"El reciente ejemplo de Normandía con su fantástica acumulación de material muestra bien a las claras cuál sería nuestra suerte en caso de agresión semejante". Esta frase, contenida en un informe que la Primera Sección del Alto Estado Mayor envió a Franco en mayo de 1945, evidencia que la hipótesis que se manejaba en la España de la posguerra iba más lejos de una simple inquietud. Y que la necesidad de generar un plan de contingencia ante un ataque de los aliados similar al del Día D obligó a la cúpula castrense a idear soluciones imaginativas, más allá de las militares, ya que los Ejércitos y la Armada apenas tenían capacidades para enfrentarse a este escenario.
Coincidiendo con el 80º aniversario del desembarco de Normandía -este jueves tiene lugar la efeméride del Día D-, Vozpópuli viene publicando una serie de reportajes desvelando el contenido del informe elaborado por el Alto Estado Mayor para asesorar a Franco ante un hipotético desembarco aliado en Galicia. Bajo el título de Estudio preliminar sobre posibilidades de actuación de tropas aerotransportadas en la región de Galicia, el contralmirante Arturo Génova y Torruella, el coronel Enrique Palacios y Ruiz de Almodóvar y el teniente coronel César Mantilla Lautrec remitieron sus consideraciones a Franco.
Este documento, que forma parte del Archivo General e Histórico de Defensa, cuenta con un claro veredicto: España, en posguerra y ante la abrumadora superioridad de los aliados, apenas tenía capacidad militar para hacer frente a una ofensiva de este calibre. Pero la comisión que redactó el informe trató de ofrecer algunas alternativas que, si bien eran realistas sobre el papel, servirían para reforzar las defensas gallegas.
"Hay que acentuar más la defensa en profundidad", requieren los autores del informe, destacando que "los modernos medios de ataque" supusieron "un aumento en la profundidad de la defensa", especialmente cuando se emplean "con gran profusión las tropas paracaidistas y aerotransportadas"; más aún "cuando se trata de la defensa de costas.
En este sentido apuntan la necesidad de trasladar "reservas generales" a unos "40 o 50 kilómetros de la costa", cuya misión principal serían "la preparación y ejecución de contraataques generales", así como "la defensa de aquellas regiones en que sea posible efectuar un desembarco aéreo a retaguardia de las defensas costeras". Un despliegue que también requería "elementos navales y aéreos" que cumplieran misiones de "exploración" por el Atlántico para informar de una hipotética presencia de fuerzas aliadas.
Sin embargo, apenas había capacidades para cumplir con todos estos requisitos. Entre las conclusiones del informe se detalla que "la organización de un sistema defensivo tan vasto no es solo un problema de despliegue de fuerzas, sino que es, ante todo, un problema de coordinación y, además, de previsiones".
Un 'plan b'
Por eso destacan que la coordinación de la defensa no sólo abarcaría "las tres Ramas de la Defensa Nacional [Sic]", en referencial Ejército de Tierra, Fuerza Aérea, y la Marina: "Alcanza también a otros servicios civiles permanentes y circunstanciales, que debe realizarse desde tiempo de paz y adquirir una mayor intensidad según la situación política y estratégica".
Es aquí donde esbozan algunas características que constituirían ese 'plan b'. Uno de los puntos estratégicos pasaba por instalar "una red militar de transmisiones" para conectar a todas las unidades, la creación de puestos defensivos en aeródromos, la plantación de árboles o cercas de piedra en propiedades privadas para evitar el aterrizaje de aeronaves, la creación de un "somatén" entre la población civil y prohibir "con carácter permanente" todos los vuelos en la región gallega, salvo contadas excepciones.
Respecto a las capacidades militares, destaca que el Ejército de Tierra dispone de la Agrupación de Costas de El Ferrol, la Agrupación de Costas de Rías Bajas, la División 81; y unidades desdobladas tanto de las anteriores agrupaciones como de la citada división.
"La simple enumeración de estas Grandes Unidades [sic], que se pueden calcular en el valor de unas seis Divisiones, advierte que no habría suficiente número de ellas para establecer la debida densidad en toda la profundidad de la zona para ejercer una defensa tenaz". De ahí la necesidad, sugiere el Alto Estado Mayor, de la creación de unas milicias civiles, de las que ya informó Vozpópuli en este reportaje.
También informan de que con las Agrupaciones de Costas se atendería a la defensa de las mismas, con las Divisiones 81, 181 y 281 encargadas de blindar zonas estratégicas, incluida la frontera de Portugal: "Las actuales fuerzas terrestres de Galicia se consideran insuficientes para atender este amplio cometido -manifiesta el informe- [...]. Por lo tanto, caso de que el servicio de información tenga noticias de la probabilidad de un desembarco en esta zona, es necesario prever un refuerzo que se puede estimar en dos Divisiones más".
"Es triste confesar..."
Una conclusión similar obtienen tras analizar la situación de las Fuerzas Aéreas: "No tienen estacionada actualmente ninguna unidad de caza o exploración que pudiera contribuir a la defensa. Puede decirse que aviones de caza de las características que en velocidad y armamento poseen los modernos tipos extranjeros no los tienen nuestras Fuerzas Aéreas, ni aún se fabrican en España".
Es aquí donde los autores muestran un mayor pesimismo: "Es triste confesar que para una supuesta aviación enemiga que se presentase en potencia, con centenares de aviones, no sería posible oponerle una defensa activa con una aviación análoga que impidiera su acción sobre la región gallega". Los únicos medios disponibles eran doce hidroaviones DO-24 aptos para misiones de exploración, así como una única unidad de caza dotada de diez aviones ME-109".
Además solicitaban que se terminase de instalar una red de escucha de largo alcance y que se enmascarasen las baterías de costa, demasiado visibles -destacan- ante un ataque: "Un órgano de fuego visto y localizado supone probablemente su destrucción sin estrenarse para su cometido".
El escenario era aún menos optimista si se tenían en cuenta las capacidades habituales de las que disponían las fuerzas aliadas en la Segunda Guerra Mundial, bajo un fuerte liderazgo de Estados Unidos. Así, informan que las playas gallegas, que "años atrás podían considerarse no abordables a causa de las rompientes casi permanentes", merecían ahora una mayor atención debido a la "robustez y dimensiones de las embarcaciones empleadas con tal objeto".
Un paralelismo similar al de las rías; "Hay que volver un poco sobre conceptos un tanto pasados de moda, en el sentido de la defensa en su proximidad inmediata, y aun en la misma boca y canales de entrada mediante obstrucciones de todo género".
Recomendaciones a Franco
Si ante la insuficiencia de medios del Ejército de Tierra proponen la creación de dos divisiones más y la creación de un somatén entre la población civil, y ante un enfrentamiento aéreo manifiestan la clara inferioridad en todos los sentidos, también abundan en la situación de los medios navales.
"El remedio auténtico contra ataques procedentes del mar estriba en una flota que pueda medirse con la adversaria; lo mismo puede afirmarse de la aviación respecto a las operaciones aéreas [...]. Quizá no sea inoportuno recordar a este propósito que hace justamente siglo y medio, nuestra capacidad industrial, en lo que a construcciones navales afecta, era perfectamente comparable a la de las mayores potencias de su época [...]. En 1795 teníamos setenta y seis navíos, material de madera y cáñamo". No obstante, "bien entrado ese siglo, la Marina se hizo metálica, no habiendo sabido o podido nuestra nación incorporarse al nivel industrial de sus rivales".
De todos modos, los autores del informe recuerdan que España cuenta con una red de barcos pesqueros que "tienen instaladas radios trasmisoras, actualmente selladas, que en el momento oportuno podrían contribuir a facilitar informaciones sobre el paso de aviones en dirección a la costa".
Con todo, el documento concluye con un último mensaje que trataba de espantar los fantasmas de la ineficacia o de la abrumadora inferioridad militar: "Nada de lo dicho significa que deba renunciarse a priori a una organización defensiva, si bien sea esta de tipo retardatriz, cosa que puede iniciarse con los recursos actuales y mejorarse cuando estos crezcan; una organización de resistencia que obligue al enemigo a considerar la invasión como una operación lo suficientemente dura, que no pueda emprenderse improvisada y alegremente".
"A esto sí se puede aspirar -concluye el documento-, y a esa posibilidad responden las sugerencias expuestas en el curso de este escrito".
*Nota al lector: ¿Y si el Día D hubiera sido en Galicia? La fragilidad militar de España obligó a Franco a buscar un 'plan b' es el tercer y último reportaje de un serial elaborado por este diario con motivo del 80º aniversario del Día D, que arrancó este domingo con Documentos inéditos revelan cómo Franco blindó Galicia ante un desembarco aliado como el de Normandía y prosiguió el lunes con Franco planeó armar e instruir a los gallegos para defenderse ante un ataque como el de Normandía.
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