Los secesionistas celebraron el pasado martes, 1 de octubre, el aniversario del referéndum ilegal de 2017. Casualmente, es la misma fecha en que se festeja el Día Internacional de las Personas Mayores. Y ambas conmemoraciones parecieron fundirse en un sola, pues cualquiera que echase un vistazo ese día a las concentraciones convocadas por las entidades separatistas pudo constatar que la mayoría de sus asistentes pertenecía a edades avanzadas. Un fenómeno que también pudo observarse semanas antes en la Diada, en la que la presencia de activistas jóvenes o incluso de mediana edad brilló, en general, por su ausencia.
Esta percepción se confirma si atendemos a las últimas encuestas del Centre D'Estudis de la Generalitat (CEO) —el CIS catalán—. Sus cifras muestran que, aunque el deseo de separarse del resto de España ha caído en casi todos los grupos de edad, su descenso es especialmente acusado en los jóvenes, que, si en 2015 apoyaban mayoritariamente la secesión (53,2%), ahora solo la quieren el 39,4%. Significativamente, la única franja en la que el separatismo no remite, sino todo lo contrario, es la de los mayores de 65 años. En ellos, el respaldo a una Cataluña desvinculada de España ha pasado del 36% al 42%.
Sobre las causas del abandono juvenil, distintas voces han apuntado a que las inquietudes de adolescentes y veinteañeros han variado sustancialmente en estos años, centrándose ahora en la vivienda, el cambio climático o el feminismo Y si durante el 'procés' la utopía dibujada por los partidos secesionistas podía resultarles atractiva, el choque de ésta con la realidad le has mostrado su inviabilidad. Una realidad que, sin embargo, parte del separatismo se niega a aceptar. Por ejemplo, el diario nacionalista 'Vilaweb' publicó el mes pasado un reportaje titulado '¿Quienes son los jóvenes que sorprendieron a todos durante la Diada?' en el que se aseguraba que, en esta edición, los "jóvenes habían ganado mucho protagonismo".
Sin contar con que el independentismo trata de contrarrestar la deserción de estos jóvenes con la promoción incansable de 'youtubers' o 'influencers' catalanoparlantes y favorables a la causa. Entre ellos se cuenta Júlia Canet —que consideraba la violencia secesionista "justificadísima"— o un grupo de chicas de La Garrotxa llamado Can Putades —que tachó el castellano de "lengua invasora"—. En ambos casos, fueron fichadas poco después de su debut en las redes como colaboradoras en medios como TV3 o 'El Nacional'.
Pero, ¿qué empuja a los secesionistas de la tercera edad a intensificar su activismo? Algunos sostienen que, en realidad, el sentimiento nacionalista no crece entre las personas mayores sino que se ha producido un efecto reemplazo. Esto es, que han cumplido 65 años más independentistas de los que han fallecido a edades longevas. No obstante, ello no explicaría por qué los decanos del movimiento no han caído en el desencanto como otros de sus correligionarios.
"La respuesta, más que en la politología, está en la psicología humana más elemental", explica a 'Vozpópuli' Fran Jurado, politólogo y autor del documental 'Polarizados'. Según Jurado, son catalanes que "vivieron el tardofranquismo siendo adolescentes" y a los que el "pujolismo inoculó la idea de que el franquismo era ajeno a Cataluña y el autoritarismo propio de España". Así, el estallido del 'procés' les "permitió correr delante de los grises de forma imaginada 50 años después, dando sentido a sus vidas como solo la identidad política puede conceder".
"Es lógico que, ya sin un horizonte vital por delante, estos ancianos sean el grupo más refractario a aceptar que el globo del 'procés' fue pinchado", argumenta. Y añade: "Les cuesta aceptar que todo fuera un trampantojo y no quieren soltar el regalo inesperado que les cayó en el tramo final de sus vidas".
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