El Bitcoin crece con fuerza en la antesala de las elecciones de Estados Unidos, que enfrentarán a Kamala Harris y Donald Trump. El optimismo en torno a las criptomonedas está al alza y de ahí el aumento de su cotización, ya que gane quien gane, se espera un trato mucho más amable hacia los activos digitales. Esto se debe a que empresas vinculadas al sector han decidido respaldar económicamente las candidaturas de ambos aspirantes, de modo que se prevé un aperturismo en la Casa Blanca hacia el mundo cripto.
Aunque es cierto que las empresas del mundo cripto han respaldado a ambos candidatos por aquello de no tener todos los huevos en la misma cesta -y más en este caso, que solo hay dos-, la realidad es que Donald Trump fue el primero en intentar seducir al inversor y su credibilidad en torno al mundo cripto tiene más valor: él mismo respalda a una compañía, World Liberty Financial, que trabaja con este tipo de divisas. Sin embargo, con Harris da la impresión de que "se ha subido al barco" con el objetivo de captar a este perfil de votante, muy 'pro-Trump' por sexo y edad: en Estados Unidos, dos de cada tres inversores de criptomonedas son hombres y la mayoría son menores de 40 años.
Además, el respaldo al mundo cripto también supone para Trump llegar a un sector de la población que respalda a Harris: las minorías raciales. Según una encuesta de Fairleigh Dickinson, hay más propietarios de criptos entre los jóvenes afroamericanos (17%) e hispanos (22%) que entre blancos (10%), por lo que este puede ser un buen canal de entrada. Por este motivo y por el asentamiento de las criptomonedas en la sociedad, Trump ha cambiado radicalmente su posicionamiento respecto a las divisas digitales. Si en 2019, ya durante su presidencia, dijo no ser "fan de Bitcoin y otras divisas" por no ser dinero y por su valor "altamente volátil y basado en el aire", ahora se abre a desregular el sector. De hecho, ha aceptado donaciones en criptomonedas y ha prometido convertir a Estados Unidos en "la superpotencia mundial del bitcoin", por lo que su apuesta es clara.
Harris, por su parte, está abierta a desregular el sector pero va a rebufo. Al fin y al cabo, sabe que endurecer las condiciones a los propietarios de criptomonedas o mantener las cosas como están decantarían la batalla electoral del lado del republicano. Y el problema es que Estados Unidos es el país con mayor porcentaje de población con cartera cripto: según una encuesta de Morning Consult para la plataforma Coinbase, en el país hay 52 millones de personas con criptomonedas y todos ellos son votos potenciales que seducir. La cifra no es, ni mucho menos, pequeña: supone un tercio de los 156 millones de norteamericanos que acudieron a votar en 2020.
La pregunta del millón es, con dos candidatos que han hablado en abundancia sobre un activo tan volátil, si afectará al precio del Bitcoin una vez haya un ganador. Y los expertos no se deciden: hay algunos que señalan que seguirá habiendo crecimiento hasta finales de año independientemente del resultado y otros que apuntan que una victoria de Harris arruinaría el optimismo que viven los activos digitales. En cualquier caso, todos los expertos garantizan que las criptos tendrán garantizado su crecimiento si es el republicano quien accede a la Casa Blanca tras la cita decisiva del cinco de noviembre.
Para generar tanto optimismo, ¿qué ha prometido Trump? En realidad, nada concreto, pero sí que se desregulará. El magnate siempre se ha negado a permitir que el Bitcoin sea una moneda de curso legal, ya que según su criterio, esto podría afectar negativamente al dólar. Por ese motivo, es difícil que si administración, de salir vencedora, llegue hasta ese punto. Todo parece indicar que podría tratarse de algo intermedio, como una reducción de impuestos a aquellos que tengan criptodivisas, pero es una auténtica incógnita. Lo que sí es cierto es que gracias a sus promesas, ha conseguido poner de su lado a Elon Musk, uno de los grandes nombres de la industria tecnológica estadounidense y uno de los grandes defensores de las criptomonedas -durante un periodo de tiempo, aceptó criptomonedas para la compra de coches Tesla-. Un golpe de efecto que le permitirá recabar votos -e inversión- de Silicon Valley, que siempre ha apostado por los demócratas por su agenda social -son grandes impulsores del 'movimiento woke'-.