El pasado miércoles 20 de noviembre saltaba la noticia. Desde Tailandia se daba a conocer el fallo del Tribunal Supremo del país por el que se mantenía la condena de pena de muerte impuesta a Artur Segarra, un ciudadano español acusado de asesinato premeditado, ocultar el cadáver, detención ilegal y robo a otro compatriota, David Bernat.
Segarra enfila así sus últimos días camino de la inyección letal, el método utilizado en el país asiático en estos casos. Sin embargo, aún le queda la opción de solicitar a la Casa Real de Tailandia un perdón real para conmutar la pena capital por la cadena perpetua.
El caso de Segarra no es el único en el que un español se enfrenta a la pena de muerte en el mundo. El caso más mediático es el de Pablo Ibar, hijo de un español, quien fuera condenado a la pena máxima tras pasar 16 años de su vida en el corredor de la muerte. Las pruebas contra Ibar nunca fueron claras, y tras una repetición del juicio la Justicia de Florida le condeno a cadena perpetua. Como Segarra, Ibar todavía tiene una última oportunidad para librarse de esta condena.
El Ministerio de Asuntos Exteriores calculaba a finales de mayo de este año que 996 españoles se encontraban presos en todo el mundo, la mayoría por casos de narcotráfico
Según expicó el abogado de Ibar a Vozpópuli, la Justicia no puede volver a condenarlo a pena de muerte, por lo que junto con Segarra en la actualidad sólo hay otro español en esta situación. Se trata de Ahmed el Saadany Ghaly, de nacionalidad española, y que se encuentra condenada a pagar con su vida en Egipto, país donde reside junto a su familia, por haber asesinado a su cuñado el 13 de diciembre de 2016.
Víctor Eduardo Parada, un ciudadano con doble nacionalidad española y colombiana, fue condenado a la pena capital en Tailandia por transportar 450 gramos de cocaína. Parada, que viviói de joven en España, es el que hasta el momento ha salido mejor parado. La horca le esperaba, pero el pasado 24 de julio consiguió la libertad y volvió a Colombia. Lo consideró "un milagro".
Españoles en las cárceles del mundo
La pena de muerte es el castigo más severo al que se puede enfrentar una persona. A parte de estos cuatro casos, el Ministerio de Asuntos Exteriores calculaba a finales de mayo de este año que 996 españoles se encontraban presos en todo el mundo, la mayoría por casos de narcotráfico.
La Fundación +34, que se encarga de dar soporte a estos ciudadanos y a sus familias, rebaja la cifra hasta 961 en su página web. El documento de Exteriores desglosa por países y causas el número de reos. Francia es el primer país con españoles en sus cárceles con 209 individuos, seguido de Marruecos con 93, Alemania con 84 y Perú con 69. En este último caso, las penas relacionadas con drogas se eleva hasta el 95%.
España proporciona ayudas de hasta 200 euros por preso cuando la familia no pueda hacerse cargo. Sin embargo, en el caso de que se necesite medicación, el Estado lo añade a esa cuantía, informa Europa Press. En algunos países, el uso de medicamentos se convierte en necesidad. En Marruecos, "un buen número de los internos españoles padece depresiones, úlcera, reuma o artritis". En 2017, el Ministerio que dirigía por entonces José Manuel García-Margallo destinó 3.152 euros a medicamentos y algo más de 21.000 euros a ayudas directas en general.
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