El grupo de afines al número dos de Podemos, Íñigo Errejón, a la idea de un partido más moderado, abierto y de inspiración socialdemócrata no se pliega al oficialismo de la formación morada, sino todo lo contrario. En los últimos días, los leales al secretario general, Pablo Iglesias, han ido sentenciando, dándole un barniz de hechos probados, de veredicto de la organización, que la confluencia con Izquierda Unida no ha influido negativamente en la pérdida de más de un millón de votos por parte de la candidatura unitaria con respecto al 20D. Así lo expondrá este sábado la secretaria de Análisis Político y Social, Carolina Bescansa, en el Consejo Ciudadano Estatal, máximo órgano entre congresos. Sin embargo, esta posición ha encontrado rápida respuesta entre los errejonistas, quienes, siendo más proclives al entendimiento con el PSOE, han redoblado la presión para dejar atrás la alianza con IU.
“Si somos la posibilidad de una España nueva, el resultado no es bueno por mucho que sea histórico”, afirma Jorge Lago, responsable de Cultura de Podemos
En este sentido se ha pronunciado, por ejemplo, Jorge Lago, responsable del área de Cultura y Formación de Podemos y director del Instituto 25M para la Democracia (think tank vinculado a la organización morada). En un artículo titulado Variaciones postelectorales y difundido en ctxt.es, el sociólogo, que mantiene, no obstante, buena relación con Iglesias, deja entrever que el futuro de Podemos no puede seguir condicionado al del partido de Alberto Garzón, encuadrado en la izquierda tradicional. Este diagnóstico, compartido por el propio Errejón y otros colaboradores, ha sido propagado a la militancia a través de las redes sociales.
Sostiene Lago que “el problema es que no conviene hacerse trampas al solitario: sabemos que podíamos más (no solo lo decían las encuestas, lo dicen los resultados municipales de Madrid, Barcelona, Coruña o Cádiz; lo dicen nuestras apuestas previas y nuestros cálculos”, subraya. Así, crítica a quienes se conforman con el presente y se definen “desde lo que fue”, esto es, como “esos que veníamos de derrotas mayores”, lamenta.
"El problema es que no conviene hacerse trampas al solitario: sabemos que podíamos más", apunta el director del Instituto 25M para la Democracia
Tras ello, hace hincapié en que fueron “muchos”, aludiendo sobre todo a los errejonistas y dejando fuera a IU y a los anticapitalistas (izquierda radical), los que con Podemos “impugnamos” esa identidad del pasado, “aunque mantengamos intacta la memoria y la lealtad a quienes nos precedieron”. Frente a ello, incide en que la identidad de Podemos debe ser precisamente la “superación o desborde” de lo anterior, es decir, una nueva identidad, donde, a su juicio, “no caben lecturas retrospectivas ni complacientes”.
“Si somos la posibilidad de una España nueva, el resultado no es bueno por mucho que sea histórico”, afirman Lago, oponiéndose así a los valoraciones más entusiastas que han formulado bien pablistas, como la jefa de gabinete de Iglesias, Irene Montero, o cargos destacados de IU, como su secretario de Comunicación, Clara Alonso.
Ambas formaron parte de la tertulia que el líder de Podemos dedicó al 26J en su programa Fort Apache, del canal iraní HispanTV. En este espacio, emitido el pasado sábado, Montero señaló que “mirando en perspectiva sigue siendo un resultado histórico, son 71 diputados en dos años para una fuerza política que más bien fija un suelo de cinco millones de votos”. Además, la diputada electa por Madrid aplaude la coalición con Izquierda Unida tras el 20D porque, en su opinión, “contribuyó a revertir, en cuanto a la opinión pública y al efecto ilusión que generó, el proceso de desgaste que nos estaba haciendo, y así lo decían las encuestas, perder un montón de apoyos electorales”.
Por su parte, Alonso, persona de la confianza de Alberto Garzón, manifestó en el mismo programa que es “un error” enfocar el análisis de los malos números del 26J en términos de “confluencia sí o confluencia no”. A su entender, “la confluencia ha sido un elemento que ha conseguido movilización”.
Abstención reseñable entre los votantes clásicos de IU
En esa tertulia política también se dice la desafección achacable a Izquierda Unida en los resultados de Unidos Podemos no fue significativa, ya que, según IU, en torno al 80% de sus 600.000 votantes tradicionales votaron a la coalición. En cambio, los 300.000 apoyos menos que registró IU el 26J habrían sido –así lo explica el propio partido– esos votantes que cuando se activó la campaña del 20-D, dentro de la “legítima confrontación entre Podemos e Izquierda Unida”, estaban dispuestos a “no votar al PSOE, pero tampoco al Coletas” y encontraron en Garzón y la organización comunista “un voto significativo”.
De manera distinta lo ve el sociólogo Lago, quien en su análisis sí sostiene que entre los votantes clásicos de IU hubo una abstención reseñable. “No desconfía igual y por las mismas razones parte del votante que se ha abstenido viniendo de votar tradicionalmente a IU, que el que viene de la abstención o del voto al bipartidismo y sus variantes”, puntualiza el responsable de formación de Podemos. De este modo, considera que “el primero es, quizá, un voto destituyente y, por tanto, refractario a cualquier forma de poder institucional real. Quizá solo vota si la opción elegida no puede ganar”, añade. Mientras que los segundos, explica, “habrían dejado de votar por las mismas pero opuestas razones: podíamos ganar y esto generaba si no miedo, al menos desconfianza”.
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