España

Psicosis en las discotecas: se multiplican las denuncias de víctimas de pinchazos para sumisión química

Las visitas a los centros sanitarios por pinchazos en discotecas se multiplican mientras las fuerzas de seguridad investigan las denuncias presentadas

Un pinchazo y después... mareo, desorientación, cansancio o sueño. Son los síntomas que han dicho padecer las víctimas de la nueva modalidad de sumisión química que se han multiplicado en los últimos días. La mayoría son chicas jóvenes en discotecas y en Cataluña. A pesar de ello, las fuerzas de seguridad piden prudencia y tranquilidad ante este nuevo fenómeno, según aseguran fuentes policiales a Vozpópuli.

En lo que llevamos de mes, los Mossos d'Esquadra investigan, al menos, 17 denuncias de víctimas que dicen haber sufrido pinchazos en discotecas. Doce de los casos presuntamente han ocurrido en locales de ocio de Lloret de Mar y los otros cinco en la capital catalana. Precisamente, el último de ellos en Barcelona ha sido divulgado en redes sociales por la propia víctima.

Una joven que acudió a un centro sanitario porque mientras se encontraba de fiesta en la discoteca Arena sintió un pinchazo en el muslo. La chica salió de la discoteca y, aunque en un principio se encontraba bien, la inundó una sensación "extraña de irrealidad difícil de explicar".

"Tenía que decir a todo que sí"

"Con la sensación de que a todo lo que le dijeran que sí", dice el parte. Los médicos que la atendieron confirmaron que en la cara interna del muslo izquierdo tenía una lesión eritematosa, que podría ser compatible con un pinchazo. Parece que se "trata del mismo modus operandi que se está viendo últimamente en redes sociales y también en las noticias recientemente", explica el informe médico. No recogieron muestras de sangre a la joven y desconocían el tóxico utilizado.

Este nuevo sistema de sumisión química en España ha sido exportado de países como Bélgica o Francia, donde las denuncias se incrementaron desde hace años también en discotecas. A pesar de ello, las fuentes consultadas por Vozpópuli, lanzan un llamamiento de tranquilidad, ya que aún falta confirmar si esta práctica está siendo utilizada de verdad en España.

Determinar el objetivo de los agresores

Porque aunque las denuncias han sido presentadas, ninguna de las jóvenes sufrió ni robo ni agresiones sexuales después de la suministración. "Habría que analizar cuál era el objetivo de los delincuentes si de verdad se produjo el delito", explican estas fuentes. A pesar de los mensajes de tranquilidad de las fuerzas de seguridad, la psicosis por estas denuncias se están multiplicando en los últimos días por redes sociales.

El testimonio común de todas las víctimas es que comenzaron a notar la pierna dormida a los 15 o 20 minutos del pinchazo. Una sensación que se iba trasmitiendo por todo el cuerpo. El objetivo de la misma sería agredir sexualmente a las jóvenes, un extremo que afortunadamente no se ha producido en ninguno de los casos que por el momento se han conocido o han salido a la luz.

Una de las entidades que se está centrando en alertar a la población es el equipo Ágora, una consultora en formación en Política de Igualdad. "Ya que es una droga difícil de evitar, en caso de notar un pinchazo avisa a más personas que estén de testigo y que puedan cuidarte y estar ojo avizor", apuntan en un escrito difundido en redes sociales en el que previenen de estos sucesos ocurridos en el interior de las discotecas.

La sustancia desaparece del organismo

También solicitan a las víctimas que avisen rápidamente a la Policía Nacional y que acudan al hospital para pedir un protocolo de sumisión química. "En el hospital pedid que os pongan el tratamiento preventivo contra el VIH", reclaman.

La sumisión química es una de las modalidades delictivas más difíciles de probar por las autoridades, según admiten las fuentes policiales. En primer lugar porque la droga desaparece rápidamente del organismo y también porque muchas de las víctimas no acuden desde las discotecas a los centros sanitarios. La sustancia suministrada es cristal o el conocido como Burundanga.

Para demostrar estos delitos los agentes tienen que servirse en sus investigaciones de las cámaras de seguridad de los establecimientos donde se produzcan. Tienen que recoger el momento exacto del pinchazo o de la suministración de la droga.

Un ejemplo de la complejidad de estos delitos es que en febrero de este año la Policía Nacional resolvió el primer caso de abuso sexual comprobado por sumisión química en Madrid. Ocho jóvenes fueron detenidos por abusar sexualmente de dos chicas a las que drogaron en la discoteca Tiffany's del distrito de Chamartín.

Los Mossos vigilarán de cerca en las discotecas

Para abordar la situación en Cataluña, ya se produjo una reunión entre los efectivos de los Mossos d'Esquadra y de la Federació Catalana d'Associacions d'Activitats de Restauració i Musicals (Fecasarm). De ahí salieron decisiones como que se incrementará la presencia policial en discotecas y en las zonas de ocio nocturno . También se destinarán más patrullas estáticas en esos espacios para disuadir los diferentes delitos que puedan suceder.

Mossos d'Esquadra.

Una vez presentadas las denuncias, los agentes han recabado el testimonio de las víctimas. Sin embargo, los investigadores no pudieron "constatar que se hubieran producido los pinchazos, pero sí podían afirmar que no se cometió ningún delito posterior". Toda esta psicosis se produce justo antes de un nuevo fin de semana en el que miles de jóvenes volverán a visitar las discotecas, que estarán una vez más repletas ante las vacaciones de verano.

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