"El órdago no les ha salido mal del todo, pero [Manfred] Weber también tiene que saber lo que está ocurriendo: hay un riesgo real de que se rompa el acuerdo" que firmaron populares, socialistas y liberales para hacer a Ursula von der Leyen, de nuevo, presidenta de la Comisión Europea. El análisis de un eurodiputado socialista con mando en plaza da buena cuenta de la situación que se vive, a esta hora, en las entrañas del Parlamento Europeo. Una "calma tensa" –a ojos de otra fuente del PSOE en Bruselas– cuyo final, a priori, por las consecuencias que conllevaría que Teresa Ribera no fuera elegida comisaria, es predecible. Pero por el que ya nadie pone la mano en el fuego.
Tal ha sido la presión ejercida por el Partido Popular Europeo (PPE), que ha apoyado berroqueñamente la posición del segundo partido más numeroso de su bancada. Un PP de España (que diría Alberto Núñez Feijóo) decidido a no doblar el brazo ante Von der Leyen, que este jueves remarcó la previsión de votar la nueva Comisión Europea en noviembre. Para los socialistas, "eso significa que trasladan la presión" a Weber, presidente del PPE y adversario íntimo de la presidenta de la Comisión aunque sean compañeros de filas en la CDU alemana. Para los populares, a ojos de hasta tres miembros españoles de su bancada, una decisión todavía sin trascendencia, puesto que Von der Leyen debe decidir si va "contra el PPE" o "con el PPE".
Sí, así se plantea la disyuntiva a la máxima representante política de la Unión Europea. Y ahí la paradoja de que sea el Grupo de Socialistas y Demócratas (S&D) quien más presiona para que se materialicen los planes de la alemana y el PPE quien los torpedea. Y todo, por un postrero palo en la rueda llamado Teresa Ribera, a quien los populares pretenden someter a todo un pliego de condiciones tras su duro hearing del martes o, directamente, a que sea sustituida por un "candidato limpio". Es ahí donde emerge la figura de Luis Planas, ministro de Agricultura, muy del gusto de Génova para ocupar la vicepresidencia ejecutiva y la Comisaría de Competencía que Pedro Sánchez consiguió para Ribera.
Pero, ¿hay alguna opción de que esto pase? ¿Cabe alguna posibilidad de que Iratxe García, presidenta de S&D, y en última instancia Sánchez pasen por el aro de Feijóo? "Si cae Ribera, cae la Comisión", zanjan directamente la posibilidad de un gambito de dama en la trinchera socialista. "El grupo socialista no va a aceptar eso. Hemos votado a favor la Presidencia de la Comisión y del Parlamento Europeo (Roberta Metsola), y en el paquete estaba Teresa Ribera", explican. "Todo el PP Europeo tiene claro lo de Teresa Ribera", asegura, en cambio, un tercer eurodiputado popular consultado por Vozpópuli.
Los socialistas, eso sí, no votarán a favor ni de Raffaele Fitto ni de Oliver Várhely, comisarios cuota de Giorgia Meloni y de Viktor Orbán, respectivamente, en principio, fuera del acuerdo alcanzado entre S&D, PPE y los liberales de Renew. No obstante, de votarse finalmente en bloque las seis vicepresidencias, no tendrían más remedio que tragar con el primero.
¿Peligra la gran coalición?
Mientras miembros del PP en Bruselass dudan que la caída de Ribera conllevara la caída de la Comisión, como sostienen los socialistas, lo cierto es que hay "un peligro real de que se vaya todo al carajo". Así lo estima un eurodiputado socialista, convencido de que la jugada de Feijóo no es sino un "capricho" con trasfondo político. En el PP, no obstante, atribuyen a Ribera una responsabilidad política crucial por su papel en la DANA que asoló, especialmente, la Huerta Sur de Valencia el pasado 29 de octubre y que arroja un saldo de 216 víctimas mortales y otras 16 personas desaparecidas.
Por ello, fuentes del PPE avanzaron este miércoles sus dos condiciones para dar su luz verde, después de frenar su nombramiento, a la evaluación de Ribera: que se comprometa tanto a dimitir en el caso de resultar imputada por la gestión de la DANA como a dar las explicaciones pertinentes en el Congreso de los Diputados por este tema el próximo miércoles. Negadas en rotundo ambas condiciones, para los socialistas la primera supone directamente un caso de "lawfare potencial".
No obstante, lo que sí se tambalea es la aparente armonía en Bruselas entre PP y PSOE. Esa llamada gran coalición –término proveniente del concepto alemán Große Koalition– que, desde que en 1979 se decidiera que el Parlamento Europeo sería elegido por sufragio universal, ha reinado en la Comisión Europea en prácticamente todas las legislaturas. En concreto, en todas menos en una que prosperó un pacto de democristianos y liberales.
Lo habitual en Bruselas es que se necesite un acuerdo de legislatura entre los dos grandes partidos de centroderecha y centroizquierda. Además, con el crecimiento de populismos euroescépticos, el pacto de PPE y S&D es por sí solo insuficiente. Los populares, eso sí, sumarían con los Conservadores de Meloni, los Patriotas de Orban (y Vox) y otros partidos residuales de la Cámara. Una opción que a nadie gusta. No obstante, la "cuerda se ha tensado demasiado" y "nadie sabe si se podría romper", dicen en el PSOE.
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