La dilatada declaración en la Audiencia Nacional de Víctor de Aldama, en el epicentro de algunos de los escándalos judiciales que acechan al Gobierno, apunta a México como un escenario clave en su relación con Moncloa: el intermediario asegura que un proyecto ferroviario en el país americano fue el punto de partida de su relación con Pedro Sánchez, que -siempre siguiendo su relato- posteriormente se plasmaría en la fotografía de ambos en un acto del PSOE. España era uno de los candidatos a ejecutar el trazado mexicano, en un megacontrato que ascendería a 15.000 millones de euros.
Nos ubicamos en enero de 2019. La agenda oficial de La Moncloa evidencia el viaje de Pedro Sánchez a México y su reunión con el entonces presidente, Andrés Manuel López Obrador. Más allá de una visita institucional, el trasfondo empresarial es clave para entender el encuentro entre ambos dirigentes.
México planeaba poner en marcha un proyecto ferroviario tan ambicioso como complejo. El objetivo era conectar en tren las regiones que integran el sureste del país. Desde hacía años se habían planteado diversas iniciativas en este sentido, que no fraguaron por diferencias políticas y económicas.
Una de las últimas decisiones de Enrique Peña Nieto como presidente de México fue dar el impulso definitivo al plan ferroviario, que se conocería popularmente como el Tren Maya y que recorrería los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Inmediatamente después, Andrés Manuel López Obrador, ganador en las elecciones presidenciales, tomó las riendas del país. Uno de sus principales proyectos era ejecutar el ambicioso plan de infraestructuras.
El trazado estaba marcado, pero faltaba encontrar un constructor de garantías para que lo pudiera ejecutar. Es aquí donde entran en juego España y la visita de Pedro Sánchez a México, donde se plasmó su encuentro con López Obrador. El presidente español se apresuró a destacar las estrechas relaciones entre las dos naciones y a sugerir un acercamiento entre ambas a varios niveles, incluido el comercial.
Pedro Sánchez abrió el camino para que a los pocos días llegase el entonces ministro de Transportes, José Luis Ábalos, quien destacó el “interés” de España en participar en “algunos proyectos estratégicos” del Gobierno de López Obrador. Todos los focos estaban puestos en el Tren Maya, con el consecuente beneficio que supondría para empresas españolas, tanto del sector público como del privado.
El presupuesto del proyecto
Inicialmente se proyectó una partida presupuestaria que rondaba los 7.500 millones de euros. No obstante, algunos sobrecostes y la incorporación de nuevas partidas relacionadas con el mantenimiento y asesoramiento elevarían los fondos hasta los 321.000 millones de pesos; al cambio, unos 15.000 millones de euros.
La declaración de Víctor de Aldama irrumpe de pleno en la cronología de estos hechos. Según apunta ante la Audiencia Nacional el intermediario -que está en prisión preventiva por un presunto escándalo relacionado con los hidrocarburos-, entró en contacto con el Gobierno de Pedro Sánchez a partir del proyecto del Tren Maya, con el suculento contrato en juego.
Aldama afirma que conocía, a través de algunas empresas, que México iba a poner en marcha el trazado ferroviario. Y que también efectuó algunas gestiones en favor de los intereses de España al margen del Ministerio de Asuntos Exteriores, debido a la desconfianza -atendiendo a su relato- que la titular del departamento, Arancha González Laya, suscitaba en ciertas esferas de Moncloa.
El intermediario, protagonista en algunos de los escándalos judiciales que acorralan al Gobierno, apunta que, a partir de aquí, fraguó su relación personal con Pedro Sánchez. Y que el presidente le habría invitado a participar en el acto del PSOE donde ambos se hicieron una fotografía. No sólo eso, también alega que Sánchez le agradeció todas sus gestiones con el Tren Maya: “Gracias por lo que estás haciendo. Me tienen informado”, le habría dicho Sánchez, siempre siguiendo su relato ante la Audiencia Nacional.
Así, el empresario, que comparecía a petición propia, asegura que el presidente del Ejecutivo quería conocerle y que fueron José Luis Ábalos y su asesor, Koldo García, los que le trasladaron que fuera a dicho acto que tuvo lugar en febrero de 2019 para impulsar la campaña de Pepu Hernández. "A mi me hacen ir acto de PSOE porque Sánchez quería conocerme", ha expresado.
México finalmente adjudicó el proyecto a varias empresas, dividiendo el trazado ferroviarios en varios tramos. Las compañías beneficiadas fueron Mota-Engil México SAPI, China Communications Construction Company LTD, Operadora CICSA, FCC Construcción, Construcciones Urales, GAMI Ingeniería e Instalaciones y Grupo ICA.
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