El nombramiento oficial de la ex ministra de Educación, Isabel Celáa, como nueva embajadora ante la Santa Sede ha enconado el choque que mantiene el titular de Exteriores, José Manuel Albares, con la carrera diplomática.
Celaá es el sexto embajador político de Pedro Sánchez, que se coloca a solo tres del récord de nueve que alcanzó el anterior Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. La Asociación profesional de la Carrera Diplomática (ADE) ha calificado de "lamentable" que "habiendo tantos profesionales idóneos de nuevo se opte por un nombramiento político".
El destino de Celáa en el Vaticano se había filtrado hace unas semanas. El malestar entre los diplomáticos era bastante grande. Si bien, confiaban en que finalmente no se confirmase la elección de la exministra. No ha sido el caso. Y el Boletín Oficial del Estado ha recogido este miércoles su nombramiento. "¿Por qué los políticos nunca piden Gabón o Bangladesh?", explican fuentes consultadas por Vozpópuli. "Pero no. Siempre van a los mejores destinos".
Celáa y los embajadores políticos
La exministra de Educación es el sexto embajador político que nombra el Gobierno de Sánchez. Todos están colocados en lo que en jerga diplomática se conoce como circuito Chanel. Es decir, destinos de relevancia y cómodos. Celáa es el tercer exministro de Sánchez recolocado como embajador. Carmen Montón, que dimitió tras revelarse que plagió su tesis, es la embajadora de España ante la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington; y José Manuel Rodríguez Uribes está en la Unesco (París), donde sustituyó al también socialista Andrés Perelló.
En total, el Gobierno de Sánchez ha nombrado seis embajadores políticos. Además de los exministros, Sánchez ha ubicado a Manuel Escudero en la OCDE; al exalcalde de Lérida, Ángel Ros, en Andorra; y Ángel Martín Peccis en Cuba. Estas imposiciones molestan mucho en el seno de la carrera diplomática, que defiende que estos puestos deben ser para los funcionarios profesionales.
La polémica de Celáa se produce en un contexto de tensión en el seno del Ministerio de Asuntos Exteriores por las decenas de ceses de altos cargos desde que Albares asumió la cartera en verano. El episodio que enrareció el ambiente entre el ministro y la carrera diplomática fue el relevo de Juan González-Barba como secretario de Estado para la UE a finales del 2021.
Un correo electrónico de la UGT defendiendo a Albares y atacando a González-Barba indignó a la Asociación profesional de la Carrera Diplomática (ADE), que agrupa el 65% de los diplomáticos del Ministerio.
Morodo y el récord de Zapatero
El Gobierno de Sánchez no es el único que ha recurrido a la figura de los embajadores políticos, que apenas se limitaron a casos muy excepcionales durante los Gobiernos de Felipe González y José María Aznar, pero que se convirtieron en algo habitual con Mariano Rajoy y en el actual Ejecutivo.
El récord lo ostenta Zapatero con nueve. Raúl Morodo, en Venezuela, es uno de los nombres más sonados. Pero también colocó al actual ministro Luis Planas en Marruecos; Francisco Vázquez, en el Vaticano; Cristina Narbona y Fernando Fernando Ballestero, en la OCDE; Germán Bejarano, en Malasia; o la exministra María Jesús Sansegundo, en la UNESCO.
Otro exministro que nombró Zapatero como embajador fue Joan Clos. El también exalcalde de Barcelona fue embajador en Turquía. Y todavía se recuerda en la carrera que Clos residía habitualmente en Estambul y no en Ankara, capital del país y sede de la legación diplomática.
Rajoy, por su parte, también hizo nombramientos polémicos como el de Federico Trillo como embajador en el Reino Unido; José Ignacio Wert, en la OCDE; y el exministro de Defensa, Pedro Morenés, en Estados Unidos.
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