El Rey es un experto en desbloquear situaciones económicas y tornarlas favorables para los intereses de España, pero la tarde del miércoles no dio para más en el Palacio Real del Pardo, en Madrid: Juan Carlos I ofició una audiencia con la fundación israelí Keren Hayesod-United Israel Appeal, en la que estuvo el magnate estadounidense Sheldon G. Adelson. Durante el acto, de 45 minutos, no trascendió ninguna conversación seria entre él y Adelson, según varias personas consultadas. Por seria entiéndase Eurovegas, el mega-complejo de ocio y casinos que impulsa el multimillonario de Boston en la localidad madrileña de Alcorcón.
En la Casa Real ya habían informado de que ambos “no tenían previsto” abordar el complicado asunto de Eurovegas, un proyecto encallado por la condición ineludible de Adelson de permitir fumar en sus casinos. Antes del acto, varios miembros del Gobierno regional que preside Ignacio González expresaban en privado su “deseo” de que el Rey pudiera rebajar las imposiciones de Las Vegas Sands –emporio de Adelson-, que no solo se reducen al humo sino a numerosas prebendas tributarias y fiscales. Según el plan de viabilidad presentado por LVS a finales de julio, la primera fase estará lista en 2017.
Pero no hubo nada. Juan Carlos I saludó uno por uno a los 181 asistentes, entre ellos Sheldon Adelson. Según portavoces de la Casa Real, la recepción no se diferenció de otras, aunque no se descarta que tras el evento ambos pudieran charlar informalmente unos minutos. En cualquier caso, no dio para convencer al magnate de cosas como relajar sus pretensiones.
Algo de lo que también se duda, ya que el Rey mantiene una agenda muy restringida, fruto de su operación de cadera en septiembre. De hecho, el del miércoles ha sido el único acto de Juan Carlos I esta semana. Acudieron el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, y tres embajadores.
“A la Comunidad de Madrid, desde luego que le interesaría ese papel del Rey como desbloqueador”, ironizaba por la mañana un diputado del PP. La Fundación Keren Hayesod se gestó en los años 20, depende del Estado de Israel y trabaja en 60 países, entre ellos España.
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