“Tenía fiebre y la mandaron para casa”. Javier Limón, el marido de la enferma de ébola, Teresa Romero, aseguró este martes a varios medios que su mujer informó a Sanidad de que tenía algo de fiebre desde el día 25 de septiembre y les dijeron “que esperáramos un poco más”. Limón señaló en La Sexta que el martes fue a su médico de cabecera, “le contó el caso, que había estado en contacto con el virus y le dijeron que como no pasaba del 38 de fiebre no había problema, que podía ser un simple constipado. Le dieron paracetamol y le mandaron para casa".
La versión de la Comunidad de Madrid es bien distinta. Fuentes del Gobierno madrileño indicaron que cuando acudió al médico de cabecera no dijo que había participado en el grupo del ébola, “ya que en caso contrario le hubieran mandado urgentemente al Carlos III”. Los técnicos del protocolo anti ébola llamaron a Teresa durante los días siguientes al fallecimiento del misionero para preguntar por su salud y ella comunicó que tenía algo de fiebre.
La auxiliar de 14 años de experiencia, se presentó voluntaria este verano cuando desde la Paz solicitaron personal para esta emergencia. Esa persona trabajaba en La Paz, pero pasó a engrosar el segundo equipo que se montó en el Carlos III para tratar a Manuel García Viejo, el misionero que murió de ébola. Es natural de Becerreá, en Lugo, y tomó vacaciones poco después de la muerte del segundo misionero fallecido en el hospital. Participó en el examen para intentar consolidar su plaza en las recientes oposiciones convocadas por la Comunidad de Madrid.
Lo que ahora se quiere investigar es por qué una mujer expuesta al ébola aparece con fiebre en Alcorcón y no en el Carlos III con una ambulancia
Los registros del centro sanitario señalan que tuvo dos contactos con el paciente fallecido. El primero fue para retirar un pañal al misionero. El segundo en la retirada de objetos, limpieza y desinfección de la habitación donde falleció el sacerdote. Los técnicos estudian ahora en qué momento se produjo el contagio, lo que está considerado como un fallo del protocolo. Algunas de las habitaciones tienen circuito de televisión, por lo que si se ha grabado se podrá comprobar si hubo algún incidente durante su trabajo. El propio coordinador del centro de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, ha admitido que "ante una persona en seguimiento, quizá habría que haber aplicado un protocolo de aislamiento".
La otra investigación que exigen los sindicatos, y que la Comunidad está de acuerdo en poner en marcha, es saber por qué una mujer que ha trabajado en el dispositivo del ébola aparece con fiebre en un hospital de Alcorcón y no en el Carlos III con una ambulancia. Expertos en temas médicos señalaron a este periódico que está claro que el protocolo ha hecho aguas y no se han cumplido las pautas marcadas “en la que los políticos dicen que es la Sanidad mejor del mundo”. Sin embargo, la trabajadora infectada asegura que cumplió lo que se le indicó.
Lo primero es aclarar y garantizar la seguridad
La Comunidad tiene informados a los sindicatos tanto por teléfono como por sms y mail. Han mantenido reuniones con los representantes sindicales tanto a nivel de mesa de la Sanidad como en centros de trabajo. Un portavoz de UGT dijo a Vozpópuli que ahora es el momento de que se cure a la enferma y de analizar qué ha fallado. Luego llegará el tiempo de pedir dimisiones o ceses, añadió esta misma persona.
Por su parte, la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO exigió que se garantice tanto la seguridad del personal como la de la población que acude a los centros sanitarios con la adopción de las medidas preventivas adecuadas Asimismo, exige el cese de “las personas responsables de los fallos en el cumplimiento de los protocolos, de la falta de equipos de protección adecuados, de la falta de información y formación adecuada a los trabajadores, y la opacidad a la hora de informar a la ciudadanía en general”.