La escena de despacho entre Esperanza Aguirre e Ignacio González alcanzó cotas de gran enfrentamiento hasta el punto de que la líder del PP de Madrid llegó a espetar a su sucesor "¿quién eres para hablarme así?", según han indicado a Vozpópuli fuentes populares. Ellos niegan que hayan entrado en colisión, pero cada vez es más evidente el disgusto con que el presidente de la Comunidad de Madrid encaja las críticas de su todavía jefa de filas a la planta séptima de Génova. Es tan evidente que, de hecho, ambos han tenido que admitir discrepancias, intentando rebajar el tono de la conversación que mantuvieron tras la última Junta directiva regional, que fue perfectamente audible para muchos de los que se encontraban en la planta primera de Génova, donde se ubica la sede del PP de Madrid y que adelantó Vozpópuli la semana pasada aunque no pudo confirmar en fuentes próximas a ambos.
Interrogada este martes Aguirre sobre las relaciones con el que ha sido durante años su mano derecha, indicó que "a veces discrepamos, pero estamos de acuerdo en los principios y valores que defendemos". Y entre los principios y valores que defienden, agregó, está su voluntad de "servir a España y eso es lo importante". Pero la expresidenta de la Comunidad de Madrid, lejos de dar marcha atrás a sus duras críticas del pasado martes y a la acusación de "deslealtad" que formularon en privado no pocos dirigentes de su partido, defendió ser "completamente leal" porque la lealtad "es decir la verdad", aunque no quiso añadir ningún otro juicio de valor tras lo declarado el lunes por el extesorero Luis Bárcenas.
Aguirre, convencida de que sus críticas son compartidas por "toda la militancia" popular, respecto a que su partido tiene que tomar la iniciativa para actuar en caso de que haya existido financiación irregular, fue replicada por la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, que admitió tener diferencias "de matiz" con la dirigente madrileña. "Todos en el PP, incluida Aguirre, estamos de acuerdo en lo esencial" y "no vamos a poner por delante la credibilidad de la secretaria general y del presidente Rajoy a la de un presunto delincuente", declaró ayer según informa Efe, a sabiendas que si hay algo que se le ha reprochado a Aguirre es que supuestamente diera más credibilidad a Bárcenas que a los máximos dirigentes de su partido.
Tras afirmar que no va a confiar "en la palabra de un señor que además de ser un presunto delincuente" "ha utilizado sus años de permanencia en el partido para enriquecerse de una manera obscena" porque debería explicar "de dónde ha sacado esos 50 millones que tiene en Suiza", agregó que "una cosa es entregar documentación y otra muy diferente es entregar un papel garabateado por él".
Bárcenas "intenta vengarse" de Cospedal involucrándola "en sus fechorías por su expresada animadversión" a su personas dado que fue la dirigente "que decidió expulsarle del PP"
De fondo está la figura de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, auténtica obsesión para Bárcenas, que el pasado lunes rechazó de forma tajante tanto haber recibido sobresueldos en negro de manos de Bárcenas como que mediara para la obtención de una comisión millonaria a una empresa de Villar Mir a cambio de la concesión de la recogida de basuras del ayuntamiento de Toledo. Fuentes de su entorno no dudaron en calificar todo de un "montaje" que se cae por su propio peso "tras las enormes contradicciones que tiene la historia", entre ellas, que el reparto de esa supuesta comisión --dos pagos de 100.000 euros, uno de febrero de 2007 y otro por la misma cantidad de marzo de 2007-- se produjo antes de que se negociara dicha cantidad con Villar Mir con quien hubo una supuesta reunión en mayo para pactar la entrega del dinero, según relató Bárcenas. El secretario general del PP regional, Vicente Tirado, que siempre según la versión del extesorero participó de ese encuentro, negó haber mantenido ningún contacto con Villar Mir ni por ese ni por otro motivo.
En definitiva, todo demuestra, dicen en el entorno de Cospedal, que Bárcenas "intenta vengarse" de ella por todos los medios involucrándola "en sus fechorías por su expresada animadversión" a su persona dado que fue la dirigente "que decidió expulsarle del PP".
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