España

El policía Enrique Barón aspira a hacerse con las riendas de los espias españoles

Sería la primera vez que un miembro del CNP se podría convertir en jefe de los espías españoles, un cargo donde se ha optado siempre por un militar o por un civil, aunque su nombre no despierta unanimidades. La sucesión de Félix Sanz Roldán está sobre la mesa desde que el PP ganara las elecciones el pasado 20-N. Los populares consideran ya insostenible su continuidad.

El nombre del actual comisario general de información, responsable de la lucha antiterrorista, Enrique Barón Castaño, circula con insistencia como uno de los candidatos para convertirse en el nuevo responsable del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), en sustitución del general Félix Sanz Roldán. Un detalle muy novedoso es que se trataría del primer director de los espías españoles que procede del Cuerpo Nacional de Policía, en un órgano que ha tenido al frente a seis militares y a dos civiles, Jorge Dezcallar y Alberto Sáiz, pero nunca a un miembro de la Policía, lo que quizá sea el elemento que más puede impedir su desembarco, aunque no le faltan apoyos en el PP y de miembros del Gobierno. No parece, en todo caso, despertar unanimidades en el Ejecutivo. Considerado uno de los principales expertos en lucha antiterrorista, fue jefe superior de la Policía en el País Vasco y también en Madrid, aunque en 2008 abandonó esta responsabilidad y se cobijó en la Comunidad de Madrid como director general de Seguridad.

Barón desembarcó en la Comisaría General de la Información nada más tomar posesión como director de la Policía Ignacio Cosidó, en enero de este año. Lo primero que hizo Cosidó fue descabezar a la cúpula policial que heredaba de la etapa de Alfredo Pérez Rubalcaba --y que su sucesor en el Ministerio del Interior, Antonio Camacho, mantuvo-- después de haber atacado inmisedicorde a muchos miembros de esa cúpula por la gestión que hizo de los casos Faisán, Palma Arena o Gürtel. El nuevo responsable de la Policía recuperó a Barón Castaño, a quien se considera muy ligado al Partido Popular y, por tanto, persona de confianza, aunque su figura levanta alguna suspicacia.

Renovación pendiente y Estatuto del Personal

La sustitución de Sanz Roldán está sobre la mesa de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, desde el mismo momento en que aterrizó en Moncloa. Porque lo primero que hizo Mariano Rajoy el día en que anunció la composición de su gabinete ministerial fue traspasar la dependencia orgánica del CNI del Ministerio de Defensa al Ministerio de la Presidencia. Desde entonces, el general Sanz Roldán se ha venido reuniendo periódicamente con la vicepresidenta, que, además, se comprometió a sacar adelante un nuevo Estatuto del Personal del CNI. Desde el PP siempre se dio por inmediata su sustitución, entre otras cosas porque a Sanz Roldán se le considera persona muy próxima al PSOE y llegó a tener un papel destacado en las acusaciones contra Federico Trillo por el accidente del Yak.

El nombre de la persona que ocupe el CNI será sometido a consideración del Rey

Sanz Roldán declaró ante el juez Fernando Grande-Marlaska, que investigó las condiciones de la contratación del Yak-42 que se estrelló en Turquía en 2003 segando la vida a 62 militares, que Federico Trillo, en ese año ministro de Defensa, era conocedor de las quejas que se habían vertido respecto a las condiciones precarias en que se producían esos vuelos. Muy mal visto por el entorno popular, sin embargo los meses han ido pasando, y tal y como ha ocurrido en otros organismos, --leasé Radiotelevión Española o Banco de España--, cada vez hay más nerviosismo por abordar una serie de relevos que se van amontonando medio año después del triunfo de Mariano Rajoy en las elecciones generales. Fuentes populares indicaron a Vozpópuli que esta sustitución se producirá "más pronto que tarde".

El nombramiento del nuevo Secretario de Estado Director (SED), que es su denominación oficial, es potestad del Consejo de Ministros, aunque su nombre se somete a consideración del Rey, a quien se escucha tanto en este caso como en el del ministro de Defensa o embajador en Estados Unidos. De hecho, Don Juan Carlos fue determinante en la designación de Ramón Gil-Casares como representante de España en Estados Unidos en detrimento de Trillo, al que sí había dado el visto bueno años antes para que ocupara Defensa.

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