España

Dieciséis años de cárcel para un etarra por colaborar en el atentado de un hotel de Getxo en 2003

El tribunal considera probado que llamó a Gara para advertir del ataque y que prestó su piso a otros miembros del comando

La Audiencia Nacional ha condenado a 16 años de prisión a José Juan García González, alias 'Gogoan', por delito de estragos terroristas por su implicación en el atentado que la banda terrorista ETA perpetró en un hotel de Getxo (Vizcaya) en el año 2003 y que no dejó ninguna víctima mortal aunque sí importantes daños materiales.

Los magistrados de la Sección Cuarta de la Sala de lo Penal le condenan además a indemnizar con 230.000 euros a los propietarios del hotel 'Los Tamarises' por los daños causados, al Ayuntamiento de Getxo con 1.126 euros y a dos particulares por daños en sus inmuebles y vehículos.

El tribunal considera probado que 'Gogoan', que ya fue penado por la justicia francesa a ocho años de cárcel en 2011, fue captado para el comando Vizcaya de ETA por el ya condenado por estos hechos Jon Kepa Preciado. Según la sentencia, aceptó llevar a cabo un cometido para ETA junto con Aitor Herrera, también miembro de la banda.

Para ello, Jon Kepa y un cuarto miembro del comando que se encuentra en rebeldía, encargaron llamar al diario Gara para avisar, en nombre de ETA, de la colocación de la bomba a las 15.15 horas. Igualmente ordenaron a Aitor Herrera que, tras la colocación del explosivo, les recogiera y los trasladara al domicilio del acusado, que le había facilitado las llaves, con la intención de ocultarse.

Durante la vista oral, celebrada a finales de junio, el acusado dijo que en el momento de los hechos no pertenecía a ETA y que no había recibido la carta de captación que le dejaron en el buzón de su casa de Santurce. Aunque reconoció que era propietario del piso de santa Eulalia donde acudieron otros etarras tras el atentado, dijo que en realidad no vivía allí, sino en Baracaldo con su novia.

Dejó el piso a un etarra para que ligara

De hecho, llegó a precisar durante el interrogatorio que dejó las llaves de su piso a Aitor Herrera, porque éste se las pidió para "ir con un ligue", y no para encubrile. Añadió además que conocía al propio Aitor o a Jon Kepa porque eran amigos de su pueblo y negó que le hubieran propuesto ingresar en la banda terrorista.

Según los jueces, una vez que Jon Kepa Preciado y el otro miembro de ETA rebelde colocaron el explosivo, formado por al menos 15 kilos de cloratita, en el aseo de caballeros de la planta baja del establecimiento, el acusado siguió las órdenes recibidas y llamó a Gara avisando de la colocación del explosivo, lo que motivó que la Ertzaintza procediera al desalojo y a acordonar la zona.

La bomba estalló a las 15.28 horas y, aunque no hubo víctimas mortales, su onda expansiva afectó a muros y tabiques de los aseos, almacén, oficina, terraza y restaurante de la planta baja, así como abombamiento del techo de la primera planta.

Pruebas incriminatorias

Ya por la tarde-noche los cuatro miembros del comando se reunieron en la casa del acusado de la calle Sata Eulalia de Santurce, donde pernoctaron los dos autores del atentado. En esa casa fue encontrado un ejemplar de Gara con las huellas de Jon Kepa Preciado mientras que en otra vivienda de la calle Txiqui y Otaegi se encontró una máquina de escribir utilizada por miembros de ETA para redactar sus comunicados en cuya cinta copiadora se halló la carta de captación dirigida al acusado.

La Sala tiene en cuenta para sustentar la condena, en primer lugar, las declaraciones prestadas en su momento por Aitor Herrera en las que reconoció los hechos en sede policial y judicial, si bien las negó más adelante bajo el argumento de torturas o malos tratos, denuncia que fue archiva por los órganos judiciales correspondientes.

Ni amenazas ni torturas

En segundo lugar, el tribunal que preside la magistrada Ángela Murillo se basa en las declaraciones de uno de los ertzainas que estuvo presente en la declaración de Herrera como secretario, así como el resto de funcionarios que comparecieron al juicio y ratificaron los datos de los atestados.

Igualmente, examina el conjunto de pruebas documentales que desmienten, aseguran, la existencia de torturas, amenazas, coacciones, presiones o lesiones en las primeras declaraciones prestadas por Aitor Herrera.

Finalmente, la Sala tiene en cuenta las periciales de huellas y la caligráfica encontradas en los pisos Txiqui Otaegui y en el de Santa Eulalia relativas a la carta de captación mencionada, así como las huellas de Jon Kepa en el diario Gara, lo que permite corroborar lo manifestado por Aitor Herrera.

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