La Guardia Civil sospecha que el crimen de Castro Urdiales fue cometido por J., el hijo mayor adoptivo de la víctima Silvia. Los investigadores han reunido en la inspección ocular de la casa numerosas pruebas que implican a este adolescente de 15 años. Contó en todo momento con la colaboración de E., su hermano menor de 13. El presunto autor es calificado por algunos de sus vecinos como "problemático" y ya había protagonizado episodios de violencia hacia las chicas aunque no tenía antecedentes, según informan a Vozpópuli fuentes cercanas a la investigación. No obstante, los dos chicos alegaron que llevaban tiempo sufriendo agresiones por parte de sus progenitores.
El comportamiento de J. y E. se había descarriado en los últimos meses. Estos jóvenes, rusos de nacimiento, fueron adoptados hace años por una familia de Castro Urdiales. Son hermanos biológicos. Ahora son los presuntos asesinos de Silvia L.G., su madre que es una conocida catequista del municipio. No tenían antecedentes pero sí que habían protagonizado incidentes en las últimas fechas.
El carácter del presunto asesino
Según informan fuentes cercanas al caso a Vozpópuli, los vecinos de la familia eran testigos del carácter "muy problemático" de estos jóvenes. Tenían malas conductas: desde dado patadas violentas a puertas ajenas o se colaban en fincas ajenas. A pesar de ello, nadie había denunciado las mismas.
Una vez que se conoció que eran los principales sospechoso del crimen de Castro Urdiales, la Guardia Civil tomó testimonio de todo su entorno para saber qué podía haber detrás del asesinato. Los amigos de J. desvelaron que perpetraba actitudes violentas con las chicas. También lanzaba improperios y parecía que estaba "cabreado con el mundo". Había incluso bajado su rendimiento académico. No obstante, reconocieron que les relataban episodios de malos tratos.
Castigos físicos por las notas
Esta imagen que reflejaron sus compañeros contrasta con las declaraciones públicas de su entorno. La directora de su colegio y el párroco de su iglesia asegura que eran buenos estudiantes y no habían protagonizado altercados violentos. También, la alcaldesa de Castro afirmó que tenían un "excelente expediente académico".
Esta versión es radicalmente opuesta a las ofrecidas por el entorno de los menores que aseguran que las peleas eran constantes por las notas en los últimos meses. Los hermanos llegaron a decir a los agentes que se produjeron castigos físicos por este motivo. Insultos y vejaciones que no conocían las autoridades y nunca llegaron a ser denunciadas. Señalaron por las mismas tanto al padre como a la madre. Según su declaración se habían recrudecido en los últimos días.
Como es lógico, Castro Urdiales aún no es capaz de asimilar el brutal crimen que se ha producido en su municipio en las últimas horas. Silvia L.G., de 48 años, era una mujer muy querida en el municipio ya que llevaba años colaborando con una orden religiosa.
Había adoptado de Rusia desde pequeños a sus dos hijos E. y J.. Eran hermanos biológicos. Una de las imágenes de la familia que inunda las redes sociales fue la primera comunión de E., el menor de los niños. En la imagen se ve al chico, que ahora tiene 13 años, acompañado de su hermano, su padre y su madre. "Protagonistas de una feliz jornada", según las redes sociales.
Intentaron simular un secuestro en la casa
Las investigaciones de la Guardia Civil sospechan que se produjo una discusión por las notas cuando los menores llegaron a casa. En los últimos tiempos, las peleas eran constantes dentro del seno familiar al parecer por las notas del mayor. y su actitud Según el autor del homicidio, la madre fue acuchillada en la cocina con un objeto punzante en el cuello para defender a su hermano. Los agentes sospechan que fue con un cuchillo y han recogido varios de la casa para recabar pruebas.
Los menores bajaron el cuerpo al garaje que se encuentra en el sótano de la vivienda. Intentaron ocultar el cuerpo en la parte trasera del coche con una manta y una bolsa de basura en la cabeza. También limpiaron parte de la sangre que había en la escena del crimen ya que la madre tenía en su cuerpo más de una decena de heridas por arma blanca.
Después de ejecutar su plan, la abuela llamó por teléfono y respondieron alegando que "algo no iba bien" y que habían sido secuestrados. Habían preparado un escenario que hacía pensar en una posible retención ilegal. Pensaron en escapar con el coche pero acabaron chocando con una de las columnas del estrecho garaje.
Esta información provocó que la madre y el padre de Silvia acudieran al Cuartel de la Guardia Civil. El padre se encontraba trabajando en Bilbao en esos momentos. Los tres familiares, acompañados de los agentes, se desplazaron al domicilio. Allí vieron la entrada revuelta, una treta que utilizaron para esconder el crimen.
Los menores habían desaparecido. La Guardia Civil solicitó la geolocalización de los dispositivos móviles de los dos menores.
El control de Castro
De igual forma, tanto la Policía Local como el Instituto Armado establecieron controles de salidas y entradas en el municipio cántabro para dar con su paradero, como informó la Asociación SOS Desaparecidos en redes sociales. Ya desde ese momento se les consideraba sospechosos del homicidio aunque no existían denuncias previas entre los hijos y la madre, Silvia L.G. de 48 años. El principal investigado por el asesinato es el hermano mayor, de 16 años, mientras que el pequeño, de 13, podría haber presenciado el crimen y no haberlo comunicado.
Los jóvenes fueron identificados a las 2:15 horas de este jueves en el Parque Cotolino de Castro Urdiales. La Fiscalía de Menores ya ha solicitado el ingreso en un centro cerrado del presunto autor que es el mayor de los hermanos. La Guardia Civil ahora centra sus esfuerzos en confirmar la veracidad del testimonio de los menores y si sufrían agresiones por parte de sus padres. La investigación del suceso aún continua.
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