hace muchísimo daño", asegura rotundo Bastos. Torrijos, sin embargo, suaviza su postura. "Sí, aunque con mesura. Venimos con muchos casos ya a nuestras espaldas. Los últimos del PP en Valencia y Madrid destrozan una estrategia de inicio de limpieza, pero nos damos cuenta de que los 'populares' tienen un problema sistémico. Otra cosa es que los conservadores sigan votando con la nariz tapada o se queden en casa porque la alternativa no les convence", apunta.
Menos optimista se muestra en este sentido Mostaza. "La sensación cuando se analizan los datos es que la corrupción se castiga menos electoralmente de lo que puede parecer a primera vista", aporta, para casi a renglón seguido recalcar: "Los ciudadanos no perdonan la prepotencia que suele acompañar a la corrupción, más que la corrupción en sí misma". Preguntados por si los ciudadanos son conscientes del deterioro de lo público, todos convienen en que sí la hay y que denunciar es "fundamental". "Lo que pasa es que más que llover sobre mojado nos han orinado encima durante años. Parece como que estamos vacunados y ya no nos escandalizamos tanto", lamenta Torrijos.
"Que haya muchos detenidos por corrupción no significa forzosamente que haya mucha corrupción", subraya Mostaza
¿Tiene remedio?
"Posiblemente sea necesario un acuerdo entre los partidos políticos para clarificar los mecanismos de financiación de las formaciones", sostiene el director de Operaciones de Sigma Dos. Y añade: "También es fundamental que cuaje entre los actores políticos la idea de que han de primar criterios como la ejemplaridad". La fórmula que propone el fundador de Sueldos Públicos consiste en "más conciencia social, más principios, sueldos justos y proporcionales con una escala y transparentes, revisar las indemnizaciones exentas de tributación y más implicación por parte de los ciudadanos en lo que de verdad hacen sus políticos".
Lizcano, catedrático de Economía Financiera y Contabilidad, reclama paciencia. "Hay que esperar que la eficacia de las Fuerzas de Seguridad, junto con los avances en el marco legal, así como la decidida actitud de muchos jueces y fiscales, los medios de comunicación y la sociedad civil sean elementos claramente disuasorios para los potenciales corruptos".
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