España

Las escuchas telefónicas acorralan a Rafael Amargo: “Es una cantidad grande, va a ganar dinero”

En una de las llamadas puede escucharse al bailaor supuestamente preocupado por el poco stock de droga disponible en el centro de Madrid durante el confinamiento

Tercera jornada del juicio contra Rafael Amargo. Los magistrados de la Sección 30ª de la Audiencia Provincial de Madrid han podido escuchar este jueves las conversaciones telefónicas intervenidas al bailaor, en las cuales -según apuntan los investigadores en varios informes- confirmarían que el artista se dedicaba a vender droga de manera "persistente" en su casa del barrio madrileño de Malasaña. En dichas llamadas, ha podido escucharse cómo Amargo, presuntamente, negociaba el precio de la droga con alguno proveedores, así como su precio de venta a pequeños consumidores.

"Lo quieren vender, si venden, venden un kilo", "espera que me lo traiga mi distribuidor", "es importante, una cantidad grande, que va a ganar dinero”, "me queda un gramo y es para mí", estos son algunos de las frases atribuidas al bailaor que se ha podido escuchar este jueves en Sala. Conversaciones claves, a juicio del Ministerio Fiscal, a fin de concretar si las drogas incautadas en el domicilio de Amargo eran para consumo propio o para vender a terceros.

Entre las llamadas en las que Rafael Amargo intenta, presuntamente, comprar sustancias estupefacientes, destaca una en la que el bailaor se muestra especialmente preocupado por el poco stock de droga disponible en el centro de Madrid durante el confinamiento. "Voy a hacer un movimiento, por si tú tienes que coger algo, así me lo das y yo voy a por ello. Me están llamando todos los de mi barrio, que ninguno tiene, me ha llamado (un presunto proveedor) que le vende a todo el mundo y nada", explica el artista a uno de sus socios.

En otra de las conversaciones intervenidas por la Policía, Amargo intenta, presuntamente, buscar un proveedor para el traslado de una mercancía desde Barcelona. En la conversación, el bailaor y su interlocutor hablar del precio de compraventa del kilo de metanfetamina. "Tú dile (al supuesto proveedor) que si se acuerda de aquel granuja que te llevé un día al laboratorio" le pide Amargo al otro interlocutor.

Después de esta conversación, el contacto del bailaor le confirma "que hay disponibilidad para traer eso de Barcelona", a lo que el artista contesta: "Ole, ¿nos puede mandar una foto del producto?". Seguidamente, hablan de dos tipos de metanfetamina, de diferentes calidades, para después hablar de cómo se puede transportar desde la ciudad condal.

Financiación de la obra Yerma de Rafael Amargo

Según se deduce de otra conversación, Amargo llega a informar a su interlocutor de cómo podría luego venderse la cantidad negociada y quién se encarga de hacer la inversión. "Es un productor (Eduardo de Santos) quien lo hace, es el que pone el dinero. Él te saca eso cada quince días...", añade.

Sobre estas conversaciones, escuchadas esta mañana en Sala, el pasado lunes, el inspector jefe de la investigación policial apuntó que Amargo y el productor, Eduardo de Santos, utilizaron la venta de droga para "financiar" la obra teatral Yerma.

El inspector señaló que Amargo mantiene una conversación telefónica con un intermediario para poder negociar con uno de los proveedores la cantidad y el precio por el que adquirir hasta un kilo de metanfetamina. Según el agente, de esta y varias conversaciones, se desprende que ambos acusados necesitaban al menos 3.000 euros para poder seguir hacia adelante con el proyecto de la obra Yerma, presentada por el bailaor en el teatro de La Latina en verano.

De igual modo, el testigo defendió ante los magistrados que el artista y el productor teatral se encargaban de distribuir la droga en diferentes círculos. "Una cosa es que Rafael negociase con sus pequeños productores y otra cosa es la compra grande que hace como Juan Eduardo para producir la obra de Yerma", ha añadido.

La Fiscalía pide nueve años de cárcel para el artista, al igual que para Eduardo de Santos por vender droga de forma "persistente". Para el otro acusado solicita seis años de cárcel por ser un "hombre de confianza" que entregaba la droga a los compradores.

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