El Ministerio de Defensa ha ordenado el repliegue del grueso del contingente español en Irak, compuesto por 550 efectivos. La falta de actividad por la creciente inseguridad sanitaria a causa del coronavirus ha determinado la decisión, según ha sabido Vozpópuli y han confirmado fuentes oficiales del Ministerio de Defensa.
La Coalición Internacional contra Daesh de la que forma parte España anunció recientemente un drástico recorte del personal desplegado en el país como medida de protección frente al Covid-19. De acuerdo a las últimas estadísticas, cerca de 200 personas han contraído la enfermedad en Irak y 13 han perdido la vida.
La suspensión de actividades a causa de la pandemia y la inminencia del Ramadán -periodo durante el que también se paralizan los ejercicios de adiestramiento- han llevado a tomar la decisión. Desde el Ministerio de Defensa han llevado a cabo una "actuación de fuerza" para readaptar las capacidades en Irak.
En fechas próximas y de forma escalonada se gestionará el regreso de los militares que desempeñan labores de adiestramiento del Ejército iraquí en su lucha contra Daesh. Una medida que implica a aproximadamente la mitad del contingente que se encuentra en la base de Besmayah y al personal asociado.
El Departamento dirigido por Margarita Robles mantendrá, no obstante, otras capacidades desplegadas en Irak; entre ellas, la fuerza aérea compuesta por tres helicópteros Chinook y tres helicópteros Cougar que se desempeñan para la Coalición Internacional desde la base de Camp Taji, cerca de Bagdad.
Incidentes recientes
A esta situación hay que sumar los incidentes graves que el Ejército español ha sufrido en fechas recientes, aunque desde Defensa apuntan que la decisión se basa estrictamente en argumentos sanitarios y de falta de actividad. En la última semana, fuerzas rebeldes han atacado dos veces con cohetes la base iraquí de Camp Taji, en las inmediaciones de Bagdad, donde permanecen 80 militares españoles junto a tres helicópteros Chinook y tres helicópteros Cougar. Poco después atacaron la base de Besmayah, donde se concentra el grueso del contingente español.
Esta escalada de tensión no es nueva. El pasado mes de enero, las tropas españolas decretaron el máximo nivel de alerta después de que los roces entre Estados Unidos e Irán sacudiesen la frágil estabilidad de toda la región. Los episodios más destacados fueron el asalto de la embajada en Bagdad y el consiguiente asesinato del general iraní Qasem Soleimani.
Entonces se especuló con la posibilidad de cerrar la misión española e incluso se llegó a evacuar a un pequeño grupo de militares desde Bagdad a Kuwait. Margarita Robles dio la orden de suspender de forma temporal la principal misión del Ejército en Irak, basada en la instrucción de las tropas locales en su lucha contra el terrorismo. La ausencia de actividad y las complicaciones en materia de seguridad han determinado la decisión del repliegue definitivo de los militares.
Una misión de 5 años
El Ejército español forma parte de la Coalición Internacional contra el Daesh desde el 22 de enero de 2015, hace cinco años. En esa fecha se desplegaron a los primeros 30 efectivos del Mando de Operaciones Especiales (MOE), cuya labor era adiestrar al ejército oficial iraquí. En esas fechas, el país atravesaba una grave crisis y el Estado Islámico dominaba buena parte de la región.
Por número de efectivos, el riesgo del despliegue y el compromiso con las organizaciones internacionales aliadas hacían de la misión en Irak una de las más exigentes en las que ha participado España en los últimos tiempos.
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