Ocupar un cargo de nivel en una compañía multinacional no da derecho a gozar de “barra libre” en los gastos relacionados con dietas y representación. Esa es, al menos, la política imperante en la actualidad en Pescanova, empresa líder en la comercialización de productos del mar que acaba de ver avalado, por parte del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, el despido disciplinario que ejecutó en febrero de 2022 contra un director comercial por las altas e injustificadas facturas que presentaba en concepto de comidas, desplazamientos y peajes, entre otros gastos supuestamente vinculados a su actividad profesional, casi siempre en el área de Vigo.
El ejecutivo despedido, que trabajaba en Pescanova desde 1995 y contaba con un salario anual de casi 210.000 euros, había levantado en los últimos tiempos sospechas por los cuantiosos tickets que presentaba, hasta el punto de que casi siempre aparecía en el “top 5” del ranking de empleados con mayores gastos en el seno de una mole empresarial que cuenta con una plantilla de más de diez mil trabajadores en una veintena de países y distribuye sus productos en ochenta naciones de los cinco continentes. No por nada es la primera industria pesquera de España, la quinta de Europa y figura entre los veinticinco grandes grupos pesqueros a nivel internacional.
Ese recelo llevó a la compañía a hacer un seguimiento de su actividad profesional con motivo de la puesta en marcha de un proyecto denominado Zero Based Budget, desarrollado con el objetivo de analizar a fondo los costes estructurales del grupo empresarial y reducir los mismos mediante la eliminación de los necesarios y la adecuación de los demás. Esa investigación, realizada entre mayo de 2021 y enero de 2022, demostró que las sospechas tenían una fundamentada base real a tenor de las numerosas y elevadas facturas presentadas por el veterano comercial del departamento de productos frescos.
Entre las que más llamaron la atención figuraban las relativas a comidas de representación celebradas con más personas, que ascendían a 68, con un importe superior a los ocho mil euros. Curiosamente, más de cuarenta de esas comidas se celebraron en el mismo restaurante, situado enfrente del domicilio del investigado, y en las mismas participaron numerosas personas que, por las pesquisas realizadas por la empresa, guardaban en ocasiones poca o nula relación con los intereses comerciales del grupo. Algunos de esos comensales compartieron mesa y mantel con el directivo de “frescos” hasta en catorce ocasiones.
La sentencia, que se puede consultar en la “biblioteca” de jurisprudencia del TSXG, da por válidos los argumentos esgrimidos por el Juzgado de lo Social número 3 de Vigo, desestima en su totalidad el recurso de suplicación que interpuso el directivo por estar en contra de su despido disciplinario y concluye que el mismo estuvo bien motivado por parte de Pescanova, cuya línea de acusación se basó en que el acusado no justificó “debidamente la necesidad de incurrir en dichos gastos de representación”.
Pero no sólo el número de comidas y su alto coste llamaron la atención de los encargados de la auditoría, sino también los abultados gastos de combustible, pese a que en la mayoría de las ocasiones los trayectos realizados eran para “acudir a su domicilio o, en su caso, desplazarse hasta las inmediaciones de este para comer”.
En el citado periodo, entre mayo de 2021 y enero de 2022, el empleado despedido afirmó haber recorrido 31.000 kilómetros y presentó facturas por repostaje que sumaban casi 3.800 euros “sin que exista una justificación razonable para esos supuestos desplazamientos por motivos profesionales”, concluyendo que eran por interés personal y sin que tuviesen nada que ver con la actividad de Pescanova. Las irregularidades afectaban también, en ocasiones, a los peajes de autopista.
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