Una cadena mortal de diez explosiones provocó una masacre sin precedentes en la historia de nuestro país. Ocurrió en una mañana cualquiera de un día cualquiera. Las sirenas de emergencias, el incesante sonido de los teléfonos de las víctimas, a las que llamaban los familiares para saber si se encontraba bien, y un ir y venir de personas buscando auxilio marcaron el trágico día del 11 de marzo en Madrid. La eficaz y rápida intervención de los servicios de emergencias (Samur-Protección Civil, Policía Nacional, Bomberos Ayuntamiento de Madrid, Policía Municipal de Madrid) y la solidaridad ciudadana contribuyeron a paliar los efectos de una matanza que tiñó de luto y de dolor la capital.
En Vozpópuli hemos entrevistado a un bombero del Ayuntamiento de Madrid que estuvo en los atentados del 11-M. Felipe de Santos, ahora ya jubilado, es uno de los tantos bomberos que intervinieron en el trágico atentado, que cumple ya 20 años. Cuenta cómo se vivieron esas horas de angustia y miedo, y asegura que en sus 35 años en activo, el 11 de marzo es la situación más dura que recuerda. "La imagen de Entrevías en las vías del tren, con los cadáveres metidos en bolsas con etiquetas identificativas en los pies, y luego la montaña de objetos con los móviles sin parar de sonar, son imágenes que se quedan grabadas. Ya no son tan definidas como antes, pero siguen ahí", recuerda Felipe.
Una tragedia que se cobró 192 muertes y 1.856 heridos tras las explosiones. Unas explosiones, diez en total, que se produjeron en varias estaciones de cercanías de Madrid: Atocha, El Pozo, Santa Eugenia y en la Calle Téllez.
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