El comité federal del PSOE, que se reunió este sábado en Ferraz, cerró filas con el líder, Pedro Sánchez. Los socialistas eludieron criticar al secretario general o al resto de la cúpula, según ha sabido este diario, por una sencilla razón. Y es que el partido prepara ya las elecciones municipales y autonómicas de 2023 y nadie quiere quedarse fuera de la cocina. "Hay que hacer las listas", sintetiza a este diario una fuente presente en el cónclave extraordinario del PSOE.
Lo cierto es que algunos de los presentes, en privado, no dudan en reconocer que en el partido hay "miedo" por los comicios de mayo de 2023, porque la crisis económica, agravada por la guerra en Ucrania y el alza de los precios de la energía, puede ser la tumba de muchos alcaldes y presidentes autonómicos que se someterán en menos de un año al test de las urnas. "La situación es complicada. El contexto económico no es bueno y gobernar así es complicado. De eso no cabe duda", concede un destacado dirigente socialista.
De modo que poca crítica, porque quienes se desplazaron a Madrid para arropar a Sánchez sabían a lo que venían. Es más, los barones ya conocían, en palabras del presidente, los motivos de los cambios en los puestos que han sido modificados. Todos los han entendido. Aunque quien se esforzó por arropar a la exvicesecretaria general Adriana Lastra fue el presidente asturiano, Adrián Barbón, amigo suyo desde los 17 años.
Se tiene que hacer un análisis reflexivo para volver a empatizar", reconoce un barón socialista
"Se tiene que hacer un análisis reflexivo para volver a empatizar. Hay que volver a actuar con empatía. Creo que tenemos que estar en la calle, cercanos, ser humildes y reconocer los errores", asegura un barón socialista. Y esa es la reacción al miedo de los alcaldes y presidentes autonómicos que ven en Sánchez un presidente que se ha podido alejar en algunos momentos de la legislatura de la realidad. Por eso se hace ese llamado.
La única gran crítica que resonó en las paredes de Ferraz fue la del secretario general del PSOE de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, quien fue duro con la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, por el último lío del tren de alta velocidad al que una avería ha vuelto a echar por tierra el sueño de los extremeños de tener una buena comunicación férrea con Madrid (y el resto de España).
Pero más allá de eso tocó no moverse, porque si no, no se salía en la foto, como dijo en su día el todopoderoso Alfonso Guerra cuando estuvo al frente del aparato socialista. Y así lo reconocen las fuentes consultadas por Vozpópuli. Por delante ya hay un calendario de primarias que tendrá varias fechas clave. El 2 de septiembre se presentan candidatos en los municipios de más de 20.000 habitantes y el 9 de octubre se votan. Y en el resto entre el 20 y el 21 de noviembre será la presentación de candidatos, que se votarán entre el 11 y el 12 de diciembre.
¿Cambios, qué cambios?
Sánchez evitó explicar este sábado en el comité federal extraordinario los cambios en la ejecutiva del partido. El líder socialista logró su objetivo y convirtió Ferraz en una central de Moncloa. Sánchez, que mimetizó durante casi una hora su papel de secretario general y de presidente del Gobierno, puso en valor la acción de su Ejecutivo y aprovechó la ola de calor extremo que sufre España para hacer campaña y enarbolar la bandera verde. Es más, el "actor global", según Moncloa, quiere liderar la lucha contra el cambio climático en Europa.
El líder del PSOE quiere que los suyos cuenten qué estaría pasando en España si, en esta coyuntura de crisis sucesivas, estuviera gobernando el PP. Por eso, Ferraz activó la maquinaria electoral. El presidente instó a los suyos a "ir a por todas". "Debemos acelerar el paso. No tenemos excusa. Gobernar es remangarse. No esperar a que los problemas desaparezcan. La inacción es el error seguro. No vamos a esperar sentados", dijo.
Lo llamativo es que el presidente soslayó el motivo real del comité: la crisis de expectativas que sufre Ferraz con unas encuestas adversas que no garantizan al PSOE seguir en Moncloa y que le ha llevado a forzar la dimisión de Adriana Lastra y a cambiar los rostros que comunican la acción del partido.
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