El Gobierno mantiene ocultos en sótanos de la Administración decenas de retratos del dictador Francisco Franco. Se desconoce el número concreto y su autoría. El Ministerio de Presidencia no ha hecho público su inventario de bienes, por lo que es imposible conocer cuántos son y su presumible valor artístico, al menos de los que están arrumbados en dependencias de La Moncloa, aunque hay muchos más. Y su futuro es una incógnita creciente ante la previsible entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática.
Desde el Ministerio de Presidencia, dirigido por Carmen Calvo y del que depende la Secretaria de Estado de Memoria Democrática, se limitan a afirmar que "el Gobierno cumplirá con lo que marque la ley". Pero la realidad es que "nadie sabe qué hacer con ellos", reconocen a Vozpópuli fuentes gubernamentales. Se da la circunstancia de que el anteproyecto de la Ley de Memoria Democrática que el Gobierno ha redactado y prevé aprobar no aclara con precisión qué ha de ocurrir con los bienes públicos que impliquen una exaltación del franquismo ni concreta si la imagen del dictador supone por sí misma su propia exaltación.
"Se consideran elementos contrarios a la memoria democrática los escudos, insignias, placas y cualesquiera otros elementos u objetos adosados a edificios públicos o situados en la vía pública en los que se realicen menciones conmemorativas en exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar y de la Dictadura, de sus dirigentes, participantes en el sistema represivo o de las organizaciones que sustentaron al régimen dictatorial", expone el anteproyecto de la Ley de Memoria Democrática, cuyo texto íntegro puede consultarse aquí.
"Retirada o eliminación" de la simbología franquista
El texto contempla que "cuando los elementos contrarios a la memoria democrática estén ubicados o colocados en edificios de carácter público, las instituciones o personas jurídicas titulares de los mismos serán responsables de su retirada o eliminación". Sin embargo, "lo previsto en los apartados anteriores no será de aplicación cuando las menciones sean de estricto recuerdo privado, sin exaltación de los enfrentados, o cuando concurran razones artísticas o arquitectónicas protegidas por la ley".
¿Los retratos pictóricos de Francisco Franco podrían estar sometidos a ese régimen de excepcionalidad? El texto de la Ley de Memoria Democrática entiende que "concurrirán razones artísticas cuando se trate de elementos con singular valor artístico que formen parte de un bien integrante del Patrimonio Histórico Español". Preguntado por este periódico, el Gobierno no ha aclarado si los retratos del Gobierno pueden tener esta consideración.
Ni el Gobierno ni el propio texto de la Ley de Memoria Democrática aclaran si los retratos del dictador son, por sí mismos, una exaltación del franquismo, así como tampoco cuál será tu tratamiento y paradero final
Suponiendo que así fuera, "en el caso de que concurran razones artísticas o arquitectónicas que obliguen al mantenimiento de los referidos elementos, habrá de incorporarse una mención orientada a la reinterpretación de dicho elemento conforme a la memoria democrática", recalca la ley, que además prevé la elaboración de "un catálogo de vestigios relativos a la Guerra y la Dictadura que contendrá la relación de elementos que deban ser retirados o eliminados", por lo que en algún momento el Gobierno tendrá que dar cuenta sobre los retratos de Franco en cuestión.
A los numerosos cuadros del dictador custodiados en dependencias ministeriales se sumará en los próximos días uno de los retratos de Franco más conocidos: el que realizó en 1940 el pintor Ignacio Zuloaga, que para hacerlo permaneció con el caudillo durante 20 días en una habitación del madrileño hotel Ritz. Esta obra, en la que aparece el general envuelto en una bandera española, es uno de los muchos bienes que se encuentran en el Pazo de Meirás y por orden judicial que pasará a formar parte del patrimonio público español en los próximos días.
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