España

El Ejército aplaza la demolición de una torre en un peñón cuya soberanía reclama Marruecos

La torre del reloj, elemento destacado en la silueta del peñón de Alhucemas, tenía que haber sido demolido en cumplimiento de un proyecto ideado por el Ejército de Tierra. El plan se ha pospuesto a verano

La torre del reloj es uno de los elementos más simbólicos que definen la silueta del peñón de Alhucemas, ubicado a unos 700 metros de Marruecos y cuya soberanía reclama el reino alauí. El Ejército de Tierra, encargado de salvaguardar este enclave español, puso en marcha un proyecto para demoler dicha torre que ya debería haberse ejecutado. Sin embargo, la falta de un plan de seguridad en las obras obliga a emplazarlas varios meses más, con un horizonte máximo previsto para junio de 2023.

Como contó Vozpópuli, el Ejército de Tierra está inmerso en una serie de proyectos y reformas relacionados con las islas y peñones próximos a Marruecos con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de los militares encargados de su protección. En concreto, el Ejército mantiene una presencia constante en Islas Chafarinas y en los peñones de Alhucemas y Vélez de la Gomera -este último, unido por un istmo a la costa alauí-.

En relación con el peñón de Alhucemas, la Comandancia de Obras Nº1 de Melilla aprobó un proyecto para demoler su torre del reloj, sin duda el elemento arquitectónico más destacado en este enclave. La razón de las obras es evitar problemas de seguridad relacionados con el mal estado en el que se encuentra la estructura, afectada por descomposiciones y humedades. Su posición geográfica, en medio del mar, supone una mayor exposición a efectos naturales adversos a la construcción.

Tras un análisis estructural, los efectivos encargados de salvaguardar el peñón apreciaron “graves deficiencias” en las viguetas de madera de la torre del reloj, con “grietas”, un “acusado grado de pandeo” y en un “avanzado estado de podredumbre”. El Ejército cuenta con unos baños debajo de la torre, un gimnasio y un punto de paso, apuntalados por la “falta de seguridad estructural”.

Se pospone la demolición

El Ejército lanzó la licitación con un valor estimado de 240.797,34 euros, impuestos incluidos. De acuerdo a los datos incorporados a la Plataforma de Contratación del Sector Público, el proyecto se adjudicó en agosto de 2022 a Accynia Ingeniería, la única empresa que presentó una propuesta y que cumplía con todos los requisitos técnicos requeridos por la Comandancia de Obras Nº1 de Melilla. El plazo de ejecución de las obras se fijó en seis meses.

el 1 de septiembre de 2022 se remitió un acta de comprobación de replanteo de las obras y posponer el proyecto debido a la falta de un plan de seguridad

Sin embargo, ya en febrero de 2023, la torre del reloj aún define la silueta del peñón de Alhucemas. ¿La razón? Fuentes del Ejército de Tierra consultadas por este diario afirman que el 1 de septiembre de 2022 se remitió un acta de comprobación de replanteo de las obras y posponer el proyecto debido a la falta de un plan de seguridad que requería la demolición de la estructura.

Por eso, el 28 de octubre de 2022 se solicitó una nueva ampliación del plazo de las obras, marcando el nuevo horizonte en el 29 de junio de 2023. La solicitud fue aprobada y el peñón de Alhucemas, con casi cinco siglos de soberanía nacional -entregado por un sultán a Felipe II a cambio de su protección frente a los otomanos-, aún mantendrá su perfil durante unos meses más.

El peñón de Alhucemas ha ocupado diversas funciones durante su existencia bajo soberanía española, desde un puesto avanzado de comercio hasta una cárcel para presos comunes, con su propia historia de sublevación de los reclusos. En los momentos de mayor prosperidad alcanzó una población de 300 habitantes y, hasta fechas recientes, ha tenido su propio cementerio, con los restos mortales de aquella vecindad.

El camposanto del peñón ha sido objeto, al igual que la torre del reloj, de una reforma reciente auspiciada por el Ejército de Tierra. Tras siglos de existencia y bajo la erosión de las inclemencias meteorológicas -y la consecuente afección para los propios restos inhumados-, se licitó su traslado hasta un sacramental de Melilla. El mismo proyecto se ejecutó en el cementerio del peñón de Vélez de la Gomera.

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