Juan Carlos I llevaba casi dos años imaginando un regreso a La Zarzuela similar al que ha protagonizado en Sanxenxo: con luz y taquígrafos, recibido con los brazos abiertos y con la opción de quedarse varios días. También deseaba ver a la princesa Leonor, la heredera, para hablarla de rey a futura reina. Nada de eso, sin embargo, ocurrirá este lunes. El Emérito pasará apenas unas horas en la que es su casa, en un momento de máxima tensión con su hijo, y con una actitud desafiante, tal y como demostró ayer tras ser preguntado sobre si iba a dar algún tipo de explicación: "¿Explicaciones, de qué?", respondió entre risas.
Desde Casa Real no han especificado a qué miembros de la familia real verá el monarca, aunque sí está confirmada una reunión con su hijo y también con la reina Sofía, que regresa de un viaje a Estados Unidos. Según fuentes próximas al entorno más cercano al Emérito, "ha dejado caer que podría tener que firmar unos documentos con su mujer".
El reencuentro con la reina emérita, de hecho, tendría ese único objetivo: "Parece ser que tiene que arreglar unos papeles. Es, al menos, lo que ha trasladado, aunque tampoco ha dado muchos detalles". Sus amigos, en todo caso, achacan esas firmas a "temas de patrimonio o de gestión" y no a asuntos más trascendentes.
Respecto a la reunión con Felipe VI, afirman que "la ha aceptado, pero a regañadientes". Estas mismas fuentes, de hecho, afirman que la mediación de la infanta Elena ha sido clave para que el Emérito acepte verse con su hijo. Está por decidir, en todo caso, si hay imágenes de ese encuentro: "La situación es más que tensa y no está nada claro".
Sin comida prevista
Desde el círculo de confianza de Juan Carlos I añaden, además, que "no está previsto ni que coma en Zarzuela", teniendo en cuenta el choque protagonizado entre los dos reyes: "Por la institución tienen que guardar las apariencias, pero la última conversación fue dura".
Por la institución tienen que guardar las apariencias, pero la última conversación fue dura", señalan fuentes próximas al Emérito
Según el plan inicial transmitido por el entorno del monarca, "saldrá rumbo a Madrid por la mañana, se reunirá con su hijo y su mujer, recogerá una serie de cosas que se quiere llevar... y volará a Abu Dabi con el objetivo de llegar a última hora de la tarde o por la noche".
El Emérito, de hecho, ha compartido con sus amigos su sentimiento de decepción con Felipe VI. Tal y como informó ayer Vozpópuli, Juan Carlos I no esconde su "enfado" con su hijo. Al actual rey, de hecho, le achaca haberle puesto "a los pies de los caballos" por "hacer caso a Pedro Sánchez".
Además, ha confesado a su círculo de confianza el malestar que le genera el rechazo de Felipe VI a que pueda dormir en Zarzuela, "su propia casa", como ha asegurado él mismo: "Destaca que haber abdicado no quiere decir que pueda perder su casa. Siente que le han expropiado".
"Me voy para volver pronto"
Juan Carlos I, en todo caso, se siente en una posición de fuerza tras su regreso a España: "Uno de los temores de Casa Real es que, una vez aquí, no quiera volver. Evidentemente, tiene que regresar a Abu Dabi. Pero él está crecido y en Zarzuela lo saben".
El monarca, consciente de esta situación, ya ha trasladado a sus amigos que regresará, "sí o sí", en apenas 20 días: "Me voy, pero para volver pronto", ha afirmado.
Su objetivo es estar presente en el Campeonato del Mundo de regatas en Sanxenxo el próximo 10 de junio, y también quiere pasar unos días en Barcelona en la casa de su amigo Josep Cusí. Una visita, esta última, que todavía no tiene fecha.
Cuatro días muy intensos
Con su viaje a Madrid antes de regresar a Abu Dabi, Juan Carlos I pone fin a cuatro días más que intensos en Sanxenxo, tras su llegada el pasado jueves. Personas que han estado con él estos días afirman a Vozpópuli que "ha tenido la agenda muy completa". Y, aunque "el sábado y el domingo se le notaba más cansado", afirman, "sigue estando en forma".
Lo demuestra, aseguran, el hecho de que haya podido competir en una regata. También llamó la atención que decidiera trasladarse el sábado hasta la ciudad de Pontevedra para ver el partido entre el Cisne y el Barça B en el que jugaba su nieto, Pablo Urdangarin.
Para ese desplazamiento, las fuentes consultadas confirman que Juan Carlos I contó con un primer círculo de seguridad formado por cinco escoltas: "Es el operativo habitual y el que finalmente tuvo que aceptar. Sobre todo, para ese desplazamiento y para garantizar su seguridad en la grada".
Algunos de los presentes en el Club Náutico de Sanxenxo, eso sí, se quedaron con las ganas de disfrutar de una cena con el Emérito el sábado: "Estuvo presente en los pinchos, pero por la noche estaba cansado y prefirió estar tranquilo".
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