Los daños en la embarcación del GEAS de la Guardia Civil de Barbate reflejan la violencia con la que fue embestida por la narcolancha. Un ataque frontal que buscaba causar el mayor daño posible y que acabó con el asesinato de Miguel Ángel y David. Un día después del cruel homicidio se realizó la inspección ocular a la nave que conducían los agentes del Instituto Armado la noche del 9 de febrero. Un análisis donde se evidenció los violentos golpes que presentaba la nave. "La puerta de la bodega se partió en dos", aseguró el informe al que ha tenido acceso Vozpópuli.
La inspección ocular de la patrullera de la Guardia Civil embestida por una narcolancha en Barabate se llevó a cabo el 10 de febrero a las 13:35 horas. La embarcación del Instituto Armado tenía 4,70 metros de largo y un motor Yamaha de 100 cv. Una diferencia abismal con la 'herramienta' que usaron los delincuentes atesoraba cuatro motores con 300 cv cada uno.
Así, los especialistas de la Policía Judicial del Instituto Armado realizaron una amplia radiografía de la estructura de la patrullera que conducían sus compañeros en Barbate. La violenta embestida de la narcolancha provocó numerosos daños en la parte delantera de la nave.
La radiografía de la patrullera del GEAS
El primero de ellos, en la zona de babor exterior, se determinó en el flotador estaba seccionado de forma longitudinal desde el piso de la embarcación hasta la finalización del mismo. "La rotura se sitúa cerca de la zona donde se encuentra la bandera de España y como se puede comprobar en las imágenes, el flotador tiene un color gris armada. La longitud seccionada del flotador corresponde con 370 mm", señala el informe.
No fue la única. También se halló fricciones o rozadoras en esa zona que medían un total de 160 mm. El trabajo meticuloso de esta unidad buscaba localizar todos los indicios posibles para determinar quiénes eran los causantes del asesinato de Barbate.
En la zona de proa exterior no se reconocieron daños de importante, al igual en el punto de popa exterior. Sí que había golpes en la parte de estribor exterior, donde derecha, donde el flotador estaba seccionado a 455 mm.
La parte que se llevó el golpe violento de la narcolancha fue la parte posterior que era donde iban situados los dos agentes que fallecieron. La parte interior de la embarcación del GEAS fue testigo del brutal impacto. Se podía hasta ver el nervio de la fibra del esqueleto de la nave.
Los vestigios comparados con la narcolancha de Barbate
Así, la zona del tambucho, que es metálica, se partió en dos y también se percibieron los golpes en el puente de mando y el timón de la patrullera. Los agentes sacaron muestras para cotejarlas con las dos embarcaciones de los narcos que fueron halladas tiempo después. "El vestigio es recogido para establecer posibles coincidencias de cotejo de pinturas, características físicas y morfológicas, existente en el casco de la narcolancha en su proa", afirma el estudio.
La investigación del doble asesinato de Barbate aún sigue quemando etapas y los agentes ahora se encargan de analizar el sistema GPS de las dos narcolanchas halladas la mañana siguiente y dos días después. De igual forma, Kiko El Cabra, el conductor de una de las embarcaciones, y seis de sus compinches siguen en prisión provisional investigados por estos hechos.
En este suceso, ocurrido la noche del 9 de febrero en el Puerto de Barbate murieron asesinados dos agentes de la Guardia Civil. El primero era David Pérez Carracedo, tenía 43 años y estaba destinado en el Grupo de Acción Rápida (GAR), cuya base se encuentra en la Comandancia de la Guardia Civil de Navarra. Tenía mujer y dos hijos de 9 y 7 años. El otro se llamaba Miguel Ángel González Gómez, tenía 39 años y pertenecía a los GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) en Algeciras. Dejó una hija de 12 años.
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