España

El día a día de un policía en el epicentro de los narcos: "Tenemos 3.000 ojos espiando nuestra vida privada"

Un agente de policía que presta servicio en el Estrecho de Gibraltar relata su experiencia a Vozpópuli y cómo es trabajar contra los narcos que están asentados en la zona

Daniel (nombre ficticio) es un agente de la Policía Nacional que lleva casi dos décadas luchando contra el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar. El asesinato de los dos guardias civiles en Barbate no le ha pillado por sorpresa ante la espiral de violencia que han sufrido en los últimos meses. Una parte de la población de la zona aprueba y vive del dinero de los delincuentes. Asegura en una entrevista a Vozpópuli que hay grupos de Telegram con 1.500 personas que vigilan sus pasos y dan información a los señores de la droga: "Cantan las matrículas y hasta cuando vamos al banco a hacer gestiones".

El teléfono de este funcionario está abierto las 24 horas de los 365 días del año. Las operaciones que tiene en sus manos están "calientes" y en cualquier momento puede salir a detener a los delincuentes. "Hay jornadas que he llegado a casa a las nueve y a las once he tenido que salir a poner la baliza a un objetivo", explica en una conversación telefónica con este medio.

"Iban a ser ellos o nosotros"

Esta circunstancia no solo le afecta a él. En la lucha contra los narcos del Estrecho, la Guardia Civil y la Policía Nacional "son uno". Hay compañeros que pasan hasta 40 horas despiertos vigilando sujetos o en explotando operaciones complejas en las que llevan meses trabajando.

Desde su punta de vista, esta carga de trabajo tiene un motivo: el catálogo "desfasado" de la zona donde además de medios falta personal. El asesinato de los dos guardias civiles en Barbate por los narcos no ha hecho mella ni ha atemorizado a sus compañeros. "Sabía que iba a pasar... o iban a ser ellos o nosotros", afirma.

Grupos de Telegram con 1.500 personas

No tiene temor ante las circunstancias que se avecinan. "La familia te mira con caras... sobre todo cuando te tienes que ir fuera los fines de semana", bromea. Reconoce que desde que se produjo el suceso de Barbate su mujer le pide que le avise en sus dispositivos de que todo "va bien".

Su lucha contra los narcos también se ha extendido a su vida persona. No ha recibido, de momento amenazas, pero sí que varias veces le han rayado el coche. También evita ir a ciertas zonas de su punto de residencia porque le reconocen. "La presión policial aquí es muy grande", asegura.

Más imágenes de la nueva intervención con los mismos medios que en Barbate
Más imágenes de la nueva intervención con los mismos medios que en Barbate

Los narcos no están solos en su cruzada contra las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Este funcionario ha detectado que tienen grupos de Telegram con 1.500 miembros donde vigilan y dan información de cada paso de los agentes. No solo de sus patrullas sino también de su vida personal. "Nos van cantando las matrículas de los coches pero también cuando estamos tomando un café o haciendo gestiones en el banco", desvela.

"Los juzgados están saturados"

"La violencia se ha acentuado en los últimos meses. El perímetro de los narcos se ha desplazado a puntos de Chipiona, Rota o Sanlúcar. No se cortan. La mercancía hay que meterla y el negocio es el negocio", lamenta este agente. Un problema que, a su juicio, es integral.

Una de las soluciones es reforzar más las plantillas con grupos locales potentes que conozcan la zona. Otra de sus peticiones es que se incrementen los recursos judiciales. "Los juzgados están saturadísimos. Las macrocausas se quedan parada. Los magistrados tienen tres horas para leer mil páginas y decidir sobre la situación procesal de los detenidos", añade.

Los 'narco pueblos'

Y es que los narcos tienen "muy buenos abogados" que cobran mucho dinero y saben en todo momento qué esgrimir para conseguir la libertad de sus clientes. Están unos meses en la cárcel y después salen para continuar con su negocio.

Llegada de uno de los ocho detenidos a los juzgados de Barbate

Para entender el contexto de la situación que se vive en el Estrecho solo hay que poner la atención en la zona denominada como 'Villanarco'. Es uno de los tantos puntos donde los narcos han echado raíces. Una 'narco pueblo' donde sus moradores tienen casas de 400.000 euros y coches de lujo de 100.000 euros. Todo ello sin tener vida laboral.

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