Andalucía es la región que mantiene un mayor número de efectivos del Ejército de Tierra activados en la lucha contra la pandemia. Le siguen regiones como Galicia o Castilla y León. Todos ellos se dedican a seguir el rastro a nuevos brotes. Madrid, que por momentos sufrió las embestidas más duras del coronavirus, ya no requiere el apoyo de los militares. Ha pasado más de un año desde que se activase esta misión de las Fuerzas Armadas, la Operación Baluarte, y aún hay más de medio millar de uniformados que cumplen su función de rastreadores en cinco Comunidades Autónomas, además de Ceuta y Melilla.
De acuerdo a los datos que maneja el Ejército de Tierra, facilitados a Vozpópuli, hay siete regiones que mantienen el apoyo militar en su lucha contra la pandemia en el marco de la Operación Baluarte. Esta fue la segunda misión que el Ministerio de Defensa activó para hacer frente al coronavirus, centrada en la detección de nuevos brotes, después de la Operación Balmis, el mayor despliegue en territorio nacional y que sirvió para desinfectar espacios críticos, proteger infraestructuras y dar apoyo a centros sanitarios.
Según esas estadísticas, en España hay 512 militares que cumplen con su función de rastreadores, repartidos en cinco Autonomías y en las dos ciudades autónomas. En Andalucía hay 210 efectivos activados. En Galicia, 100; en Castilla y León, 60; en Ceuta, 57; en Cantabria, 32; en Melilla, 37; y en La Rioja, 16. No hay ningún efectivo de las Fuerzas Armadas dedicados a esta labor en ninguna de las demás Comunidades Autónomas.
En las últimas jornadas, no obstante, se han cerrado los despliegues en otras regiones, como en en Navarra y Canarias, que tenían 29 y 12 efectivos de apoyo, respectivamente. El Gobierno de Baleares también ha dado por finalizada la misión de los últimos 30 militares que han rastreado brotes en la región en los últimos 14 meses, con un total de 76.714 casos rastreados, 153.084 llamadas a contactos estrechos, 2.423 seguimientos de casos positivos y 28.775 citas tramitadas para las vacunas contra el coronavirus.
La decisión de mantener el apoyo de las Fuerzas Armadas como rastreadores corresponde a los gobiernos regionales, que son quienes solicitan el refuerzo militar a través de las Delegaciones del Gobierno para que desde ahí se trasladen las solicitudes al Ministerio de Defensa. El departamento que dirige Margarita Robles, tras evaluar sus capacidades disponibles, determina el número de militares que envía a cada región. En este momento se está lejos del tope de efectivos a los que Defensa instruyó para cumplir con esta capacidad, que superó los 2.000 militares operativos.
6 millones de llamadas en pandemia
En los últimos 14 meses, la Operación Baluarte se ha traducido en 6 millones de llamadas a la población para detectar y dar seguimiento a los brotes de coronavirus. Eso se traduce en 8.000 llamadas telefónicas diarias por parte de las Unidades de Vigilancia Epidemiológica, que han solicitado información a los positivos por Covid sobre los contactos estrechos mantenidos antes de ser infectados, para tratar de minimizar el impacto de la propagación. Asimismo se han gestionado en torno a 500.000 citas de vacunación.
Baluarte también ha incluido despliegues específicos para desinfectar residencias o espacios críticos. Los 11.000 militares implicados en esta misión han llevado a cabo 1.500 intervenciones, 1.244 en la Comunidad de Madrid, y han instruido a 300 miembros de organismos civiles para cumplir esta función.
Desde que se activara la operación, a principios de septiembre de 2020, los militares han trasladado vacunas en 14 movimientos aéreos, han apoyado vacunación directa de 900 deportistas -Juegos Olímpicos, Paralímpicos y Selección Española de Fútbol- y han hecho un seguimiento directo de los pasajeros procedentes de zonas críticas durante diez días de cuarentena a partir de la irrupción de las variantes sudafricana y brasileña. Son las cifras de una misión que más de un año después sigue activa y que, por el momento, no tiene un horizonte de finalización.