Esta pasada semana centenares de periodistas suscribieron un manifiesto en el que protestaban por las dificultades que se están encontrando a la hora de ejercer su legítima labor de control al Gobierno durante la crisis del coronavirus, con un sistema en el que todas las preguntas pasan por el filtro del secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver.
A esta protesta se suma ahora la de los fotoperiodistas, que lamentan que se les restrinja el acceso a hospitales, morgues y residencias. Quieren poder retratar a sanitarios, contagiados o familiares de fallecidos y mostrar, a través de sus fotografías, la tragedia que atraviesa España.
"Lo que sí está claro es que al final hay un intento de control", lamenta a Vozpópuli un prestigioso fotoperiodista freelance que prefiere no dar su nombre. En un momento en el que la información es muy necesaria, cree que esto es un problema para la ciudadanía, que "va a ciegas". "Una mala política de comunicación da espacio a las dudas, a que se especule y a que crezcan los bulos", añade.
Aunque se han podido ver fotografías del interior de una morgue en Barcelona y también de algunos centros sanitarios, este profesional duda de la veracidad de algunas imágenes, que muchas veces son distribuidas por las propias autoridades. "Toda esta ausencia de historias, de rostros, de nombres deshumaniza la tragedia", explica a este diario.
Ocultar la imagen de una sala llena de ataúdes es ocultar la realidad a la gente"
Otro fotoperiodista que trabaja para una agencia de noticias española y que también prefiere mantenerse en el anonimato reivindica que aunque no se deje acceder a todos al menos se haga un 'pool', de manera que esas imágenes se distribuyan después a otros medios. "No sé si es el hecho de querer tener controlada la imagen, que es lo que parece, o es otra cosa, porque llegado un punto ya piensas mal", afirma.
Este profesional lamenta además que aquellos que sí han podido desempeñar su trabajo en lugares como el hospital de campaña instalado en Ifema lo han hecho "muy controlados", con directrices desde donde hacer las fotografías.
En su opinión se está produciendo un "exceso de paternalismo" por parte de las administraciones. "Creo que la sociedad en general no somos niños, no somos adolescentes, y tenemos el derecho y también el deber de conocer la realidad, aunque duela, y ocultar la imagen de una sala llena de ataúdes es ocultar la realidad a la gente", concluye.
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