El Peñón de Alhucemas, cuya soberanía reclama Marruecos y que está constantemente salvaguardado por un pequeño contingente del Ejército de Tierra, perderá su tradicional silueta. El Ministerio de Defensa ha dado luz verde a un proyecto para demoler su torre del reloj, una de las construcciones más emblemáticas de esta enclave que se ubica a unos 700 metros de la costa alauí. El objetivo del proyecto es evitar problemas de seguridad derivados del mal estado en el que se encuentra la estructura, afectada por humedades y descomposiciones.
El Peñón de Alhucemas es uno de los tres lugares próximos a las costas de Marruecos que cuenta con una constante presencia militar, junto al de Vélez de la Gomera -que en realidad está unido por un istmo a la costa- y las Islas Chafarinas. En el caso de Alhucemas, su soberanía quedó ligada a España como regalo de un sultán a Felipe II por proteger sus tierras frente a los ataques de los otomanos.
Con casi cinco siglos de historia bajo soberanía española, el islote ha pasado por cubrir diversas necesidades: desde puesto avanzado para el comercio hasta una cárcel. En su momento de máxima prosperidad contó con una población superior a los 300 habitantes. Sus calles e instalaciones dan cuenta de su trayectoria. Sin ir más lejos, hasta hace unos meses contaba con un cementerio cuyos restos mortales fueron trasladados por el Ejército hasta Melilla por el riesgo de derrumbe del camposanto.
Una de las construcciones más características del Peñón es su torre del reloj. Su silueta se esboza en lo más alto del islote y es el elemento más reconocible a simple vista desde la costa marroquí. En los próximos meses, no obstante, dejará de existir. El Ejército de Tierra, a través de la Comandancia de Obras Nº1 de Melilla, ha presentado un proyecto ante el Ministerio de Defensa para demoler su estructura. El departamento que dirige Margarita Robles ha dado los primeros pasos para ejecutar las obras, tras publicar la licitación en la Plataforma de Contratación.
Las deficiencias en la torre
¿El motivo de la demolición? La estructura presenta tales carencias que supone una amenaza para los militares que salvaguardan su soberanía. Así se desprende del pliego del proyecto, al que ha tenido acceso Vozpópuli: "Presenta serios problemas estructurales que afectan a la seguridad de las personas, ya que los forjados en los que apoyan las diferentes plantas se encuentran en un estado de ruina teniendo un alto riesgo de derrumbe", detalla el Ejército de Tierra en la documentación.
En concreto, los militares han apreciado "graves deficiencias" en las viguetas de madera de la torre del reloj, caracterizadas por el "acusado grado de pandeo" y las "grietas", a las que hay que añadir el "avanzado estado de podredumbre" derivado de la humedad acumulada. Bajo la torre se ubican unos baños, un gimnasio y un punto de paso que actualmente se encuentran apuntalados "dadas las circunstancias de falta de seguridad estructural".
El principal problema son los accesos de humedad, derivados de las filtraciones y de las fugas internas de la instalación de fontanería, que comprometen la seguridad de la construcción
Tras retirar el falso techo que hay bajo la torre del reloj, los efectivos del Ejército de Tierra apreciaron que el grado de deterioro de la estructura era mayor al previsto inicialmente. El principal problema son los accesos de humedad, derivados de las filtraciones y de las fugas internas de la instalación de fontanería, que comprometen la seguridad de la construcción.
Para evitar cualquier riesgo sobre los militares destinados en el Peñón, el Ejército de Tierra ha optado por la demolición completa de la torre del reloj. Para ello cuenta con un presupuesto total de 240.797 euros, impuestos incluidos. El plazo de ejecución de la obra no podrá ser superior a los seis meses.
Este proyecto no es el único que el Ejército de Tierra ha puesto en marcha para asegurar las condiciones de seguridad de los efectivos destinados en el Peñón de Alhucemas. Como contó Vozpópuli, en fechas recientes publicó otra licitación para cambiar la red de tuberías que suministran potable agua a los militares, debido a la corrosión del sistema y el consiguiente riesgo de legionelosis.
Tensiones Marruecos-España
Además, en fechas recientes se aprobó el ya citado traslado de los restos mortales de los españoles enterrados tanto en Alhucemas como en Vélez de la Gomera. La exhumación coincidió con un momento de máxima crisis entre España y Marruecos a partir del ingreso hospitalario de Brahim Ghali, líder del Frente Polisario, en un hospital de Logroño, así como por la entrada de miles de personas por vías irregulares en Ceuta bajo la connivencia de las autoridades alauíes.
Entonces se especuló en ciertos foros con la posibilidad de que la retirada de los restos mortales correspondía a un primer paso para retirar a los contingentes españoles de las posiciones próximas a Marruecos y apaciguar a Rabat ante las tiranteces diplomáticas. Fuentes militares consultadas por este diario descartaron entonces ese extremo, asegurando que se llevarían a cabo nuevos proyectos para mejorar la habitabilidad de los militares destinados en Alhucemas, Vélez de la Gomera y Chafarinas.
Y no solo la habitabilidad. Porque en junio de 2021 -aún en ese contexto de crisis bilateral- el Ejército de Tierra pidió la instalación de una serie de mástiles que sirvieran para colocar unas antenas en estos enclaves para asegurar las telecomunicaciones. En el pliego se especificó que "una mala comunicación en esta zona supone poner en peligro la soberanía de dichos territorios".
Marruecos reclama con cierta frecuencia la soberanía de estos enclaves, amén de otros islotes repartidos frente a su costa que se encuentran bajo bandera española. La crisis de Perejil de la que ahora se cumplen veinte años elevó la tensión hasta propiciar una intervención militar del Gobierno de José María Aznar, bajo la atenta mirada de Estados Unidos.
Ahora, Madrid y Rabat han reconducido sus relaciones tras firmar un nuevo acuerdo diplomático, que incluía el reconocimiento de las aspiraciones de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. Un pacto que, por el momento, ha aplacado las pretensiones soberanistas del reino alauí sobre las posiciones próximas a sus costas; incluido el Peñón de Vélez de la Gomera que en los próximos meses perderá su tradicional silueta con el derrumbe de la torre del reloj.
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