El resultado de las elecciones que Artur Mas se ha comprometido a convocar para el 27 de septiembre condicionará los movimientos de Convergencia y de Esquerra Republicana tanto en Cataluña como en Madrid, donde ambas formaciones trabajan ya con la idea de concurrir a las legislativas con una candidatura conjunta que sirva de fiel altavoz de las medidas que aspira a promover el presidente de la Generalitat para conseguir su anhelado Estado independiente.
Fuentes de Convergencia informan que Mas quiere, como es lógico, que el proceso independentista se mueva con una pata potente en Cataluña y con otra en la madrileña Carrera de San Jerónimo, ya que esta última le ha cojeado en los últimos tres años como consecuencia de los enfrentamientos con Unió Democrática, que contribuyeron a desdibujar la apuesta soberanista en boca de Josep Antoni Durán i Lleida como portavoz de CiU en el Congreso. Mas busca “unanimidad y mensajes claros” dirigidos al nuevo Gobierno central que salga de las urnas a finales de año y para ello necesita que haya en Madrid una voz “solvente” que sintonice sin matices con los movimientos que realice en Cataluña el bloque independentista.
Francesc Homs, 'cerebro' de la ruta independentista, puede acabar siendo el principal portavoz del soberanismo en el Congreso de los Diputados
Y para ello, aseguran en Convergencia, nada mejor que colocar como portavoz de Convergencia en el Congreso de los Diputados a Francesc Homs, actual consejero de Presidencia y portavoz de la Generalitat. Homs es uno de los principales cerebros de la hoja soberanista que ha seguido Mas desde 2012 y también uno de los más convencidos de que el único camino para negociar con el Estado desde una posición de ventaja es ponerle contra las cuerdas. “Homs es alguien que reúne una gran experiencia política, estuvo en primer plano de la reforma estatutaria y se mueve bien en Madrid. Tiene perfil para ser, perfectamente, nuestro hombre en Madrid”, relatan en Convergencia.
El brazo derecho de Mas podría acabar, pues, como diputado en el Congreso, mientras que ERC se esfuerza en encontrar alguien de mayor consistencia que su actual portavoz en Madrid, Alfred Bosch, lo que ha puesto en circulación la hipótesis de que el elegido pueda ser, ni más ni menos, que Oriol Junqueras. Fuentes de ERC ven altamente improbable que este último acepte incorporarse a la candidatura republicana a las elecciones generales. “Sería una rebaja de su estatus fuera de toda lógica, él prefiere ser vicepresidente de la Generalitat”, apuntan.
La gran incógnita: ¿Conseguirán la mayoría absoluta?
Varios parlamentarios de Convergencia que forman parte de su dirección comparten la tesis de que lo que acabará condicionando los papeles que Homs y Junqueras jugarán en la próxima legislatura será el resultado del 27-S. No será lo mismo que la candidatura secesionista pactada por Convergencia y ERC que encabeza Raúl Romeva obtenga los 68 diputados que fijan la frontera de la mayoría absoluta y Mas pueda gobernar con holgura que, al final, no supere el listón y la gobernabilidad quede en manos de los caprichos de la CUP, organización que ha quedado al margen del acuerdo de unidad. En el primer supuesto, todos en ERC dan por hecho que Junqueras se quedará en Cataluña y aceptará ejercer como “comisario” de los republicanos en el nuevo Gobierno de la Generalitat, en calidad de vicepresidente. Pero pudiera ocurrir que el bloque constitucionalista superara al independentista en votos y escaños y, entonces, los planes de Junqueras serían otros, sin excluir su acampada en Madrid durante la próxima legislatura.
“Todas estas posibilidades no las cerraremos hasta hacer balance del 27-S, porque tampoco es descartable al cien por cien que a Junqueras le entre la pájara, no admita quedarse como ‘número dos’ de Mas y prefiera plantear la batalla desde el mismo Congreso de los Diputados, comentan en las filas nacionalistas.
El futuro de Junqueras dependerá de si la candidatura conjunta de Convergencia con ERC logra la mayoría absoluta el 27-S
En lo que Convergencia y ERC están plenamente de acuerdo es que, a partir del año que viene, la principal batalla del soberanismo se librará en Madrid. En la actual legislatura, CiU la ha dado dividida con 16 diputados, 10 de Convergencia y seis de Unió Democrática. Es pronto todavía para aventurar la representación que obtendrán por separado una vez roto un matrimonio que duró 37 años, divorcio que tendrá también en septiembre su réplica en el Parlamento catalán. Los democristianos cuentan en estos momentos con 16 diputados autonómicos dentro del grupo de 50 que CiU tiene asignados tras las elecciones celebradas en noviembre de 2012. Según todas las encuestas serán los más castigados, una vez que, gracias a la lista con ERC, Convergencia podrá siempre disimular el batacazo que hubiera podido convertir a los republicanos en la primera fuerza política de Cataluña, recuperando el empuje que tuvieron con Lluís Companys en la Generalitat durante la II República.