Arancha González Laya se encuentra en el ojo del huracán en la crisis diplomática con Marruecos. Ella fue la que impuso la acogida del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en un hospital de Logroño sin avisar a Marruecos y ahora se ha encontrado con la dura respuesta de Rabat en forma de avalancha migratoria. Todo ello en el peor momento de su gestión dentro del Ministerio de Asuntos Exteriores: los sindicatos pedirán este miércoles a la ministra que destituya a su "equipo directivo" por el retraso en el plan de vacunación anti-covid para el personal del servicio exterior.
Fuentes diplomáticas españolas ven la espoleta de la crisis en la visita a Madrid que el ministro de Exteriores de Argelia, Sabri Boukadoum, rindió a Laya el pasado 29 de marzo. En apenas tres semanas se organizó el traslado en secreto de Ghali a territorio español. El avión medicalizado argelino aterrizó el 18 de abril en el aeropuerto de Zaragoza y, desde allí, una ambulancia llevó al líder de la diáspora saharaui a un hospital de Logroño. Concretamente, al Hospital San Pedro, donde ingresó directamente en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) para ser tratado de coronavirus bajo la identidad falsa de Mohamed Benbatouche.
Todo ello sin que Rabat supiese nada. Una situación explosiva al que se añadió un hecho nada baladí: la Audiencia Nacional tenía abierta una investigación judicial contra Ghali por presuntos delitos de detención ilegal y torturas. Así que el Gobierno español ocultó a los tribunales la presencia del líder del Polisario en España cuando era reclamado con el juez Santiago Pedraz.
Laya se encontró de inicio con la oposición del titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, a su plan de no comunicar previamente a Marruecos la acogida de Ghali, pero la jefa de la diplomacia logró imponer su criterio. El problema es que los servicios secretos marroquíes destaparon el 22 de abril el plan urdido por Madrid y Argel, con el consiguiente enfado del Reino alauí.
Rabat advirtió en varios comunicados que tomaría represalias contra España si no le aclaraban los motivos de la presencia de Ghali en España y por qué se le había ocultado este hecho. Laya, lejos de lanzar mensajes conciliadores, dejó claro la pasada semana que no tenía nada que añadir a la explicación inicial de que el enemigo número uno de Marruecos había sido acogido en Logroño por "motivos humanitarios".
Críticas internas a Laya
No hubo ningún gesto de distensión con el país vecino y el resultado se vio este lunes por la tarde, cuando las Fuerzas de Seguridad marroquíes se desentendieron del control de la frontera con Ceuta. "Hay una cierta sensación de desgobierno", se lamenta un embajador a Vozpópuli sobre la situación dentro de Exteriores.
"En primero de diplomacia nos enseñan que a los marroquíes no se les puede tocar las narices ya que no tienen escrúpulos a la hora de responder", prosigue. La ciudad autónoma vivió la peor avalancha de ilegales de su historia. Y la inmensa mayoría de ellos eran de nacionalidad marroquí, a los que se incitó y organizó para que cruzasen a territorio español.
Otros diplomáticos consultados por este periódico constatan que la ministra es "poco dada a discutir en equipo" y que hay una "cierta sensación de desamparo" entre algunos de sus colaboradores más cercanos. Además, Rabat juega fuerte en esta crisis para que España acepte o se acerque al reconocimiento de la soberanía marroquí del Sáhara como hizo Donald Trump en diciembre antes de abandonar la Casa Blanca.
"Marruecos está pisando el acelerador ahora que se le ha complicado el escenario con la crisis de Gaza. Para ellos, es ahora o no será. Rabat se ha enfrentado con la Comisión Europea, con Alemania y ahora no puede avanzar la relación con Israel", hace hincapié un diplomático experto en el Magreb. Un error de Laya, a juicio de otra fuente de Exteriores, es que "no se puede confundir la política humanitaria con la exterior". Es decir, que la explicación española sobre Ghali es de "débil defensa" ante las autoridades marroquíes.
Malestar entre los sindicatos
Esta crisis bilateral se une a la fuerte contestación de los sindicatos contra la ministra por la falta de un plan de vacunación sobre la covid para el personal del servicio exterior y sus familias. El domingo fallecieron dos trabajadores en la India y Ecuador. Este miércoles hay una reunión entre Laya y los cinco sindicatos para abordar este asunto que preocupa sobremanera a los diplomáticos y el resto de funcionarios vinculados a Exteriores que están destinados por el mundo o se van a incorporar en breve a sus nuevos puestos.
Varios representantes sindicales pedirán ceses en la cúpula de Exteriores, según han advertido a este periódico. Tanto de la subsecretaria, Celsa Nuño, como de otras personas de su "equipo directivo" ya que "lamentablemente han dado pruebas más que suficientes de carecer de los conocimientos y habilidades para gestionar la logística del Ministerio y sus empleados públicos".
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