España

Crónica de un encierro médico: comida caducada, policía y rumores de denuncia

Así transcurrieron las horas de encierro de 10 miembros del sindicato médico Amyts en el edificio de la Consejería de Sanidad de la Calle Sagasta

A pocos pasos del Café Comercial, el centenario local madrileño que albergó tertulias de Antonio Machado, Camilo José Cela o Francisco Umbral, en la misma Calle Sagasta, número 6, se alza el cuartel general de recursos humanos del Servicio Madrileño de Salud (Sermas). En su interior, 10 miembros del sindicato médico Amyts (8 médicos de Familia, un pediatra y una cirujana) permanecen encerrados desde las 11 de la mañana del jueves, cuando comenzó el Comité de Huelga con altos cargos de la Consejería de Sanidad para desconvocar el paro en Atención Primaria vigente ya 3 semanas.

El plan del encierro estaba planeado antes de la reunión. El objetivo, demostrar que el sindicato médico "no se levanta de la mesa y abandona la reunión, como ha estado vendiendo la Consejería de Sanidad desde el último encuentro el 2 de diciembre". El encierro se ejecutaría si la Comunidad de Madrid no presentaba algún avance respecto a la demanda de Amyts de invertir 42 millones de euros en el capítulo de personal sanitario de Atención Primaria.

La Consejería de Sanidad se mantuvo en la trinchera habitual. No iba a ceder un palmo más de lo propuesto por la presidenta Isabel Díaz Ayuso: un 86% de personal fijo en dos años, contratos de tres años para los MIR que escojan la especialidad de Medicina de Familia o Pediatría, 34 pacientes por médico y 10 minutos como mínimo para cada uno.

A la hora de reunión, los sindicalistas pidieron un receso en el que comunicaron a los medios su intención de encerrarse en la sala de reuniones donde transcurría el Comité de Huelga hasta que se presentara "un interlocutor válido" que pudiera atender sus demandas. En otras ocasiones, Amyts había pedido la presencia de Isabel Díaz Ayuso o del consejero de Hacienda, Javier Fernández Lasketty, en la reunión para desconvocar la huelga.

Policía y rifirrafe con la directora de RRHH

Al retomar la reunión y enterarse del encierro que iban a llevar a cabo los 10 miembros de Amyts, el director del Proceso Integrado de Salud, Juan José Fernández, y la directora de Recursos Humanos del Servicio Madrileño de Salud (Sermas), Raquel Sampedro, abandonaron la sala. Con Sampedro las relaciones fueron bastante tensas a lo largo del día, como apuntan fuentes del sindicato presentes en el encierro.

Después de que la directora de RRHH del Sermas se levantara de la mesa, los sindicalistas intentaron hablar con ella en varias ocasiones, pero sus secretarias impidieron el acceso a su despacho argumentando que estaba "en una videoconferencia". Tampoco gustó nada entre los médicos de Amyts su actitud cuando se presentó con las fuerzas policiales en la sala de reuniones.

Además, la culpan de haber filtrado a la prensa un folio en el que los sindicalistas hacían una serie de demandas durante el encierro. Se trata de una hoja manuscrita en el que se pide a la Consejería que "no apaguen las luces", que les proporcionen "fruta", "medicamentos" y "comida".

La Policía, "con suma educación", advirtió a los sindicalistas de que sus acciones tendrían consecuencias. A lo largo de la tarde, el rumor de que la Consejería de Sanidad había denunciado a los sindicalistas en los juzgados de Plaza Castilla se extendió entre las filas de Amyst. Sin embargo, desde el Gobierno de la Comunidad de Madrid niegan rotundamente este punto.

Comida caducada

Ninguno de los 10 integrantes de Amyts llevó comida para el encierro, pero sí contaban con una cuerda con la que subir paquetes de comida desde el balcón que da a la Calle Sagasta. A través de un rudimentario sistema, ataron una bolsa con comida a una cuerda y tiraron de ella, pero antes de que alcanzara a sus receptores, la cuerda fue cortada por personal de seguridad de la Consejería. "Todo producto que entre al recinto tiene que pasar por el escáner de seguridad", manifiestan.

Momento en que los médicos intentan subir comida a sus compañeros de Amyts encerrados en la Consejería de Sanidad.

La única fuente de alimentación de los 10 de Amyts fue una máquina expendedora con comida caducada. Según la secretaria general de Amyts, Ángela Hernández, "la viva metáfora de cómo el Gobierno de Madrid maltrata a sus médicos".

A la noche, médicos voluntarios lanzaron bocadillos a las ventanas del balcón, lo que provocó que el personal de seguridad llamase a la Policía. La Consejería de Sanidad quiere evitar una intervención policial, y a la noche permitió que se introdujeran alimentos en el edificio.

"Podemos aguantar esto y más, somos médicos"

Los 10 de Amyts no cuentan con mantas para pasar la noche en el edificio de la Consejería. Tampoco era fácil introducirlos en la reunión sin levantar sospechas (hay que pasar todo por un escáner antes de acceder al edificio público). El estado de ánimo entre los miembros del sindicato médico era más de "aburrimiento" que de "cansancio". "Podemos aguantar esto y más, somos médicos. Soy cirujana y sé lo que es pasar horas de pie en un quirófano", manifiesta Hernández a este periódico.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación
Salir de ver en versión AMP