"Somos la única opción constitucionalista en País Vasco y Cataluña". Con ese dogma afronta el PP las próximas citas electorales en sendos territorios comanches. Dos exámenes desagradecidos (los que más) para Alberto Núñez Feijóo, y con tan sólo 21 días de diferencia. Mientras el candidato popular a la Lehendakaritza, Javier de Andrés, se enfrentará a las urnas el próximo 21 de abril; el autodenominado "parto delicado" del PP en Cataluña, Alejandro Fernández, se jugará todo su caudal político el 12 de mayo, tutelado, además, por la dirección nacional del partido.
No hay que asomarse a las encuestas para conocer las escasísimas opciones de participar en una ecuación de gobierno. De Andrés y Fernández, en el mejor de los casos, pasearán una oreja en sus respectivos ruedos. El PP compite contra sí mismo, y el objetivo de la organización es sentar las bases de un proyecto a medio y largo plazo. La Junta Directiva Nacional que Feijóo presidirá este martes, justo dos años después del congreso que lo encumbró en Sevilla, dará el pistoletazo de salida a un ciclo trielectoral que culminará el 9 de junio con las elecciones europeas.
Ésa es la tierra prometida de Génova, donde el líder del PP buscará un cuerpo a cuerpo con el PSOE que merme la maltrecha salud política de Pedro Sánchez. Antes, Feijóo habrá de afrontar las citas electorales con peores perspectivas desde que lidera el partido. "Lo que queda por ver es con qué intensidad gobernarán el independentismo y el nacionalismo en Cataluña y País Vasco", se resignan fuentes de Génova en conversación con Vozpópuli.
Ahí la diferencia que establecen, aún, en la dirección nacional del PP, conscientes de que la terminología es un campo de minas en los territorios dominados por los reflejos pavlovianos del nacionalismo. No obstante, como adelantó este lunes el portavoz nacional de la formación, Borja Sémper, el PP ya vaticina un desafío independentista en Euskadi protagonizado por EH Bildu y PNV a imagen y semejanza del experimentado en Cataluña en 2017. "Todos aquellos que no quieran un procés a la vasca tienen una opción en el PP", ofreció Sémper.
Atisba el PP brotes verdes en las elecciones generales del pasado 23-J. Unos comicios en los que pasaron de uno a dos diputados en el País Vasco y de dos a seis diputados en Cataluña con asiento en el Congreso de los Diputados. Conscientes de las particularidades de una y otra cita electoral, la gran obsesión del PP ha sido localizar el caladero de votos donde pescar nuevos electores.
Se trata de uno de los motivos alegados por Génova para justificar la demora en el nombramiento del candidato en Cataluña. Localizar quién sería capaz de atraer a "la gente que votó a Alicia Sánchez Camacho, Inés Arrimadas y a los desencantados con Salvador Illa", siendo la candidatura Arrimadas al frente de Ciudadanos en diciembre de 2017, fracasado el intento de absorción por la negativa de Ciutadans, el ejemplo triunfal más ansiado. Ése es el perfil del votante tipo ahora dispersado entre PP, Vox y PSC.
El Centro de Estudios de Opinión catalán dibuja en este momento un empate técnico entre el PP y Vox, formaciones que estarían en una horquilla de entre 9 y 13 diputados. Alejandro Fernández opta, por tanto, a cuadriplicar los tres diputados obtenidos hace tres años y superar los 11 escaños que entonces sacó Ignacio Garriga. "Somos los únicos capaces de liderar el espacio de combate el independentismo: un partido de centro que defienda el orgullo de ser catalán con ser español", presentan sus credenciales desde el entorno de Feijóo de cara al próximo 12-M.
A por el votante del PNV
Y es que la estrategia del PP pasa por autodefinirse como la "única opción" capaz de "centrar el tablero político" una vez entregado el PSOE, en ambas comunidades autónomas, a su juicio, a los brazos del nacionalismo y el independentismo. "Nuestra oferta política se condensa en que queremos ser la referencia de vascos y catalanes no independentistas y no nacionalistas", ahondó el portavoz nacional de los populares, incompatibles el PSE y el PSC, las federaciones socialistas en estos territorios, con dicha posibilidad.
"El PSOE ha abandonado ese barco [el del constitucionalismo] en Cataluña y País Vasco y tenemos la obligación de ocupar ese espacio", añaden fuentes de Génova. La otra pata del mensaje es el más tradicional de los valores del PP: la capacidad de gestión. "Aquellos ciudadanos que quieran estabilidad y un gobierno alejado de aventuras tienen una opción en el PP encabezado por Javier de Andrés", dijo el político irundarra sobre el caso vasco.
No obstante, y como publicó este periódico, hace semanas que el PP templa sus expectativas en el País Vasco. Entonces, fuentes del PP vasco se ceñían a las encuestas publicadas que, como la de Hamalgama Métrica para este periódico, mejoraban en tres o cuatro escaños el resultado de abril de 2020. O lo que es lo mismo, sacar en torno al 10% de los votos y 9-10 diputados. Hace cuatro años, la candidatura pactada con Ciudadanos y liderada por Carlos Iturgaiz apenas cosechó un 60.650 votos (un 6,77% del escrutinio) y seis escaños, uno de ellos, naranja.
Pero el PP vasco no despega en las encuestas. Ahora, todo lo que sea mejorar el resultado de Iturgaiz hace cuatro años sería cumplir con las expectativas. "Sacamos seis escaños en coalición con otro partido", defienden fuentes de Génova, "y ese, yendo sólos ahora, es nuestro suelo". El PP es consciente de que el "contexto es muy complejo": "El electorado de centroderecha se puede decantar por el PNV para que no gobierne Bildu, y parte del electorado del PSE puede tener dudas".
Sin embargo, es el votante jeltzale descontento con la falta de pujanza de la economía y la industria vasca al que apelará -y ya apela- Javier de Andrés constantemente en sus alocuciones políticas.
También deslizan en el PP que el ideario de Feijóo conecta mejor con las particularidades identitarias de estas comunidades autónomas que hace cuatro años. Lugares donde el PSOE, a diferencia de hace dos décadas, ya no es alternativa de gobierno. "De las cuatro nacionalidades históricas que hay en España [Andalucía, Galicia, País Vasco y Cataluña], nosotros gobernamos dos; y el PSOE, cero", recuerdan fuentes cercanas al líder del PP. "Hubo un momento, entre 2005 y 2009, que gobernaban tres", siguen en referencia a Manuel Chaves (Andalucía), Emilio Pérez Touriño (Galicia) y Pasquall Maragall y José Montilla (Cataluña).
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