Mali, en la encrucijada. Una amalgama de inestabilidades sacude la región, clave para el control del Sahel: los grupos terroristas pugnan a sangre y fuego para extender su área de influencia, y las organizaciones criminales -en ocasiones aliadas de los primeros- trafican con materias primas y seres humanos para llenarse los bolsillos. A esas amenazas hay que sumar la frágil estabilidad de un Estado sacudido por las habituales asonadas militares, el último de ellos en mayo de 2021, y la reciente irrupción de los mercenarios rusos de Wagner; los mismos que causan estragos en Ucrania, propagando los tentáculos de Rusia allá donde el Kremlin no puede hacerlo.
Un escenario convulso en el que la Unión Europea aún articula una misión militar de adiestramiento de las tropas malienses en su lucha contra las inestabilidades y de asesoramiento a los mandos militares para el desarrollo de una estrategia eficaz de seguridad en la región. Y España, con un contingente de efectivos repartido entre Bamako y Koulikoro, tiene mucho que decir en esa misión: un militar español, el general de brigada Santiago Fernández Ortiz-Repiso, ostenta el mando por un periodo de un año.
Lo hace en un momento tan crítico como cargado de simbolismo. Se cumplen diez años de misión española en Mali, motivo por el que el general atiende a Vozpópuli desde Bamako. En la conversación discurre sobre los objetivos alcanzados en este década, la situación de las diferentes amenazas que acosan al país y el futuro de una misión que, desde Bruselas, no se termina de ver con claridad. ¿La razón? Tras el último golpe de Estado se interrumpieron las misiones de adiestramiento a las tropas locales. Pero un repliegue definitivo supondría perder terreno en un escenario donde Rusia quiere echar la puerta abajo. Al menos, así lo sostiene el general español.
Mando español en Mali
“Actualmente me corresponde el honor de liderar la misión, durante un periodo de un año, que tiene por objetivo instruir a las fuerzas armadas malienses -una actividad que ahora está paralizada- y asesorar a su estructura de mando”, indica el general Ortiz-Repiso en conversación con este diario, quien también destaca la presencia de una fuerza militar española para dar protección a esta misión de la Unión Europea, bautizada con el nombre de EUTM-Mali [European Union Training Mission in Mali].
- Pregunta. ¿Cuántos efectivos tiene desplegados España?
- Respuesta. Los suficientes para cumplir con los propósitos de la misión [ríe].
El despliegue europeo en Mali sigue la misma filosofía que otras misiones orquestadas desde Bruselas: dotar a las tropas locales de las destrezas y medios necesarios para que sean ellas quienes hagan frente a las inestabilidades, lo que supone una implicación mayor por parte de los malienses y una presencia más sutil de los contingentes aliados, cuyo objetivo final no es el de enfrentarse de forma directa a terroristas o criminales.
La actividad terrorista
Suspendidas las acciones de adiestramiento, ¿cuál es la función de las tropas españolas? “Nos encargamos de mantener activas todas las estructuras necesarias para retomar la instrucción de las fuerzas armadas malienses en caso de que se decida hacerlo”, afirma el general español. Asimismo, se mantiene activa la parte de asesoramiento a los mandos militares del país africano para el desarrollo de una estrategia eficaz contra el terrorismo y el resto de amenazas: “Es un país muy extenso, con muchas amenazas y muy diversas, que a menudo se alimentan entre sí”, afirma militar español.
- Pregunta. Sin embargo, siguiendo la información que facilitan las fuerzas armadas malienses, nos encontramos con creciente asiduidad con episodios violentos, especialmente aquellos relacionados con el terrorismo.
- Respuesta. Todo depende del prisma con el que se miren las cosas. Es verdad que hay episodios de violencia de los que se informa con frecuencia, pero también es cierto que el Estado ha extendido su presencia hasta lugares donde antes era inimaginable. Es ahí donde los terroristas o criminales actúan con fuerza. Y no sólo contra militares, sino contra el funcionario de un peaje o cualquier otra persona que represente esa figura del Estado. Además, muchos de los informes con episodios violentos que nos encontramos ahora fácilmente podrían haber sido escrito hace unos años, con la salvedad de que ahora ocurren en lugares donde antes no había esa presencia.
Porque en Mali, Estado Islámico y Al Qaeda tratan de imponer su ley a través de sus respectivas sucursales. Tras la caída militar de Daesh en Oriente Medio, el África subsahariana se ha convertido en un área crucial en la zona de operaciones de los terroristas, que encuentran en este país los elementos necesarios para abundar su poder: no sólo mediante la comisión de atentados o la incorporación de nuevos combatientes; también a través de pactos tan estratégicos como volubles con las organizaciones criminales que explotan las inestabilidades de la región.
El general Ortiz-Repiso habla de los tráficos de estupefacientes y los flujos migratorios incontrolados, con las mafias que se llenan los bolsillos a partir del tráfico de seres humanos. También con los recursos minerales -“aquí hay mucho oro”, apunta el militar español-: “Los terroristas se benefician sin duda de todas esas actividades”.
Una década de despliegue
Diez años de misión militar española en Mali. Un esfuerzo de envergadura para las Fuerzas Armadas españolas, teniendo en cuenta el músculo que requiere el despliegue de un contingente que por momentos ha rondado el medio millar de efectivos.
Una misión exigente, en la que ha fallecido un soldado -Antonio Carrero, al volcar su vehículo en 2018- y donde las tropas españolas han protagonizado episodios destacados contra los terroristas: el comandante Miguel Ángel Franco se enfrentó en bañador y chanclas a los asaltantes de un resort para salvar la vida de varias personas que descansaban en Bamako; y en Koulikoro, los soldados que estaban de guardia abatieron a los conductores de dos furgonetas cargadas de explosivos que trataban de perpetrar una masacre en el recinto militar de la Unión Europea.
¿Qué avances se han logrado en estos diez años? “Las Fuerzas Armadas malienses tienen ahora unas destrezas y unos medios para enfrentarse a los terroristas que antes no existían”, discurre el general. Además, “el Estado tiene ahora presencia en una serie de lugares donde antes era impensable”.
La irrupción de Wagner
Pero el futuro de esta misión está marcado por la incertidumbre. No sólo porque Bruselas haya suspendido los ejercicios de adiestramiento de las tropas malienses, sino por la irrupción de los mercenarios de Wagner. Varios países de la Unión Europea redactaron una carta en la que manifestaban su malestar al Gobierno maliense por echarse a los brazos de este grupo de contratistas próximo a Vladimir Putin.
- Pregunta. Hablando de inestabilidades en la región: ¿qué sabe de la presencia de los mercenarios rusos de Wagner en Mali? En los últimos tiempos se les ha asociado con el Gobierno maliense y varios países de la Unión Europea protestaron en una carta por la irrupción de este grupo.
- Respuesta. Nosotros, como EUTM Mali, no hemos tenido ningún tipo de constancia oficial de la presencia de Wagner en el país. Nuestro interlocutor es el Gobierno de Mali, a quien asesoramos en materia de seguridad.
La Unión Europea, y especialmente España, miran con preocupación el devenir de las misiones militares en el Sahel. El general español, pese a vestir de uniforme, tiene claro que la respuesta a la crisis de seguridad en la región “no debe ser militar… o no únicamente militar”. Porque la debilidad de los estados y la fragilidad económica alimentan los flujos migratorios irregulares y posibilitan el surgimiento de organizaciones criminales y terroristas.
“Nuestra respuesta es coordinada, y creo que es bueno que la Unión Europea, en una misión que integra diversos países, actúe bajo un mismo propósito, en este caso para dar apoyo a Mali. Es un ejemplo importante de que se pueden superar los nacionalismos para un bien común”, sostiene el general Ortiz-Repiso, quien recuerda que otros actores internacionales tratan de extender su influencia en África. Habla de los intereses de Pekín, principalmente plasmados en acuerdos comerciales, pero también de Moscú, que además de contar con un despliegue militar se alimenta de los réditos de los mercenarios de Wagner.
Antes de despedirse, tras analizar el futuro más cercano de la misión en Mali, el general español lanza una advertencia: “Si nos retiramos, Rusia ocupará nuestro lugar”.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación