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Entrevista a Alejo Vidal-Quadras: “El Gobierno no ha dicho ni 'mu' de mi atentado, Marlaska ni me ha llamado”

Alejo Vidal-Quadras concede una entrevista a Vozpópuli donde reflexiona sobre la amenaza de Irán y relata su experiencia después del atentado que estuvo a punto de costarle la vida

Alejo Vidal-Quadras sonríe a la vida cuatro meses después de su atentado. Poco a poco van sanando las heridas externas y las internas que, tras episodios como el que vivió el pasado 9 de noviembre, son las que más dolor generan. "Para los médicos he tenido una recuperación muy rápida pero a mí me ha parecido lenta", reflexiona con una sonrisa, que no abandona durante la hora y media que dura la entrevista a Vozpópuli, en el salón de su casa en Madrid. Un domicilio que se ha convertido en un auténtico fortín con un control de seguridad en el portal que parapeta y custodia al físico.

El atentado de Vidal-Quadras está siendo uno de los grandes retos de la Policía Nacional. Alejo tiene sólo buenas palabras hacia los investigadores de la Brigada Provincial de Información y la Comisaría General. "Son unos grandes profesionales", ensalza, al igual que destaca la labor de los sanitarios del Hospital Gregorio Marañón, donde le salvaron la vida.

El fundador de Vox tiene claro que Irán se encuentra detrás de la planificación de su asesinato. "Lo más normal es que yo estuviese muerto", afirma mientras señala las heridas del impacto de entrada y salida de la bala. En esta entrevista con Vozpópuli desvela qué le diría al sicario si pudiera encontrarse con él o cuál ha sido la respuesta del Gobierno de Pedro Sánchez a su atentado.

Pregunta. Tiene fuerza para dar un paso adelante. El objetivo de amedrentarle no lo han conseguido.

Respuesta. No es la primera vez que intentan amedrentarme. Porque cuando estaba en Cataluña no era aquello precisamente un camino de rosas. Las juventudes de Esquerra, en los años 90, se las traían. Un 11 de septiembre tiraban tornillos con tirachinas de reglamento. No son unos angelitos. Y escraches, como ahora se dice, continuamente. Es gente violenta. Pero bueno, el que me ha querido matar no es el independentismo catalán, es el régimen de Irán, los ayatolás.

Hay mucha gente metida en esto. Hay un marroquí, un español convertido al islam que vivía en la comuna hippy. Después está el sicario, el venezolano… es muy internacional.

P. En Estados Unidos hay antecedentes de intentos de asesinato bajo la sombra de la sospecha de Irán, contratando a sicarios, como al cártel de los zetas, para después no quedar vinculados directamente.

R. Es un sistema teocrático donde rige la sharia y todo depende del léder religioso. Es un régimen de una crueldad represiva brutal, la peor del mundo. Es decir, que hay regímenes muy represivos, como Corea del Norte, Venezuela, Nicaragua, China tampoco está mal… la Rusia de Putin tampoco es que sea una democracia ejemplar. Vamos, que te liquidan si te opones al líder. Pero lo peor de todo es Irán. El año pasado ejecutaron a más de 800 personas. Tienen el récord de ejecuciones per cápita del mundo. Es un régimen de una brutalidad… Lo que me sorprende es que la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá u occidente en general mantenga relaciones diplomáticas normales con estos monstruos. Aquí tenemos sus embajada abierta. ¡Y a mí me han querido matar!

Alejo Vida-Quadras en un momento de la entrevista
Alejo Vida-Quadras en un momento de la entrevistaVanesa Nérida

No tengo la prueba, pero es verde y con asas. Un hermano del sicario ya ha hecho trabajos para la República Islámica [como adelantó en exclusiva Vozpópuli]. Ellos, en los ochenta y en los noventa mataron a bastantes disidentes en el extranjero. Lo hacían ellos mismos. En Ginebra mataron al profesor [Kazem] Rajavi. Son 12 o 13 agentes de la inteligencia iraní, que llegan a Ginebra con cobertura diplomática. Y en el 93 matan a unos disidentes kurdos en Berlín. La Unión Europea tuvo una reacción muy fuerte, cortando relaciones. Entonces [los iraníes] ven que la cosa se pone difícil. Están unos años sin atentar. Y ahora lo hacen contratando gente. Contratan profesionales: antes eran ellos mismos y ahora lo encargan.

P. ¿Cómo asumió que Irán le metiese en una lista de ‘terroristas’ más buscados?

R. Cuando vi eso, cuando un régimen de esas características que mata a gente en su país de forma masiva te ponga en la lista… Hombre, es intranquilizador. Pero pensé: “¡Bah! No se atreverán”. Aparte que las sanciones que nos impusieron eran ridículas: que yo no podía entrar en Irán -¿te crees que voy a ir allá? Si entro no salgo-; y que mis activos en irán quedaban congelados. Lo que tengo, lo tengo en La Caixa o en el banco de la esquina [ríe].

"Me han preguntado: “¿Usted notó algo?”. Me dicen que me seguían, que me grababan… pero no, hasta que me pegaron el tiro"

¿Qué me van a congelar en Irán? Me lo tomé un poco a chacota. Ahora he visto que iba en serio. Era una amenaza, sin duda. El objetivo era amedrentarnos. Pero, francamente, no pensé que… es más, vivía tranquilo. Porque me han preguntado: “¿Usted notó algo?”. Me dicen que me seguían, que me grababan… pero no, hasta que me pegaron el tiro.

P. ¿Y por qué cree precisamente que han venido ahora a por usted?

R. Este tipo de regímenes se vuelve más agresivo cuando se nota en peligro o en debilidad. En Irán ha habido una serie de protestas… no sé si recuerdan hace tiempo el movimiento verde [en referencia a las protestas masivas de 2009]: aquello fue muy serio, allí mataron a mucha gente. Después las protestas en 2019, también mataron a 1.500 personas por la calle y detuvieron a 30.000; muchos de los cuales siguen en la cárcel, los torturan… o ejecutan. Es un régimen muy represivo, hasta extremos realmente increíbles. Entonces, viene la muerte de Mahsa Amini [año 2022, tras ser detenida por no llevar el velo]; y ahí hay también grandes protestas, vuelven a matar gente, y la opinión pública internacional se les pone totalmente en contra. Hay continuamente protestas. La gestión del covid también les debilitó. Hay un estado latente de rechazo al régimen muy grande. Y el régimen se nota frágil, débil, como si pudiera haber una revuelta en cualquier momento que no puedan controlar. Y por eso se han vuelto mas agresivos.

Alejo Vidal-Quadras durante la entrevista con Vozpópuli
Alejo Vidal-Quadras durante la entrevista con VozpópuliVanesa Nérida

A quien sí consiguen amedrentar es a los gobiernos. Tienen cuatro métodos: pueden montarte un ataque terrorista en cualquier momento; segundo, toman rehenes, si te vas allí de turista, te cogen y dicen que eres un espía, para después reclamarle al gobierno de turno; luego tienen un instrumento de presión sobre occidente que es el programa nuclear; y la última es que todavía hay algunas grandes empresas europeas que trabajan allí. Entonces los gobiernos tienen miedo. Si se fijan, el Gobierno español no ha dicho ni ‘mu’ de mi atentado.

P. ¿Ni en privado?

R. No. A ver, quince días después del atentado me llamó la jefa de gabinete de [Fernando Grande] Marlaska y me preguntó cómo estaba, que el ministro quería saber cómo estaba, si necesitaba algo… ¡15 días después! ¡La jefa de gabinete! No Marlaska, que habría sido lo normal. No sé, la Casa Real, el Rey, firmó un autógrafo mandándome su deseo de que me recupere. Y también llamaron desde la Casa Real. [José María] Aznar.

"Quince días después del atentado me llamó la jefa de gabinete de [Fernando Grande] Marlaska y me preguntó cómo estaba, que el ministro quería saber cómo estaba, si necesitaba algo… ¡Quince días después!"

[Alberto Núñez] Feijóo se ha portado muy bien, ha estado en contacto conmigo permanentemente. Si tienes interés, lo demuestras. Pero al Gobierno no le he visto ninguna declaración.

P. Fue un atentado consumado, aunque erraron.

R. Sí, lo más normal es que yo estuviese muerto. Él vino por detrás y me habló para que me diera la vuelta, porque me quería disparar al cuello, que es es mortal.

P. ¿Qué le dijo?

R. “Hola, señor”. Entonces oí una voz aquí [señala detrás de su cabeza], me di la vuelta… No le vi, porque me dio el tiro. Dicen que… giré la cabeza de una manera que la bala entró por aquí y salió por aquí [señala ambas partes del rostro]. Hice un giro e incliné la cabeza. Como había mucha gente, porque era La Almudena y salía la gente de misa, el tipo disparó y no esperó a ver el resultado. Salió corriendo y cogió la moto. Si no hago eso, me habría matado. Fue un milagro.

P. ¿No le vio? ¿No recuerda nada de él?

R. No le vi, no. Me pegó el tiro. Entré en shock. No me caí al suelo. Me apoye… porque yo vi… o sea… ¡Pam! El tiro te deja aturdido. Tienes una conmoción. Vi en el suelo la sangre, chop chop [imita el sonido de la sangre cayendo]. Se hizo en el suelo un charco. Un señor que pasaba se quitó la chaqueta o el chándal y me tapó las dos heridas, el orificio de entrada y salida. Me apretó así [reproduce el gesto], que estaba chorreando, hasta que llegó la ambulancia. Quizá me salvó la vida, porque si no me desangro. Yo he sabido después quién es este señor, hemos hablado por teléfono y hemos quedado en vernos. Pero yo no le recuerdo. Me dice: “Yo le apretaba y usted me miraba, pero no me veía; tenía los ojos…”.

P. Ese sicario, ¿qué sabe de él? Si le tuviera delante, ¿qué le diría?

R. Hombre, no le diría nada amable. No sé, es una situación impensable. Lo que espero es que le encuentren y le detengan. Porque debe tener buena información, ¿no? Por ejemplo, quién le pagó.

P. ¿Cree que es la única pieza que falta para completar el puzle?

Creo que es una pieza clave, ¿no? Yo del sumario no sé nada, pero he leído en los medios que también hay un marroquí al que tampoco han pillado. Está el marroquí, el venezolano, el franco-tunecino, el español que se convirtió al islam y que vivía en la comuna… Es un asunto que por lo que he leído lo prepararon durante bastante tiempo, no fue improvisado. Un plan. Todo lo cual me confirma que viene del régimen iraní.

P. ¿No contempla como plausible ninguna otra hipótesis?

R. En absoluto. Tengo la certeza. Pero claro, la certeza es subjetiva. Los motivos por los que la tengo ya los conocen. Dicho esto, la Audiencia [Nacional] lo está investigando, también las policías de otros países. Veremos cómo acaba la investigación y lo que dice el instructor.

P. ¿Usted cree que se esclarecerá al cien por cien? Hay otros episodios donde nunca se ha llegado a la pistola humeante.

R. Exacto.

P. ¿Teme que ocurra algo parecido?

R. Puede ser. Hay dos piezas clave: el sicario y el marroquí. Por lo que he visto, los detenidos tenían un papel más de apoyo, pero no estaban en el ajo, como al que le pidieron que comprara la moto. Si no detienen al marroquí y al sicario, faltarán dos piezas esenciales.

P. ¿Teme por su vida?

R. Creo que a corto plazo no. Aparte que tengo una seguridad muy completa. Pero tratándose de esta gente, a medio y largo plazo, vete a saber si dicen: “Bueno, ya te pillaremos”. Para el resto de mi vida tengo esa amenaza encima. Salvo que caiga el régimen, que es a lo que contribuiré.

P. ¿Y por su familia?

R. Yo lo he hablado con mi familia. Con mi mujer, con mis hijos… Me han dicho que, si quiero continuar, me apoyan totalmente. La familia no solo no me ha puesto obstáculos ni ha intentado disuadirme, sino que me ha dicho que, lo que yo haga, ellos me apoyarán.

"Para el resto de mi vida tengo esa amenaza encima"

Yo quiero continuar con esta labor de llevar la democracia, la libertad, la igualdad entre el hombre y la mujer y el respeto a los derechos humanos al pueblo de Irán. Quiero continuar con ese trabajo. De hecho ya estoy continuando.

P. Háblenos de su estancia en el hospital.

R. Entro en el Gregorio Marañón y por la naturaleza de la herida me llevan a servicio máxilofacial. Tengo esto destrozado [se señala un lado del a cara], el maxilar hecho polvo, sobre todo esto [señala el otro lado]. No tengo ningún recuerdo. Entran, me sedan y me despierto en la UCI cuatro días después. Yo creía que era el mismo día. Me despierto y no puedo hablar. Veo a mi familia, a mi mujer, mis hijos, las enfermeras… Y veo que no puedo hablar. Hubo unos minutos terribles, porque no podía moverme. Pensé que me había quedado paralítico, tetrapléjico. Estaba tumbado, intentaba mover la mano, una pierna… No podía. Sentí una angustia… Entonces llegan los médicos, sonrientes, contentísimos: ¡Hombre! ¡Alejo! ¡Ya te has despertado, qué bien!”. Eran cinco o seis médicos residentes. No podía hablar, no podía moverme, creía que estaba tetrapléjico y estos contentísimos. “Aquí algo falla”, pensé. Con la mirada hice… [se mira al cuerpo], como diciendo: “No puedo moverme”. Me dicen: ¿Qué te pasa, no te puedes mover?”. Hice así [asiente firmemente con la cabeza]. Y me dicen: “Hombre, ¿como te vas a poder mover? Si has estado cuatro días intubado y sedado. Los músculos no responden. No te preocupes, en media hora o así empezarás a moverte”. Y entonces me tranquilice.

Alejo Vidal-Quadras en el salón de su casa
Alejo Vidal-Quadras en el salón de su casaVanesa Nérida

Los 16 días en el hospital estaba con buen ánimo, muy bien atendido. Al principio me alimentaban por sonda nasogástrica. La bala, curiosamente, no tocó la faringe y la laringe, pero como lleva una energía cinética altísima desprende un calor tremendo y me hizo un edema en la boca y en toda esta parte [se señala la garganta]. Empezaron a intentar que tomara caldo. Era horroroso. Como tenía el edema… El caldo estaba tibio, no estaba caliente. Cuando pasaba por aquí era un dolor… Era una tortura. A medida que pasaban los días el edema fue bajando.

Cuando vine a casa no me dieron el alta, estaba en hospitalización domiciliaria, vienen el médico y kas enfermeras todos los días. Esto se infectó [señala el orificio de salida], me dieron un antibiótico que no funcionó. Me pusieron un antibiótico mucho más fuerte. Llevaba una bomba con el antibiótico y una vía que entraba por dentro hasta una vena por aquí, por dentro. La bomba cada ‘x’ tiempo te mete el antibiótico. La llevas para todo, para ducharte y demás. Tanto antibiótico además te deja echo polvo.

P. Habla de sus heridas físicas. Y por dentro…

R. Y lo peor de todo, cuando llego a casa al cabo de pocos días, es que caigo en el terreno anímico en un pozo negro de angustia, ansiedad y depresión que no puedo explicar. Es muy difícil de describir. No solo no tienes ganas de no hacer nada y de no ver a nadie, es que te quieres morir. Dices: “Qué hago en esta vida”. O sea, horroroso. Hasta tal punto que tuve que tener tratamiento de psiquiatra. Y la maravilla de la moderna farmacopea. El psiquiatra me ha dado una medicación que es muy común, en una dosis muy pequeña. Y ahora estoy bien, con ganas de hacer cosas, de estar aquí con ustedes. ¡De comer! Me puedo tomar un rabo de toro [ríe]. La vida vuelve a ser vivible.

P. Tiene incluso fuerzas de sacar adelante su nuevo libro (Alejo Vidal-Quadras lanza ahora ¡España a la deriva: cómo el sanchismo ha llevado a la degradación del orden institucional, social y moral de nuestro país’, ediciones B).

R. Esta es una recuperación de artículos que publico en su periódico digital, en Vozpópuli. Abarca cinco años: desde que Sánchez llega con la moción de censura al poder hasta las elecciones del 23-J. No son todos los artículos, son una selección, si no serían varios volúmenes, porque todos los domingos… ¡Sólo he fallado un domingo! Que fue cuando estaba sedado, intubado. Pero en cuanto me desperté, mandé un artículo.

P. ¿Cómo lo escribió?

R. En la cama, con el iPad. Se llamaba ‘El terror y el amor’. Comparaba el terror con el amor que recibes, de la familia, del equipo médico, la gente que te escribe mensajes… Entonces, para el libro hice una selección. Creo que ofrece una buena panorámica del sanchismo y de algo que yo considero esencial que los españoles entiendan, sobre todo los partidos políticos que son la alternativa al sanchismo: Y es que no basta con una alternancia, necesitamos una alternativa. Es decir, el sistema del 78 ha funcionado durante mucho tiempo y España ha progresado en renta per capita, infraestructuras, hemos entrado en la Unión Europea, en la OTAN…

"La etapa sanchista nos ha demostrado que España necesita no paracetamol, necesita cirugía; necesita reformas estructurales"

Ha habido mucho progreso. Pero es un sistema que tiene muchos defectos estructurales, tanto de tipo jurídico como de tipo institucional, como del sistema productivo, la educación… Tenemos defectos estructurales graves, por eso pasa lo que pasa; que un desaprensivo, hay quien dice incluso que… Que no es normal, por decirlo de manera suave… que una persona de estas características se hace con el Gobierno y puede destrozar el país. No hay controles o contrapesos, o instrumentos de tipo jurídico, institucional o social que le puedan parar los pies. O sea, un Gobierno se apodera del Parlamento, del Tribunal Constitucional, de la Fiscalía General y se entrega a la destrucción de la nación que está gobernando. Eso no se ha visto nunca.

Alejo Vidal-Quadras en un momento de la entrevista
Alejo Vidal-Quadras en un momento de la entrevistaVanesa Nérida

En el libro explico reiteradamente, y lo detallo, ilustro con muchos ejemplos, que el que venga después de Sánchez, que tendrá que ser Alberto Núñez Feijóo -con o sin apoyo de vox, no sé, eso dirán las urnas-, si no entiende que ha de emprender reformas estructurales profundas -por ejemplo cómo se elige al CGPJ, cómo se nombra al fiscal general o a los magistrados del Constitucional, cómo ha de ser el sistema educativo, la legislación laboral, el sistema fiscal, cómo hay que organizar las autonomías para que no sea un desastre-… Todo esto, que son cuestiones esenciales, si el que viene después hace apañitos, no servirá. La tesis central del libro es esta. Que la etapa sanchista nos ha demostrado que España necesita no paracetamol, necesita cirugía; necesita reformas estructurales.

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