España ha activado los mecanismos necesarios para devolver a Marruecos, tres meses después y de forma colectiva, a cientos de menores que entraron a Ceuta por vías irregulares el pasado 17 de mayo. La gestión corre a cargo del Ministerio del Interior. Fuentes policiales detallan que los preparativos ya se están llevando a cabo y que los primeros traslados se están efectuando desde este mismo viernes
Las mismas fuentes policiales consultadas por Vozpópuli detallan que se ha desplegado un dispositivo en torno a una de las instalaciones que se estaba utilizando para albergar a los cientos de menores marroquíes. La Delegación del Gobierno en Ceuta anunció hace unos días que estaba trabajando para que los niños y adolescentes regresaran a su país natal a la mayor brevedad posible.
Los traslados ya se están llevando a cabo. Las autoridades llevan a los menores a bordo de vehículos hasta la frontera entre Ceuta y Marruecos, para entregarlos al país vecino. El objetivo es que se reúnan con sus familias lo antes posible, tras llevar tres meses al cuidado de las instituciones y organizaciones españolas.
La gestión de los menores es uno de los principales escollos que se ha encontrado el Ministerio del Interior sobre la entrada masiva a Ceuta. Muchos de ellos regresaron por su propio pie a Marruecos tras comprobar que habían pisado suelo español bajo falsas promesas, en muchos casos económicas pero también de otra índole. Como contó este diario, el Gobierno no contabilizó cuántos menores volvieron a su país por iniciativa propia. Hasta el momento no hay estadísticas oficiales sobre el episodio.
Ruptura España-Marruecos
Los cientos de menores que España ha empezado a devolver a Marruecos forman parte de las casi 10.000 entradas que se produjo a mediados del pasado mes de mayo, un episodio que marcó el punto álgido en las tensas relaciones entre Madrid y Rabat. El aterrizaje de Brahim Ghali en España desató una crisis diplomática que, en mayores términos, se sostiene en el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara.
La ruptura diplomática supuso el cese de la ministra de Exteriores, Arancha González Laya. Manuel Albares, su predecesor en el cargo, destacó cuando asumió la cartera las estrechas relaciones que Madrid y Rabat han mantenido en los últimos tiempos y pidió tiempo para solucionar las fricciones bilaterales.
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