España

El encuentro entre la infanta y Urdangarin en prisión: dos horas de vis a vis familiar

Cristina de Borbón llegó a la cárcel de Brieva (Ávila) sin sus hijos al centro por la tarde, el horario más cómodo para los funcionarios

La fórmula que usaron la infanta Cristina y su marido, Iñaki Urdangarín, para verse en prisión fue un vis a vis familiar, según informan a Vozpópuli fuentes conocedoras del encuentro. La hermana del Rey llegó a la cárcel de Ávila procedente de Suiza donde tiene fijada su residencia. Acudió sola, sin la compañía de sus hijos a pesar de que esta fórmula de comunicación les permitiría estar con su padre.

Los cuatro hijos de la pareja tienen todos más de diez años de edad por lo que pueden acudir a todas las comunicaciones contempladas en el régimen de visitas de la prisión, incluida la comunicación en el locutorio (40 minutos semanales). En el vis a vis familiar al que optó en esta primera visita el matrimonio, también pueden acudir los hijos, aunque el límite permitido es de cuatro allegados.

Urdangarín llevaba siete días en la cárcel cuando recibió la visita de la infanta. Acudió al centro penitenciario a primera hora de la tarde, según las mismas fuentes consultadas. Se trata de una hora cómoda para los funcionarios. Estos encuentros se realizan en salas habilitadas en las que suele haber una mesa con sillas y un baño. Se puede llevar comida del economato de la cárcel.

No agotaron el tiempo permitido

Es habitual que los presos sean registrados al acabar por si la visita les hubiese dado algún objeto prohibido. A las visitas en cambio sólo se les cachea cuando hay sospechas fundadas de alguna riesgo. La duración de un vis a vis familiar es de una a tres horas y, según las mismas fuentes, la infanta permaneció dos horas en el centro penitenciario, es decir, no llegaron a agotar el tiempo establecido. Fue necesario que antes de la visita Urdangarín facilitase al centro el DNI se su esposa y que la dirección de la cárcel diese el visto bueno.

Iñaki Urdangarín y la infanta Cristina pueden hablar 50 minutos a la semana por el teléfono de la cárcel. Son llamadas que paga el interno con su cuenta de peculio en la que le pueden ingresar cien euros a la semana. Agotado ese dinero, sólo tiene derecho a llamadas de emergencia. Otra opción para comunicar es el vis a vis íntimo, en salas habilitadas con una cama y una ducha.

También existen los vis a vis de convivencia. Se dan cuando dos presos quieren que sus respectivas familias o allegados se conozcan y pasar el día con ellos. Son comunicaciones más largas que las anteriores y también pueden ir niños. Difícilmente Urdangarín llegará a solicitar este tipo de visita en la cárcel de Ávila en la que se encuentra ya que es una prisión de mujeres con un pequeño módulo de cinco celdas en la que exduque es el único interno.

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