A grandes rasgos, en 2022 se registraron 463.133 muertes, 12.389 más que en 2021, un incremento del 2,7%. Por sexo, fallecieron 233.690 hombres y 229.443 mujeres (un 1,0% y un 4,6% más que en 2021, respectivamente). Eso es lo que arroja el informe 'Defunciones según la Causa de Muerte' que ha publicado el Instituto Nacional de Estadística referido a 2022.
Además de la desaparición paulatina de la COVID-19, las enfermedades del sistema circulatorio se mantienen como la primera causa de muerte en 2022, con una tasa de 252,2 fallecidos por cada 10.000 habitantes (26% del total).
Le sigue de cerca los tumores, con un 24,8% del total. Por último, las enfermedades respiratorias cierran los tres primeros puestos del ranking con un 9,3% por ciento de las muertes, según el INE. Esto supone, respecto a 2021, un aumento del 20,9% en dichas patologías.
Ha habido un significativo aumento de muertes por neumonía (28,6%), demencia (10,8%) y enfermedades crónicas de las vías respiratorias inferiores (8,5%). Además, el INE informa que hubo, a lo largo del 2022, 260 certificados de defunción en los que las personas fallecidas decidieron poner fin a su existencia mediante la eutanasia. Del total, 134 fueron hombres y 126 mujeres. El 78,1% de los que optaron por poner fin a su vida tenían más de 60 años.
Las enfermedades del sistema nervioso fueron las causas más frecuentes entre las personas a las que se practicó la eutanasia (117 fallecidos). Dentro de este grupo, el 41,9% de las personas padecían esclerosis lateral amiotrófica (ELA), el 11,1% esclerosis múltiple y el 8,5% Parkinson.
Finalmente, el cáncer fue la enfermedad de 74 personas que recibieron la prestación de ayuda a morir en el año 2022. La edad media se situó en 71,2 años. Según la información disponible en los certificados de defunción del año 2021, 59 personas recibieron la eutanasia el primer año en que entró en vigor la Ley. Este sería, a pinceladas muy gruesas, el lienzo de la mortalidad en España a lo largo de 2022.
Aumentan peligrosamente los suicidios
La España feliz y de corazón contento parece haber quedado atrás. Los suicidios aumentan a cada año que pasa, volviéndose un auténtico punto negro de la salud mental a nivel nacional. Cada vez son más los ciudadanos que, empujados por una situación personal muy difícil, deciden quitarse la vida.
A tenor de los datos recopilados por el INE, el año pasado se suicidaron 4.097 personas, un 2,3% más que el año anterior. Aunque son datos provisionales, confirma la tendencia al alza del suicidio en nuestra nación. Especialmente preocupante el repunte de casos en hombres, que pasan de 2.982 casos en 2021 a 3.042 en 2022, un aumento del 2,01%.
En mujeres, la diferencia entre 2021 y 2022 es de 34 suicidios, pasando de 1.021 a 1.055. De todos modos, las cifras no dejan de aumentar: en 2018 murieron 3.539 por esta causa; en 2019, 3.671; en 2020, 3.941; en 2021, 4.003; y, finalmente, 4.097 el año pasado.
Como siempre, los jóvenes aglutinan uno de los colectivos más perjudicados por la pandemia de la COVID-19 y la falta de un Plan Nacional de Prevención contra el Suicidio. Un plan, por cierto, que lleva seis años en el limbo. Tras aprobarse por unanimidad en el Congreso en noviembre de 2017 una proposición no de ley para elaborar en seis meses dicho plan, ni el Gobierno de Rajoy ni el de Sánchez han tenido tiempo para sentarse a redactarlo. Una actitud que ha criticado hasta la OMS.
Inmaculada Aragón es psicóloga experta en psicología de emergencias y catástrofes. Nos cuenta que España, en materia de prevención, "no se está trabajando lo que se necesita, puesto que no hay un Plan Nacional de Prevención de Suicidio aprobado", relata Aragón.
"Creo que lo importante es enfocar en la formación de profesionales especializados, psicólogos en materia de intervención en suicidio, que puedan acompañar durante el proceso de formación de profesores. Ayudar a las familias a mejorar el abordaje con los adolescentes de la gestión emocional y normalizar la salud mental", prosigue.
"No consiste en lanzar mil protocolos sin una buena base de recursos humanos y materiales detrás, porque si no es papel mojado. Detrás de cada estadística hay familiares, amigos, supervivientes con sentimientos de soledad, de falta de apoyo y ayuda. Hay que asegurar un teléfono de atención de 24 horas, que siempre esté atendido por profesionales que sepan intervenir a tiempo, gracias a su especialización en psicología de emergencias e intervención en prevención de conducta de suicidio. Igualmente, en las webs donde se traten temas de suicidio deberían incluir recursos para que el lector puede ir más allá. Por ejemplo, añadir el número del teléfono de la esperanza, que da formación especializada a quienes llaman", concluye la psicóloga Inmaculada Aragón.
Los suicidios atrapan a los jóvenes
Un total de 84 menores de 20 años se quitaron la vida en 2022, nueve más que los 75 de 2021. El tema del suicidio adolescente es muy delicado en la sociedad española. En 2022, hubo 345 suicidios en menores de 30 años, en comparación con los 338 del año anterior.
Contamos hace unas semanas en Vozpópuli cómo se trata informativamente este asunto. Guillermo Córdoba, periodista especializado en el tratamiento informativo del suicidio en los medios de comunicación y fundador de la asociación Papageno, nos dio las claves de cómo lidiar con ello a nivel profesional.
"Informar, pero con contexto, rigor, respeto y responsabilidad. El suicidio es un problema complejo, multifactorial, rodeado de tabú, de estigma y de muchos mitos, lo que durante siglos ha dificultado su visibilización. Y ahora, que parece que ha empezado a ganar hueco en la agenda, los periodistas deben cumplir con una serie de pautas básicas para alejarse del efecto contagio y apostar por la prevención. Pero, por el desconocimiento, la ausencia de formación, la falta de costumbre o el tiempo, cometen errores cuando informan sobre el suicidio", relató Córdoba.
Por edades, el número de suicidios en niños de 10 a 14 años fue de 12, casi la mitad de los 22 de 2021; aunque se suicidaron 72 adolescentes de 15 a 19 años, en comparación con los 53 de un año atrás. Los datos son similares en los jóvenes de 20 a 24 años (128 en 2022 y 126 en 2021) y en los de 25 a 29 años (133 en 2022 y 137 en 2021).
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