"Siempre nos decían que todos éramos libres de dejar la 'terapia' cuando quisiéramos, pero en la práctica eso no era verdad". Es el relato de una de las víctimas afectadas por un grupo psicoterapéutico que experimentó un "auténtico terror" que aún le acecha en su día a día. Esta mujer es una de los miles de damnificados de las sectas en nuestro país cada año. Ahora se movilizan con un objetivo: introducir en el Código Penal la tipología de “persuasión coercitiva”.
Los afectados por las sectas destacan que los problemas sufridos por el "chantaje emocional" y la "persuasión coercitiva": "Han destrozado nuestra personalidad". "Ha hipotecado nuestra relación con nuestros allegados y amistades en un laberinto de dificultosa salida, a no ser con la ayuda profesional de verdaderos psicólogos". Todo ello unido a las "prácticas chamánicas con sustancias ilegales y derivados alucinógenos".
Esta mujer es una de las tantas víctimas afectadas por un grupo psicoterapéutico. Realizó talleres y retiros terapéuticos dirigidos por personas sin cualificación profesional ni acreditación por parte de ningún Colegio de Psicólogos. Ha unido sus pasos con los de la Red de Prevención del Sectarismo y del Abuso de Debilidad (RedUNE), quienes han comenzado una campaña de recogida de firmas en Change.org.
La historia de una víctima
Esta iniciativa va dirigida a todas las formaciones del arco parlamentario del Congreso de los Diputados, según explica a Vozpópuli el presidente de la plataforma, Juantxo Domínguez. "Con las miles de firmas que se recojan se las daremos a los partidos para que, antes de las elecciones generales, propongan incluir en su programa que se tipifique el delito de las sectas en el Código Penal", desvela.
Domínguez resalta que este "caso concreto" de esta víctima es el espejo de "muchas personas afectadas". "Hay muchísimos más casos también relacionados con la religiosidad. Es una cuestión transversal que puede darse desde también en el ámbito familiar o laboral". Los damnificados de estos grupos dicen haber sufrido sometimiento psicológico o físico, resultante del ejercicio de presiones graves y reiteradas. Así como por ejemplo de técnicas orientadas a alterar el juicio, para conducir a la víctima a un acto o a una omisión que terminara resultándole perjudicial.
Víctimas sin amparo legal
Según las fuentes consultadas por Vozpópuli, estas sectas cuentan con un claro y efectivo 'modus operandi'. Desarrollan actividades orientadas a crear, mantener o explotar el estado de sujeción psicológica o física de las personas que participan en las mismas para beneficio propio o del entramado organizado. También existen centros en los que acuden menores con un progenitor con el consiguiente perjuicio para la salud, educación y desarrollo que pudieran hipotecar su futuro como personas en su mayoría de edad.
Su objetivo es anula o restringir la voluntad de las personas. Anualmente miles de personas denuncian abusos perpetrados por personas o grupos aprovechándose de la confianza y de su autoridad incriticable. La mayoría de casos se archivan o no llegan a juicio. La víctima no encuentra amparo legal. Se destruyen familias enteras y en muchos casos llegan a tener graves problemas psicológicos y e ideas suicidas.
Los procesos de las sectas se denominan lavado de cerebro o reforma del pensamiento pero en recientes estudios han pasado a calificarse de "manipulación psicológica" o "persuasión coercitiva". Este consiste fundamentalmente en el control cognitivo, volitivo, ambiental, social, comunicativo y emocional de la persona, y puede ser perpetrada por una persona contra otra o por un grupo contra otra o varias personas.
"Es urgente legislar" contra las sectas
Los especialistas de RedUNE consideran que es urgente legislar con garantías en la protección ante abusos psicológicos especiales en cualquier tipo de relación social y antes de que surja una lesión psicológica grave catalogable como delito. "Antes de sufrirse este tipo de trastornos, la dominación y abuso psicológico de las personas constituye una forma ya de violencia intolerable en una sociedad democrática", reafirman.
Los delitos de las sectas están contemplados en el artículo 515.2 del Código Penal. "Son punibles las asociaciones ilícitas, teniendo tal consideración: Las que, aun teniendo por objeto un fin lícito, empleen medios violentos o de alteración o control de la personalidad para su consecución". Sin embargo, este delito nunca ha sido aplicado en España en casos de relaciones o grupos coercitivos.
Otros delitos del Código penal, como el de coacciones, se presentan obsoletos en su redacción, lo que tradicionalmente ha llevado a los jueces a no castigar este tipo de abusos psicológicos como una coacción o como un atentado a la integridad moral. Una diferencia con otros países de nuestro entorno es que sí se criminalizan conceptos como la “persuasión coercitiva” y el “abuso de debilidad” en cualquier tipo de relación social.
Una sentencia del Tribunal Supremo
Quien sí ha dado un paso en esta materia es el Tribunal Supremo. En una sentencia del 29 de abril de 2021, los magistrados definieron por primera vez en la historia la "persuasión coercitiva" como "un injusto asociado a la limitación o anulación de la capacidad de la libre voluntad por la producción de un horizonte de expectativas comportamentales limitado o anulado, sin perjuicio de otros resultados injustos posteriores".
"La eliminación o restricción del horizonte de expectativas sería comparable a la creación de un déficit de socialización mediante una forma de violencia, si bien, sería una violencia diferente a otras por ser más sutil, indirecta, progresiva e imperceptible para la víctima", definen. Un respaldo judicial que también cuenta con el sustento de estudios en psicología, sociología y derecho. Solo queda que tengan la voluntad los políticos.
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