El matrimonio de Bartolomé Berenguer y Raquel Lorente en Alzira (Valencia) había durado doce años. Hace pocos meses ella había decidido separarse y desde ese momento comenzó a recibir amenazas por parte de su expareja, un policía autonómico jubilado. Nunca le había agredido, según su entorno, pero sí que estaba preocupados por la actitud de este hombre. 'Barto', como le llamaban, acabó con la vida de su exmujer y después se suicidó con un arma de fuego, según fuentes de la investigación que llevaba a cabo la Policía Nacional. Nunca llegó a atrincherarse como se habló en un principio.
No llegó a atrincherarse en la casa de Alzira
Los primeros indicios apunta a que Raquel, de 58 años, acudió este miércoles a media mañana acompañada de su hijo y su hermana al domicilio para recoger varias de sus pertenencias. No obstante, en el primer aviso que recibió la Policía Nacional se hablaba de que en el interior de la casa había un agente inmobiliario.
A las 10.30 de la mañana se escucharon varios disparos y la Policía estableció un cordón de seguridad en la zona. A pesar de ello en ningún momento se entabló contacto con el interior del domicilio por lo que los agentes decidieron entrar horas después en la vivienda ubicada en la calle Sagrada Familia de Alzira.
Raquel recibió tres disparos en zonas vitales de su expareja y prácticamente murió en el acto. Después Bartolomé se quitó la vida de un disparo. Los testigos del suceso hablaron de seis detonaciones, por lo que la Policía sigue con las investigaciones. Fue una larga y tensa jornada que se prolongó durante horas para los agentes de la Policía Nacional que llegaron a trasladar a la zona a un negociador ante la sospecha de que el hombre se hubiera atrincherado y disparara contra los efectivos.
Sin denuncias
El entorno de la mujer explicó a los medios de comunicación que el matrimonio llevaba en crisis más de tres años y era un hombre "supermachista" que ejercía maltrato psicológico sobre su pareja. A pesar de ello nunca llegó a denunciarlo. Tampoco sufrió agresiones, según estas personas.
En los últimos meses, con la separación, Raquel había recibido continuas amenazas por parte de Barolomé, de 71 años. "No le tenía miedo porque nunca le pegó. Por eso decidió subir al chalet", relató una de sus amigas a las puertas de la casa de Alzira donde ocurrió el desgraciado suceso.
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