En política, la mayoría de las veces toca leer entre líneas. Solo así se entiende que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz -protagonista de una 'nueva izquierda' que quiere Sumar- rebajara el alcance del 'giro social' que dio este martes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Pese a celebrar la batería de anuncios, lo cierto es que Yolanda Díaz no se sumó a la euforia de Unidas Podemos: "Queda mucho recorrido. Estas figuras tributarias no van a ver la luz como el presidente ha dicho hasta el 23 o el 24 y no van a tener impacto ahora mismo".
El paquete anticrisis del presidente del Gobierno deja sin margen a la líder morada para diferenciarse políticamente del PSOE. Además, Sánchez no tuvo ni la deferencia de departir con ella el alcance de sus decisiones, bien guardadas en los cajones más profundos de Moncloa. Y eso se le notó al llegar al Congreso, donde reconoció que desconocía todo lo que iba a anunciar el presidente.
Y eso enfadó mucho a la ministra de Trabajo, según varias fuentes cercanas a ella. Fuentes gubernamentales socialistas responden a las quejas de Díaz con un mensaje velado a la par que contundente: el debate del estado de la nación es una prerrogativa del presidente y a solo a él corresponde el contenido de su intervención. Aquí manda Sánchez, por so cabía alguna duda.
Antes parecía que no era posible. Hoy sí es posibleYolanda Díaz
Pero en el núcleo duro de Moncloa corre la sensación de que tras este debate, el Gobierno sale cohesionado. En Unidas Podemos la euforia está justificada, porque Sánchez ha entrado por la puerta social que Podemos le abrió nada más estallar la crisis de la guerra en Ucrania. Y es que las principales medidas, el hachazo fiscal de 7.000 millones a las energéticas y a la banca y la bonificación del transporte público, son viejas reclamaciones del socio menor de la coalición.
La propia Díaz, que estrenó su proyecto político el pasado viernes con el viejo mantra de la izquierda de que los "híper ricos no se puede independizar y tienen que aportar", se refirió a ello no sin cierto retintín: "Antes parecía que no era posible. Hoy sí es posible". En verdad, la vicepresidenta segunda está armando los mimbres de su proceso de escucha con el mensaje de la justicia fiscal por bandera. Por eso se entiende su enfado.
La batalla entre Díaz y Podemos
Más allá del golpe encima de la coalición efectuado por Sánchez, la 'dama roja' enfrenta otro problema político. Podemos se atribuyó el giro social de Sánchez. En parte, el presidente les ha reforzado no solo ante el electorado progresista, sino también ante la propia Yolanda Díaz, con quien los morados mantienen una guerra fría por la línea política de Sumar y por su posición en el futuro frente amplio.
Podemos quiso atar a Yolanda Díaz en corto un día después del estreno de Sumar. La secretaria general morada, Ione Belarra, marcó línea social al Gobierno y, de paso, metió a la vicepresidenta segunda en el círculo morado para incidir en la línea de autorreivindicación del partido que gira en torno al 'somos imprescindibles'. Ahora, que Sánchez haya agarrado las propuestas moradas legitimarán la presión de Podemos sobre Díaz para influir en su línea política.
Podemos no erró en el diagnóstico previo. En la sede morada de Francisco Villaespesa tenían claro que Yolanda Díaz no convertiría su estreno en un foro de reivindicación política. Sabían que Díaz volvería a poner su cara 'amable' para conectar con la sociedad. No esperaban grandes soflamas ni discursos airados e hiperventilados sobre lo que debe hacer su espacio político en el Gobierno. Y, por eso, Podemos se encargó de ejercer ese papel. Aunque fuentes gubernamentales moradas explican que no se entregan a Sánchez: "Mañana volverá a hacer de las suyas".
Un discurso "preparado"
Moncloa no esconde su entusiasmo por el resultado de la primera jornada del debate. Están convencidos de que el presidente del Gobierno ha logrado noquear al PP con un discurso "muy ideológico" que ha estado "mucho tiempo" preparándose. Con él, el núcleo duro de presidencia considera que se ha sorprendido a la oposición y que se ha permitido contraponer el modelo del PSOE para salir de la crisis, de "protección", y el de PP, de "recortes". Fuentes gubernamentales socialistas precisan que el Gobierno no ha emprendido este giro ahora por un interés electoralista.
Eso sí, señalan al PP. En Moncloa sabían que el líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, estaría en el hemiciclo pero no podría intervenir. Y el presidente lo aprovechó, porque le interpeló en varias ocasiones. Todo un golpe de mediático: Feijóo mudo, aunque romperá su silencio en un curso de verano en El Escorial que organiza su partido este mismo miércoles.
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