La Reunión de Alto Nivel celebrada estos días en Rabat entre Marruecos y España ha quedado empañada por la ausencia de Mohamed VI. A pesar de que ambas partes aplaudían la llegada de una “nueva etapa” en las relaciones a los dos lados del Estrecho, el monarca del reino alauita optó por quedarse en su retiro vacacional, en un castillo ubicado en una isla de Gabón, y despachar su encuentro con Pedro Sánchez con una llamada telefónica, cuando desde diferentes niveles se esperaba una foto conjunta que sellase la reconciliación tras una grave crisis diplomática. ¿Qué falló en la organización de ese encuentro? El foco se coloca en la relación entre Exteriores y el CNI.
La celebración de la cumbre suponía todo un reto para los servicios de Inteligencia españoles. La anterior directora del centro, Paz Esteban, fue cesada de su cargo en plena polémica por el espionaje al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a otros miembros del Ejecutivo mediante un software instalado en sus teléfonos móviles. El Juzgado Central de Instrucción Número 4 investiga el caso, si bien la envergadura de la infección y los objetivos escogidos revelan que el autor del espionaje contaba con una gran infraestructura, disponible al alcance de pocas agencias o Estados: la oposición apunta directamente hacia Marruecos como el origen de la crisis.
La Reunión de Alto Nivel se celebra, además, después de uno de los mayores choques diplomáticos entre Madrid y Rabat de las últimas décadas, que sólo se enderezó después de que Pedro Sánchez enviase una carta a Mohamed VI en la que reconocía el plan de soberanía marroquí sobre el Sáhara occidental. El encuentro de estos días estaba llamado a culminar esa reconciliación, abriendo esa “nueva etapa” basada en la “confianza” y en el “respeto mutuo”. Y la fotografía entre Mohamed VI y Sánchez era el colofón -simbólico- del acercamiento.
Fuentes de seguridad consultadas por Vozpópuli detallan algunas de las funciones efectuadas por el CNI en el marco de la Reunión de Alto Nivel. Por un lado, disponer de la seguridad necesaria para una comitiva de primer orden, encabezada por el presidente del Gobierno y doce de sus ministros -ninguno de Unidas Podemos-, además de una larga lista de asesores, funcionarios y periodistas.
El blindaje de cualquier miembro del Ejecutivo en un viaje al exterior cuenta con la implicación de los servicios de Inteligencia españoles; máxime cuando se trata de un desplazamiento a Marruecos, bajo constante amenaza terrorista y de otras inseguridades.
Además, el centro cuenta con informes sobre diferentes asuntos de interés relacionados con el país vecino, muchos de los cuales han sido objeto de discusión en el marco de las reuniones bilaterales celebradas por los ministerios homólogos españoles y marroquíes.
Cabe recordar que en los encuentros se han abordado una veintena de puntos -inmigración, colaboración antiterrorista o comerciales, entre otros- que, si bien no tienen una validez jurídica ni están sometidos al cumplimiento más allá de la voluntad mutua, representarían -según Moncloa- esa nueva fase en las relaciones estratégicas.
La ausencia de Mohamed VI
La ausencia de Mohamed VI, no obstante, ha sido uno de los acontecimientos más destacados en la cumbre. No se informó hasta el mismo momento en que Sánchez voló rumbo a Marruecos de que daba por celebrada su reunión con el rey alauita mediante una llamada telefónica. Fuentes del Ejecutivo afirman que “nunca” estuvo prevista ninguna reunión entre ambos mandatarios; sin embargo, 48 horas antes de que comenzase la cumbre, Moncloa no descartaba ninguna posibilidad.
Lo cierto es que en los meses previos a la reunión, a un lado y otro del Estrecho se dio por hecha la asistencia de Mohamed VI, extremo que nunca se llegó a desmentir. Según detallan las mismas fuentes a este diario, los servicios de Inteligencia españoles tenían conocimiento de que el monarca se encontraba fuera del país, pero en los últimos días no había dado ninguna señal de que estuviera dispuesto a abandonar su estancia vacacional en Gabón para desplazarse a Marruecos y participar en el encuentro.
La actual directora del CNI es Esperanza Casteleiro, mujer de larga trayectoria dentro del cuerpo y de máxima confianza de Margarita Robles; antes de asumir el cargo en sustitución de Paz Esteban -relevo natural del general Félix Sanz Roldán y cesada en el marco del escándalo Pegasus- ocupaba el puesto de secretaria de Estado de Defensa, considerada como la ‘número dos’ dentro del Ministerio y encargada de gestionar todos los programas armamentísticos relacionados con las Fuerzas Armadas.
La foto, en el aire
El Gobierno nunca negó con rotundidad que Sánchez y Mohamed VI pudieran hacerse la foto de Rabat; como máximo, desde el Ejecutivo apuntaron que la reunión aún estaba en el aire. Por eso la noticia sorprendió a ambos lados del Estrecho, destacando la ausencia del monarca. Una vez en Marruecos, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, atendió a los medios de comunicación sobre el desplante del rey alauita. “Fuera micros”, respondió el máximo representante de la diplomacia española.
Con la Inteligencia al tanto de la ausencia de Mohamed VI, el foco se pone en el flujo de información sobre los pasos del rey marroquí. Fuentes diplomáticas destacan como “la opción más probable” que el Ejecutivo español consideró probable hasta el último momento que Mohamed VI y Pedro Sánchez mantuviesen su reunión cara a cara. Sin embargo, el monarca -una vez más- dio muestra de su gusto por pasar largas temporadas fuera del país, en ocasiones en Francia y ahora en Gabón. Y que ni siquiera ante la cumbre con España se sintió en el compromiso de regresar a Rabat.
La foto con Sánchez tendrá que esperar. Todo queda pendiente de una reunión futura cuya fecha aún está por determinar.
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