El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha colocado este martes a Borja Cabezón como "embajador en Misión Especial para la Crisis Internacional de la COVID-19" dentro del Ministerio de Asuntos Exteriores, tal y como recoge el acuerdo del Consejo de Ministros. El nombramiento ha provocado una ola de indignación entre un buen número de diplomáticos, que interpretan que se ha metido a Cabezón "con calzador" en un cargo sin sentido, según ha podido saber Vozpópuli.
El presidente ya intentó colocar a Cabezón como director de Casa América el año pasado, pero se topó con el veto de PP y Ciudadanos que forman parte del consejo rector de la institución como responsables del Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad. La propuesta de Cabezón fue defendida en su momento por la exministra Arancha González Laya. José Manuel Albares desistió nada más hacerse cargo de la cartera ministerial tras la crisis de Gobierno de julio. Pero ahora ha aceptado esta embajada en misión especial en su organigrama.
La Asociación profesional de la Carrera Diplomática (ADE) ya había mostrado públicamente su descontento con Albares por el nombramiento de los llamadores "embajadores político". El último caso fue el de la exministra Isabel Celáa, elegida embajadora ante la Santa Sede. En total, el Gobierno de Sánchez ha nombrado seis embajadores políticos. Carmen Montón, que dimitió tras revelarse que plagió su tesis, es la embajadora de España ante la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington; y José Manuel Rodríguez Uribes está en la Unesco (París), donde sustituyó al también socialista Andrés Perelló. Además de los tres exministros, Sánchez ha ubicado a Manuel Escudero en la OCDE; al exalcalde de Lérida, Ángel Ros, en Andorra; y Ángel Martín Peccis en Cuba.
Lozano y Cabezón, los colocados del PSOE-M
Cabezón renunció a su escaño a la Asamblea de Madrid para aspirar al puesto en Casa América. Y no fue incluido en las listas del PSOE-M en convocatoria del 4-M. Cabezón renovó hace unas semanas su cargo como líder socialista en el municipio madrileño de Majadahonda y se encontraba actualmente fuera de la política y vinculado al sector privado en una empresa de energía renovables.
El nombramiento de Cabezón ha causado una enorme sorpresa en ciertos sectores del PSOE de Madrid. Es el segundo "colocado", recuerdan fuentes socialistas, vinculado a la federación madrileña. Irene Lozano, que fue en las listas del 4-M, fue nombrada directora de la Casa Árabe. Y ahora Cabezón se hace cargo de este puesto ad hoc.
El nombre de Cabezón despierta pocas simpatías en el PSOE de Madrid. Fue director de campaña de Ángel Gabilondo en las autonómicas del 2019. Y muchos de sus compañeros cuestionaron su idoneidad para llevar la campaña autonómica por la intervención directa de Sánchez. También se le atribuye una muy buena relación con exdirector de Gabinete de la Presidencia, Iván Redondo. Cabezón trabajó junto a Redondo en el Gabinete tras la moción de censura.
Cabezón estuvo en el punto de mira de la dirección regional del partido en Madrid por el papel que jugó en la crisis interna de los socialistas. Formó parte de la gestora que dirigió el PSOE tras la dimisión de Sánchez en el comité federal del 1 de octubre de 2016 y trabajó activamente a favor de Susana Díaz.
Investigado por el PSOE de Madrid
Además, según la denuncia a la que tuvo acceso Vozpópuli, Cabezón fue acusado de inscribir a 11 personas de forma fraudulenta en el censo de la localidad madrileña de Majadahonda para esas primarias. El caso llegó la comisión de ética y garantías del partido, presidida en aquel tiempo por la ministra Isabel Celaá, que rechazó proceder contra Cabezón.
El ahora presidente del Gobierno, Pedro Sánchez arrasó en los comicios internos y recuperó la secretaría general en mayo del 2017. Díaz ganó al presidente por un solo voto en la agrupación socialista de Majadahonda, que todavía dirige Borja Cabezón. La pírrica victoria de Díaz, según los denunciantes que apoyaron a Sánchez entonces, fue fruto de ese supuesto fraude.