Las hojas del calendario van cayendo y las negociaciones entre ERC y Junts para formar gobierno en Cataluña siguen encalladas. Si los de Oriol Junqueras querían sellar con celeridad un acuerdo, y barajaban cerrarlo por Sant Jordi, el 23 de abril, ahora admiten que se alargará más de lo que esperaban. El nuevo horizonte que se marca ERC es antes de que acabe el estado de alarma, el próximo 9 de mayo.
Las fuentes consultadas por este medio aseguran que hay que llegar a esa fecha con "plenas competencias" para que el Ejecutivo pueda tomar las medidas que considere oportunas una vez sean las comunidades autónomas quienes gestionen sin tutelas la crisis sanitaria.
Los nacionalistas catalanes han sido muy críticos con las medidas contra la covid-19 adoptadas por el Gobierno de Pedro Sánchez -e incluso se desmarcaron de apoyar algunas votaciones sobre el estado de alarma-, y, por este mismo motivo, creen que deben ser "coherentes".
Es decir, si piden al Ejecutivo central que facilite un paraguas jurídico para desplegar medidas para proteger a la gente una vez termine el estado de alarma, debe haber un nuevo Govern capaz de asumir la gestión ante este nuevo escenario que reclaman. Entre sus principales reclamaciones se halla el toque de queda nocturno, ya que la Generalitat no tiene competencias para decretarlo.
ERC espera un "gesto" del Gobierno
Además, se trata de una fecha en la que habrán quedado atrás las elecciones en la Comunidad de Madrid, del 4 de mayo, y dará cierto oxígeno a Pedro Sánchez para poder recuperar los contactos con los nacionalistas. ERC hace tiempo que pide un "gesto" del Gobierno de coalición, ya sea con los políticos condenados por sedición o con la reactivación de la Mesa de Diálogo, que pueda tener un efecto lenitivo para que Junts acceda a conformar un nuevo Gobierno catalán.
Tiene hasta el próximo 26 de mayo para fraguar un acuerdo. En caso contrario, se convocarían automáticamente unos nuevos comicios en la región que amenazarían la mayoría independentista que ostentan ahora ERC, Junts y CUP.
El mayor escollo está en el reparto de carteras y en el papel de Carles Puigdemont y su Consell per la República. Aunque un sector de Junts flirtea con quedarse en la oposición por la negativa de ERC a emprender la vía unilateral a la secesión, la parte del 'establishment' convergente pide no salir del Govern (ya que está en juego el futuro de más de 300 altos cargos y consideran que es más fácil marcar la agenda política desde la posición de ventaja de estar en el poder).
Fondos europeos
La nueva legislatura, con la llegada de los fondos europeos para la reactivación de la economía tras la covid-19, es otro de los motivos de peso que mencionan en Junts para no dejar a ERC brillar en solitario. Fuentes del partido de Puigdemont afirman que puede ser contraproducente desvincularse del nuevo Ejecutivo en una coyuntura que facilitará una política expansiva para la transformación del tejido productivo catalán.
Esas mismas fuentes creen que el acuerdo llegará in extremis, antes de que se deba volver a las urnas. Junts no quiere que el PSC les coja ventaja -ya que podrían jugar la carta de prestar sus votos gratis por "responsabilidad" e investir un Ejecutivo de ERC en solitario-. Y los republicanos siempre podrían aducir que fueron los de Puigdemont a negarse a formar un nuevo acuerdo. Por esta razón, la nueva fecha marcada en el calendario es antes de que termine el estado de alarma, para evitar tensar demasiado la cuerda si se abren otras vías que excluyan a Junts.
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