España

La cúpula militar lamenta la baja presencia del Ejército en País Vasco y Cataluña en la pandemia

Un informe redactado por el Mando de Operaciones -encargado de coordinar el despliegue militar contra el coronavirus- y con el membrete del Estado Mayor de la Defensa (EMAD) detalla las

Un informe redactado por el Mando de Operaciones -encargado de coordinar el despliegue militar contra el coronavirus- y con el membrete del Estado Mayor de la Defensa (EMAD) detalla las intervenciones que los diferentes ejércitos llevaron a cabo en la operación Balmis, en los peores compases de la pandemia. En sus páginas se destaca la capacidad de respuesta que ofrecieron las Fuerzas Armadas gracias a la centralización de su gestión y hacen balance de sus intervenciones en cada comunidad autónoma. Dos llaman la atención por la baja participación castrense: Cataluña y País Vasco. “Basta con revisar la actuación de las Fuerzas Armadas para advertir una falta de homogeneidad en algunas áreas”, concluye el informe.

Bajo el título Informe Operación Balmis, la cúpula de las Fuerzas Armadas reflexiona sobre el despliegue que llevaron a cabo los diferentes ejércitos y unidades en la primera ola de la pandemia: seguridad, protección de infraestructuras, desinfección o apoyo sanitario fueron los principales cometidos que se llevaron a cabo en el mayor despliegue militar en la historia reciente de España. A lo largo de 500 páginas discurre sobre los puntos fuertes de la operación y analiza aquellos aspectos en los que convendría reforzar sus capacidades.

La “coordinación” es uno de los puntos que analiza el informe. El Mando de Operaciones advierte de que “la crisis ha privilegiado las actuaciones de aquellos organismos con alta disponibilidad y un mando y control en todo el territorio nacional”. Una clave -señala el documento- que propició el éxito en términos generales en el que se desempeñaron las Fuerzas Armadas.

“Sin embargo, es necesario realizar un ejercicio de sinceridad y de humildad que nos permita mejorar en circunstancias futuras”. Es en este punto donde aborda el despliegue de los diferentes ejércitos y unidades en cada una de las regiones: “En algunas comunidades las residencias de mayores se han desinfectado varias veces y en otras cercanas no se ha efectuado ninguna intervención”.

Las intervenciones de los ejércitos

El informe aporta un dosier con datos pormenorizados de cada región y establece un particular baremo de medición: el número de intervenciones que llevaron a cabo las Fuerzas Armadas por cada 10.000 habitantes, con un promedio nacional de 5,05. En la parte más baja de la tabla se ubican Cataluña y País Vasco, respectivamente, con una media de 0,6 y 0,18.

Las cifras son considerablemente inferiores a las de las comunidades de su entorno. En el caso catalán (media de 0,6) el contraste es notable respecto a Comunidad Valenciana (4,81) o Aragón (6,23). También son muy superiores las cifras en las regiones que rodean al País Vasco (0,18): el promedio de La Rioja llega a 22,47; el de Castilla y León, a 8,1; el de Navarra, a 4,9; y el de Cantabria, a 2,47.

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Por el contrario, entre las comunidades en las que se requirió una mayor intervención militar destacan la ya citada La Rioja, junto a Ceuta (26,18), Melilla (23,47), Canarias (8,23) y Castilla y León (8,1). “Las Fuerzas Armadas han estado presentes en más del 50% de los municipios de España de más de 500 habitantes”, destaca el informe.

El protocolo de despliegue

Cabe recordar que el protocolo establecido bajo el mando único requería que cada gobierno autonómico requiriese formalmente la intervención de las Fuerzas Armadas para colaborar en su lucha contra la pandemia. Como contó Vozpópuli, el despliegue en País Vasco y Cataluña no estuvo exento de polémica política, debido a que formaciones independentistas rechazaban su presencia pese a la incidencia del coronavirus.

El sistema de descentralización “mejora cuando existen marcos de entendimiento” pero se resiente “cuando esos marcos no existen"

El informe reflexiona en otro de sus apartados que “el Estado español tiene alta proporción de descentralización” que “garantiza el correcto funcionamiento de las instituciones”; un sistema que “mejora cuando existen marcos de entendimiento” pero que se resiente “cuando esos marcos no existen: “Cuando la protección a la seguridad humana es primordial y además la acción está condicionada por la inmediatez es preferible la actuación de otros instrumentos del Estado que garanticen la protección y el bienestar del individuo”. Y añade: “[La operación] Balmis ha demostrado que la acción centralizada por medio de un instrumento del Estado, como son las Fuerzas Armadas, es eficaz en todo el territorio nacional”.

Como reflexión final, el Mando de Operaciones señala que se deben potenciar “las políticas de cultura de la defensa” para minimizar el “déficit de entendimiento” que hay sobre el papel de las Fuerzas Armadas en determinadas comunidades autónomas.

En total, la operacióm Balmis se prolongó durante 98 días, con un acumulado de 189.000 militares desplegados en el cumplimiento de 20.000 intervenciones; 11.061 de las cuales fueron desinfecciones.

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