España quiere dar un golpe sobre la mesa en UNIFIL, la misión de las Naciones Unidas en el Líbano. El Ministerio de Defensa contempla la posibilidad de que un general español lidere en el 2022 el contingente internacional que vigila el debido cumplimiento de las siempre polémicas fronteras entre Israel y el Líbano. Un mandato que requeriría el refuerzo de sus capacidades sobre el terreno -los últimos datos ofrecidos por Defensa cifran la presencia española en el país en 830 efectivos- con el envío de helicópteros del Ejército de Tierra. En la cúpula militar ya se contempla esa opción como una posibilidad real.
El grueso del contingente español en el Líbano se encuentra en la base Miguel de Cervantes de Marjayoun, al sureste del país. Su misión principal se centra en vigilar el cese de las hostilidades en una región que, en las últimas décadas, ha estado marcada por las tensiones entre Israel y el Líbano. De hecho, los relevos más recientes del Ejército de Tierra presentes en este emplazamiento han sido testigo del intercambio de misiles entre ambas partes. Además, hay un pequeño grupo de militares en la capital, Beirut, acostumbrados a ejercer misiones de enlace con otras fuerzas internacionales y diplomáticas.
Pero el cuartel general de la misión de la Unión Europea que España aspira a liderar se ubica en Naqoura, al suroeste del Líbano. España mantiene el viejo anhelo de dirigir el despliegue internacional de la ONU, con más de 10.000 efectivos, toda vez que se consideraría un éxito relevante en el tablero geoestratégico. Lo intentó en los años 2016 y 2018, sin éxito.
Ahora ha lanzado una nueva ofensiva para conseguir su objetivo. “En proceso de decisión se encuentra el liderazgo español de la Misión de UNIFIL, ocupando el puesto de Jefe de Misión con un general español”, apunta el Estado Mayor del Ejército de Tierra en la revista Ejército.
Para asumir el liderazgo, España tendría que reforzar sus capacidades sobre el terreno. Por un lado, unidades de Caballería; vehículos blindados para efectuar los necesarios traslados y protección sobre el terreno. También equipos CIMIC y PSYOPS; los primeros, encargados de gestionar las relaciones del contingente español con las autoridades locales, tanto civiles como religiosas, mientras que los segundos atienden el complejo escenario informativo y emocional de la misión, entre otros.
Helicópteros en el Líbano
Pero el traslado de las autoridades militares de un punto a otro de la región requeriría el despliegue de una unidad de helicópteros, como actualmente se hace en Irak o Mali, o como ya se hiciera en el propio Líbano en el pasado. Y es ahí donde entran en juego las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra, que integran varios modelos de aeronaves que cumplirían las nuevas necesidades requeridas por la misión en el Líbano.
Atendiendo a los cometidos que tendrían que desempeñar, queda prácticamente descartado que el helicóptero Tigre sea el elegido para participar en el despliegue, teniendo en cuenta que su principal misión es de ataque y no tanto del traslado de personal o recursos materiales. O su participación, al menos, quedaría reducida al apoyo a otros aparatos dedicados al transporte. Así, dentro del abanico de opciones a tener en cuenta se encuentran el Súper Puma -exprimido durante años en Afganistán y ya en proceso de jubilación en las Fuerzas Armadas- el NH90 o el Cougar. En caso de requerir un transporte más pesado siempre se podría recurrir al polivalente Chinook, aunque no parece que ese vaya a ser el escenario que se demande en el Líbano.
La propuesta de liderar la misión de la ONU en el Líbano tiene nombre y apellidos. El general Aroldo Lázaro del Ejército de Tierra es el favorito entre los mandos militares para tomar las riendas del contingente en el Líbano. Cuenta con una gran experiencia en puestos de relevancia, tanto nacionales como internacionales, y ha participado en numerosas misiones en el extranjero, incluido el Líbano, donde estuvo en los años 2011, 2013 y 2016.
El lanzamiento de la candidatura española para liderar la misión en el Líbano viene de lejos. Desde que Margarita Robles asumió la cartera de Defensa, se han sucedido los contactos para elevar la propuesta a las Naciones Unidas y relevar al actual jefe de UNIFIL, el general italiano Stefano del Col.
En caso de conseguir el objetivo, España mandaría la misión de la ONU en un momento convulso para el Líbano, sumido en una grave crisis económica y política marcada por la tragedia que se vivió en Beirut en agosto de 2020, cuando una tremenda explosión barrió el puerto y las inmediaciones, llevándose la vida de más de 200 personas.
El traslado de nuevas capacidades al Líbano supondría un reto logístico de envergadura para las Fuerzas Armadas, teniendo en cuenta que habría que articular los recursos al mismo tiempo que se mantienen fuerzas numerosas en Mali o Letonia, entre otros, y se redobla la presión en el Mar Negro y en el Mediterráneo, en el marco de la crisis entre la OTAN y Rusia a costa de Ucrania. No obstante, hay que tener en cuenta el reciente repliegue de Afganistán: España quiere reconvertir el esfuerzo invertido en este país en las últimas dos décadas para reforzar su posición en escenarios de máxima prioridad.
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