Las personas nacidas en el extranjero son los principales artífices de que las cifras de población rocen por primera vez los 49 millones de habitantes en España. De los 9 millones de inmigrantes que hay en nuestro país, el 27% ya se han hecho con un DNI, por lo que 2,5 millones ya cuentan como españoles a efectos estadísticos.
Los datos pertenecen al Instituto Nacional de Estadística (INE), que esta semana ha hecho público el número de residentes que hay en España, un registro que ha aumentado en el segundo trimestre del año en 67.367 personas, por lo que se alcanza un nuevo máximo de la serie histórica hasta llegar a los 48.797.875 habitantes.
En este periodo, por su parte, el número de nacidos en España ha bajado en 21.680 habitantes (un 0,05 %, hasta los 39.761.459) mientras que el número de habitantes nacidos en el extranjero —esta estadística incluye también a los nacionalizados— ha aumentado en 89.047 personas (un 1 %, hasta superar los 9.036.416).
Un fenómeno, el de la inmigración que para el experto en demografía Alejandro Macarrón Larumbe, profesor de la Universidad San Pablo-CEU, es "perfecto" siempre y cuando "haya necesidad" de mano de obra, ya que se juntan "la necesidad de población nueva para trabajar con la llegada de población nueva que quiere trabajar", si bien es "un disparate" en las circunstancias actuales, en las que el paro ha registrado el peor julio de la serie histórica.
Cuando se dan todas las circunstancias y el extranjero "se integra bien culturalmente" es "perfecta", según el experto. "Si no, puede dar lugar a problemas graves o gravísimos, como estamos observando estos días en Francia y Reino Unido", apunta.
"Es una barbaridad que se esté fomentando la llegada masiva de personas desde el extranjero", opina Alejandro Macarrón. "España no necesita esta ola de inmigración en masa", explica el experto, que además subraya las problemáticas añadidas de la nacionalización: "Se está dotando a millones de personas de derechos incondicionales de por vida y muchos de ellos no tienen afecto por la sociedad española y europea. Otra cosa bien distinta es darles derechos civiles y económicos, etc."
El extranjero tiene fácil conseguir un DNI
Solo 6.632.064 del total de los 9.036.416 inmigrantes que hay dentro de nuestras fronteras, lo hacen en condición de extranjeros, y es que en España es relativamente sencillo conseguir la nacionalidad. Desde Primo de Rivera, los inmigrantes de origen hispano —filipinos, sefardíes y guineanos, incluidos— pueden sacarse el DNI a los dos años de vivir legalmente en España.
Además, los niños que nacen en España de dos padres extranjeros, pueden pasar a ser españoles al año de vivir en el país. En los demás casos, como expone Macarrón, tienen que pasar 10 años residiendo legalmente en el país, "lo cual es sencillo en comparación con los requisitos que se exigían históricamente para este trámite".
"¿Qué pasa si hubiese una guerra?", se pregunta el profesor Alejandro Macarrón, que también dirige la Fundación Renacimiento Demográfico: "A mí, personalmente, me parece que la nacionalidad se está dando con demasiada facilidad", asegura. "El Estado está convirtiendo en españoles a mucha gente que tiene mayor sentimiento por su patria de origen que por la que les está regalando su nueva nacionalidad y eso lo vemos en algo tan trivial como los partidos de fútbol, donde a veces se sienten más representados por el equipo al que se enfrenta España", destaca el sociólogo.
Del extranjero para España…
Las cifras del INE demuestran un fenómeno migratorio que, según Macarrón, no tiene precedentes en los países modernos. Los nacidos fuera de España representan en estos momentos el 18,5% de la población nacional, una cifra que no deja de aumentar. De las personas que han llegado a España durante el periodo abril-junio, 36.900 procedían de Colombia, 25.100 de Marruecos y 21.400 de Venezuela. Los siguen, en orden descendente, los peruanos (15.200) italianos (10.300) y argentinos (8.300).
La inmigración y el Estado de bienestar moderno son incompatibles, según el reconocido economista Milton Friedman —uno de los referentes del liberalismo—, una teoría a la que se suma Macarrón: "Los inmigrantes y los españoles que no trabajan les cuesta dinero al Estado del bienestar. Ambos tienen derecho a subsidios y eso creo que es muy negativo porque crea un incentivo aunque haya unas tasas de paro enormes".
"Hacia el año 2013, en el peor momento de la crisis, se quedó en paro el 60% de la inmigración africana, que era mayoritariamente marroquí", explica el profesor de la Universidad San Pablo-CEU. "En los siguientes tres años, no se fue de España ni el 1% de ellos, y eso no se puede criticar. Hicieron muy bien en aprovechar los subsidios. El problema es del político español que se los da y de los medios intelectuales que apoyan eso", subraya.
Un dilema, el del Estado del bienestar que admite una población inmigrante mayor de la que puede absorber, que genera problemas éticos. Sin embargo, Macarrón insiste de forma coherente: "No podemos subvencionar a toda la población mundial pobre, sobre todo cuando en España ya tenemos pobres propios", una idea que hace extensiva a los inmigrantes que llevan tiempo trabajando en el país: "El extranjero que lleva años aquí y ha contribuido es el más perjudicado por la inmigración masiva porque son con los que compiten laboralmente", asegura el profesor.
Como sociólogo, Alejandro Macarrón hace una explicación muy sencilla sobre la condición humana: "Por suerte o por desgracia, tenemos una parte pacífica y otra que no lo es, y cuando se mezclan religiones muy distintas, como el islam y el cristianismo, no casan bien, salvo en mitos de momentos históricos muy concretos como el de las tres culturas. Podemos poner el ejemplo de los irlandeses en Boston en el siglo XIX, donde crearon múltiples problemas, pero como eran culturas parecidas, cristianos europeos todos, al final se acabaron integrando".
… y de España al extranjero
Sin embargo, España no solo gana inmigrantes, también pierde emigrantes que salen del país. En el citado trimestre 11.100 españoles se han marchado a otras latitudes según el INE. Por su parte, también han abandonado el territorio nacional 11.000 marroquíes, 8.700 colombianos, 7.800 rumanos, 5.600 ucranianos, 4.000 venezolanos, 3.500 peruanos, 3.500 británicos, 2.700 italianos y 2.600 chinos.
"Emigrar siempre ha sido una actividad de riesgo —casi siempre indeseada— y se hace cuando uno cree que va a estar mucho mejor en el otro lado", asegura el experto de la San Pablo-CEU. Es muy habitual recordar que los españoles fuimos emigrantes en otra época, en países como Alemania, donde Alejandro Macarrón subraya que "nos integramos bien", ya que "prácticamente ninguno estuvo en la cárcel, no hubo delincuencia de españoles y fue una inmigración beneficiosa para el país que acogió".
"En Estados Unidos", agrega el experto en demografía, "existió lo que se llamó el 'melting pot', que fue una inmigración bien integrada con la cultura del país, aunque conservando tradiciones y valores del país de origen, y que resultó ser una inmigración perfecta".
El futuro de la población española
La inmigración que ha recibido España no va a tener cambios significativos en la tendencia hacia el envejecimiento que se vive en un país occidental y acomodado como el nuestro, si bien conseguirá posponer algunos años ese fenómeno, según apunta Alejandro Macarrón: "Ellos también acabarán envejeciendo y eso significa, igualmente, acabaremos teniendo aún más pensionistas":
"En el futuro, la población española se va a intensificar lo que está pasando: va a envejecer, con cada vez menos hijos de españoles y más de extranjeros; y cada vez seremos más musulmanes, porque el 10% de los niños son de padres de esta religión", asegura el profesor universitario.
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