España

De Marruecos a Argentina: Sánchez arrastra a la diplomacia española a una crisis constante

La crisis con Argentina amplía el catálogo de desaires diplomáticos a los que se ha enfrentado Pedro Sánchez desde que es presidente del Gobierno

Cuatro países, tres continentes: las crisis diplomáticas a las que se ha enfrentado España bajo la presidencia de Pedro Sánchez suma un nuevo episodio tras los graves desencuentros con Argentina, un país con el que en las últimas décadas -independientemente del color del Gobierno en cada una de las naciones- se ha mantenido una relación más que estrecha. La diplomacia española se enfrenta a este desafío con la experiencia reciente de las rupturas con Marruecos, Argelia o Israel: roces de primer orden que marcan la política exterior de Moncloa.

La más reciente -la crisis con la Argentina- tiene como punto de partida las declaraciones del ministro de Transportes, Óscar Puente, en las que insinuaba que su presidente, Javier Milei, tomaba “sustancias”. El político español incendió la Casa Rosada y después trató de justificarse alegando que había pronunciado las palabras en un ambiente distendido; en cualquier caso, rehusó disculparse.

Un ataque inesperado que sorprendió a la diplomacia española. Fuentes consultadas por Vozpópuli detallan el malestar que este choque generó en el Ministerio de Asuntos Exteriores, al entenderlo como una injerencia “innecesaria” en el entendimiento con una nación, a priori, aliada.

Pero lo cierto es que desde la llegada de Milei al poder las relaciones con Argentina no han sido las más favorables: el presidente del Gobierno no ha dudado en utilizar como ariete al presidente argentino en sus alocuciones, defendiéndose como bastión socialista en España: “[Aquí] no va a haber un Trump, un Milei, un Feijóo o un Abascal”; en contraposición, Sánchez defendió la defensa de una nación “abierta, tolerante, amante de la paz, feminista y ecologista”.

Pero las declaraciones de Óscar Puente convirtieron las pequeñas tiranteces en un choque total. En respuesta, Argentina publicó una carta donde afirmaba que “el Gobierno de Pedro Sánchez tiene problemas más importantes de los que ocuparse”, apuntando al caso judicial que salpica a Begoña Gómez: “Afecta directamente a la estabilidad [de España]”, señaló la Casa Rosada en su comunicado.

Aunque el Gobierno argentino apuntó que daba por zanjada la crisis con España tras esta carta, lo cierto es que Javier Milei abundó este fin de semana en el choque diplomático entre ambas naciones. “Qué calaña de gente atornillada al poder y qué niveles de abuso puede llegar a generar, aún cuando tiene a la mujer corrupta, se ensucia y se toma cinco días para pensarlo”, fueron las palabras que dedicó a Sánchez en el acto Viva 24 de Vox, este fin de semana.

Una ofensiva que, además de consecuencias políticas interiores -el PSOE quiso arrastrar al PP a la polémica al exigir que condenara estas declaraciones-, también las tiene diplomáticas: el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha llamado a consultas a la embajadora española en Buenos Aires.

De Argentina a Israel

No es el único frente diplomático abierto que actualmente tiene abierto España. Hay que dar el salto desde Argentina y aterrizar en Oriente Medio para encontrar el otro gran choque que marca actualmente la política exterior nacional. Israel retiró temporalmente a su embajadora en Madrid, Rodica Radian-Gordon, después de que Sánchez, tras una visita al país hebreo poco después de los ataques terroristas de Hamás del 7 de octubre, liderase la postura internacional para el reconocimiento del Estado de Palestina.

La embajadora de Israel en España, Rodica Radian-Gordon
La embajadora de Israel en España, Rodica Radian-GordonEP

A ello hay que sumar la postura aún más dura de una parte del Ejecutivo, liderada por Sumar, contra el país hebreo, que viene planteando numerosas iniciativas para romper relaciones con Benjamin Netanyahu a partir de su ataque total sobre la Franja de Gaza. Los dirigentes de esta formación, incluida la vicepresidenta Yolanda Díaz, lo califican de genocidio.

El malestar de Israel con España es evidente. El ministro israelí de Asuntos de la Diáspora, Amichai Chikli, considera que Sánchez, es “uno de los peores” líderes políticos del mundo y lo considera incluso “responsable” de que haya “más víctimas” en la Franja de Gaza y se retrase la liberación de los secuestrados por Hamás.

Argentina, Israel… No es necesario viajar tan lejos para encontrar los otros episodios críticos de la diplomacia española bajo la presidencia de Pedro Sánchez.

Marruecos y Argelia, dos caras de la moneda

Abril de 2021. España acoge al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para recibir tratamiento en un hospital de Logroño. La noticia salta a la prensa y cae como una bomba en la línea de flotación de las relaciones con Marruecos. Rabat citó al embajador español para manifestar su indignación, mientras que Moncloa argumentó que se trataba de un ingreso “por razones estrictamente humanitarias”.

Pedro Sánchez (i) y Mohamed VI de Marruecos.
Pedro Sánchez (i) y Mohamed VI de Marruecos. MONCLOA / POOL

Las explicaciones no satisficieron al reino alauí. Y en la madrugada del 17 de mayo de 2021, miles de personas, con la permisividad de las autoridades marroquíes, atravesaron de forma irregular la frontera de Ceuta. El Gobierno de España, cuyos recursos se vieron del todo desbordados, recurrió a las Fuerzas Armadas.

Las relaciones Madrid-Rabat estaban del todo rotas. Hasta que España tomó una doble determinación. La primera fue cesar a la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, cabeza de turco por el ingreso hospitalario de Brahim Ghali. La segunda fue remitir una carta a Mohamed VI en la que, con un cambio sin precedentes y sin consultarlo previamente al resto del espectro político, Sánchez reconocía los planes de soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.

Desde entonces, España y Marruecos atraviesan una luna de miel diplomática, que quedó patente en la Reunión de Alto Nivel celebrada en Rabat. No obstante, los acuerdos bilaterales aún tienen asignaturas pendientes, como la restitución de la normalidad en los pasos fronterizos terrestres de Ceuta y Melilla.

Pero la reconciliación con Marruecos tiene otra cara de la moneda. Y es la que afecta a Argelia. El reconocimiento de España de la soberanía del reino alauí sobre el Sáhara propició la consiguiente ruptura con Argel. Aunque desde el Gobierno se sostiene que las relaciones con el país africano rozan la normalidad, lo cierto es que desde entonces no se ha logrado restituir el diálogo entre ambas partes.

La ruptura tiene -entre otras- destacadas consecuencias económicas; no sólo para las empresas españolas con actividad en territorio argelino, también para la obtención de la energía que necesita España para mantener su actividad. Cabe recordar que Argelia es uno de los principales proveedores de gas de nuestro país mediante sus gasoductos. Y que, durante los peores compases de esta crisis, Moncloa reforzó el suministro mediante la llegada de barcos.

Argentina, Israel, Marruecos y Argelia. Cuatro países, tres continentes y dos ministros de Exteriores marcan la política exterior de España bajo la era Sánchez.

Javier Milei, presidente de Argentina
Javier Milei, presidente de Argentina /EP.

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